Viajar por carretera de Cannes a Bolonia a bordo de un Gallardo es sin duda una experiencia única. Hannah Elliott nos relata su experiencia conduciendo una bestia de 540 hp.   Texto y fotos: Hannah Elliott   Hay algunos peligros en la conducción de autos exóticos que no tienen nada que ver con un choque, pero sí en la forma de construir una marca. La semana pasada en la parte trasera del Carlton en Cannes yo estaba jugando con otros dos debajo del tablero de un Lamborghini Gallardo LP 560-4 Spyder. Acabábamos de terminar el almuerzo y estábamos a punto de separarnos —ellos hacia la playa y yo hacia Bolonia, Italia, para pasar un día en la matriz de la empresa— y estábamos decididos a meter mi maleta gigante en el maletero delantero. La palanca estaba escondida—todo lo mejor se concentra en la conducción—, un alma emprendedora finalmente la encontró después de haber pulsado todos los botones del tablero de mando y la llave. Cargamos el equipaje, hicimos rugir el motor, dimos un breve paseo frente a los clubes de playa vacíos (imaginen un clima de 15 grados y nublado) y camiones del festival llenos de restos de alfombra roja. Fue esa vuelta la que me marcó. Durante un abrazo de despedida a mis acompañantes retrocedí directamente hacia el tubo de escape plata del Gallardo, que seguía ardiendo luego del paseo. Casi pude escuchar mi piel asándose contra el metal hasta dejarme una media luna color rosa brillante. Estoy escribiendo esto ahora como un registro de lo ocurrido en caso de que marca quede permanentemente en mi pierna. Si voy a tener una nueva cicatriz ésta fue una buena manera de conseguirla. Pero estoy divagando. El verdadero propósito de este texto es decirles que cualquiera puede conducir un Lamborghini a través de Europa, y quiero decir cualquiera, Los 560 caballos de fuerza del Gallardo se comportan muy bien en la transmisión automática, aunque las palancas de cambios añaden un sentido más profundo de conducción mientras aceleras sobre las lánguidas curvas de la costa italiana. Este Gallardo Spyder llegó en un tono que la Rana René reconocería en el espejo. No era particularmente mi estilo, pero recibió ovaciones de admiración en el tráfico que abandona Cannes (la hora pico italiana, ¿te imaginas? Evítala si puedes). Lo que me recuerda: no te molestes por el aluvión de claxonazos o de luces altas que buscan llamar tu atención y que te esperan una vez que estés en la carretera. Al principio pensé que había dejado el tanque de gasolina abierto o había cometido algún tipo de infracción o roto las reglas de etiqueta vial, pero pronto me di cuenta de que se trataba de gestos de aprobación. Para los italianos, un Lamborghini es un tesoro nacional. “Una bella macchina“, fue el saludo solemne y orgulloso que escuché tantas veces como me detuve. En el camino a Bolonia hice un promedio de unos 170 kilómetros por hora, una velocidad mitigada sólo por la oscuridad (llegué alrededor de la medianoche) y un poco de lluvia a lo largo del camino. El trayecto dura poco más de seis horas si se hacen algunas paradas para tomar fotografías y cargar combustible. Si aspiras a conducir a la fábrica y museo de Lamborghini —el viaje vale más que la pena— éstas son mis sugerencias. 1. Viaja con poco equipaje y trae a un invitado bien entrenado. Por bien entrenado me refiero a alguien que entienda el espacio reducido de la cajuela del Gallardo (del tamaño de un mini-nevera). Usa bolsas de lona suaves que puedan ser apiladas una encima de la otra y luego enlatadas durante el viaje. 2. Lleva un cargador de teléfono para que puedas utilizar el sistema de mapas en el iPhone. El Gallardo tiene una conexión para iPhone en la guantera, pero el cable no es lo suficientemente largo para llegar al conductor, así que trae una extensión con adaptador para el encendedor. Preferí usar el sistema de navegación de mi teléfono porque el sistema del automóvil estaba en francés y no quise tomarme el tiempo para entender el cambio a inglés. Tengo que reconocer que también quería escuchar la radio en lugar de una voz MapQuest. Si tu francés es bueno probablemente puedas improvisar, pero ¿por qué correr el riesgo? Usa el cargador. 3. Trae un montón de monedas, no billetes. En total, gasté unos 20 euros en casetas a lo largo del recorrido, y un billete de 20 euros no te llevará a ninguna parte en la A7. Las casetas de peaje aceptan monedas de 1 y 2 euros exclusivamente, por lo que es útil tener listas un montón de ellas. Algunas casetas de peaje tienen personal, pero otras no, y no podrás cambiar un billete por monedas en una estación de gasolina a altas horas de la noche (cierran al atardecer). 4. Mientras estamos en el tema, empieza con un tanque lleno. El Gallardo Spyder rinde 32 kilómetros por galón en carretera (21 en ciudad), lo cual no te lleva muy lejos en una recorrido de 500 kilómetros. Salí de Cannes con medio tanque, lo que significó que para las dos primeras horas de ya me pregutaba si debía o no llenarlo de nuevo antes de alejarme de todo. Como dije, aunque algunas estaciones a lo largo de la carretera principal en Italia estaban abiertas hasta tarde, las zonas rurales a las afueras de Francia y a la entrada de la región de Módena no tienen opciones para recargar combustible, lo que debes esperar hacer al menos una vez durante el viaje. Resulta de gran ayuda notar de qué lado del auto está la entrada del tanque antes de la (inevitable) visita a la gasolinera. 5. Ten en cuenta los kilómetros por hora. Sí, poder mantener el mismo ritmo que el tráfico mientras conduces, pero limitarte así sería una pena cuando estás en un Lamborghini. 6. Aprende cómo funciona el techo. A diferencia del nuevo Aventador, que tiene una cubierta formada por paneles de fibra de carbono extraíbles, este Lamborghini tiene un toldo mecánico de tela que se eleva en unos 20 segundos mientras el coche esté detenido. Lo puse en el tráfico sin ningún problema en el momento que la lluvia amenazó. A pesar de que la configuración del Aventador lo convierte en un coche más ligero, más ágil, me alegré de estar sentada, pulsar un botón y tener un techo sobre mi cabeza en el Gallardo. 7. Prepárate a caminar a tu hotel. Algunos de los mejores hoteles en Bolonia son accesibles sólo a pie. Me alojé en el Art Hotel Commercianti, en el centro de la ciudad, que se encuentra en un edificio del siglo 17 ubicado en una parte de la ciudad cerrada al tráfico de vehículos. Había un pequeño garaje para los huéspedes, pero si llegas tarde puedes verte obligado a estacionarte en la calle y caminar cinco minutos más o menos a su habitación. No es un gran problema. 8. Sonríe y asiente. Esto funciona en la gran mayoría de las situaciones durante el viaje a través de nuevas áreas. En el camino hacia Bolonia me detuve en un par de ocasiones para disfrutar del café y los dulces italianos, y por supuesto un convertible casi incandescente atrae mucha atención en asentamientos rurales. La sensación de ser observado en silencio por un puñado de hombres italianos que llenan sus peugeots a las 10 pm de un lunes podría hacer que cualquiera se sienta incómodo, pero te sugiero sonreír y ser amable. Actúa de forma natural cuando tomen una foto del auto. Haz un gesto para preguntar si les gusta el color. Revoluciona el motor mientras te despides. Todos lo van a disfrutar. do a ll ar      

 

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