Estamos a unos días de celebrar el Día Internacional de la Mujer, y tener el Paro de Mujeres #UnDíaSinNosotras en México, y debo confesar que estoy preocupada, ocupada y sorprendida. Resulta irónico estar contrariada frente a un movimiento que se ha escalado como pocos, y que en principio defendía lo que personalmente creo de raíz: la dignidad de la persona. Ante un aumento de la violencia en el país, en contra de las mujeres y niñas, políticas públicas poco eficaces, y la muy poca empatía del Gobierno Federal ante la situación, es muy importante hacer un alto y demostrar el valor intrínseco de la mujer en la vida de cualquier sociedad. Parece una buena oportunidad para visualizar, comprender y dimensionar, la influencia que como género tenemos, tanto social como económicamente. También revalorar los espacios que a lo largo de las generaciones se han ganado pese a las circunstancias. Más importante para mí, resulta demostrar la relevancia que tiene la colaboración en la vida diaria con el género opuesto y entre géneros. Estos “silencios profundos”, estos “espacios vacíos”, en el largo plazo tienen mayor trascendencia. De alguna forma “materializan” la ausencia ante una muerte o desaparición. Soy de la idea que en la PROTESTA se lleva la responsabilidad de la PROPUESTA, en forma y en fondo, para evitar quedar en anécdota, y en este país, además en estadística. Pocas cosas tangibles, concretas y alcanzables que alimenten el movimiento con esperanza para permanecer en la lucha con un rumbo claro. Lastimosamente hace unos días se dio a conocer el pliego petitorio de estas agrupaciones feministas. De una lucha general, real y tangible, brincaron a una extrema radical irracional, que deja fuera a quienes leemos más allá del título.

Por falta de herramientas emocionales educamos, sin darnos cuenta a nuestro agresor.

Nos necesitamos dar cuenta que, como mujeres hemos normalizado un machismo profundamente arraigado en nuestra sociedad; a veces sutil, a veces descarado. Al igual que de forma inocente e inconsciente, pareciera que, ese machismo es alimentado por una mayoría de madres que educamos hoy a niños como los machos del mañana. Entiendo que, si educamos así, es porque es la única forma que conocemos y entendemos para hacerlo, al igual que por la carencia de herramientas emocionales para hacerlo de forma distinta. Si nos cachamos educando “machitos”, hagamos algo, para que estos niños aprendan a respetar a las mujeres y nos vean como pares. Si educamos machos, y los hombres son aún mayoría, real y efectiva en el Congreso, ¿cómo pretendemos tener políticas públicas efectivas que atiendan la vulnerabilidad de la mujer? Ningún Paro logrará nada, sin que nosotras demos la batalla más importante en casa, y temo confirmar que tomará varios años y un par de generaciones un cambio palpable. La vida pública y social son reflejo de una realidad social familiar. En esa misma línea entonces, ¿cómo nos atrevemos a exigir mejores condiciones para las mujeres, si de origen nosotros educamos en nuestra contra? ¿Cómo exigimos un alto a la violencia en contra de mujeres y niñas, y quienes organizan el Paro, buscan la legalización del aborto?

Es una lucha POR las mujeres, en vez de en contra de los hombres. Es una lucha por la equidad y dignidad de las mujeres y niñas.

Entiendo que de forma muy personal, nuestra postura ante la lucha, en forma y fondo, está fuertemente influida por la experiencia propia, la educación que recibimos en casa y el ejemplo de hombres a nuestro alrededor. ¿Aprendimos a valorarnos y a asumirnos como pares? ¿O aprendimos la sumisión absoluta? Démonos cuenta que, uno de los grandes enemigo de las mujeres, y sobre el que tenemos control inmediato, somos nosotras mismas. Como género nos falta mucho camino por andar, por luchar, y por lograr. Recordemos que uno de los grandes talones de Aquiles en el ámbito empresarial, es la escasez de mujeres exitosas como referencia cercana. Tener mujeres exitosas, abre espacios a otras mujeres talentosas, que en su ejemplo se inspiran y normalizan estar a la cabeza. Como género, tenemos la oportunidad de influir drásticamente en las siguientes generaciones, tanto educando mujeres fuertes, como hombres que vean en la mujer un par. Como mujeres, necesitamos darnos cuenta de que la lucha es POR las mujeres, y principalmente por aquellas en las siguientes generaciones, en vez de en contra de los hombres. Sin duda alguna, es injusto que se nos pague menos a las mujeres, por mismos trabajos, o que el trabajo de casa pase prácticamente inadvertido y recaiga principalmente en la mujer. Así como el que en algunas empresas se promueva tendenciosamente a hombres, por el simple hecho de ser hombre. Al ver la situación con lupa, resulta ser que, en las empresas, las mujeres también tenemos que ponernos las pilas. Me ha tocado ver de forma consistente, a una mayoría de mujeres que “se les complica hacer un plan de carrera” y quieren ser promovidas por ser mujeres, o por cuota, en vez de por talento. Como mujeres, actualmente cuesta más trabajo demostrar que se tiene capacidad y talento, y hay muchos hombres que se sienten inseguros frente a una mujer capaz. Sin embargo, del lado de las mujeres, es aún peor. Resulta que, frente al éxito de una mujer, aparecen también mujeres profundamente envidiosas y se convierten en el peor enemigo de la propia mujer. ¿Irónico? ¡ESPERA! Promovemos un Paro, y quitamos a las niñas, a la generación del mañana, un día de educación. ¿Se nos olvidó acaso que hace años hubo mujeres que lucharon por los espacios que hoy como adultas, negamos inocentemente a las niñas? ¿Se nos olvidó que la educación es el factor número uno para realizar cualquier cambio social? ¿Se nos olvidó que es la falta de educación la que nos tiene metidos en este lío? Finalmente, a esta suma de colectivos a favor del Paro le critico la doble moral, sobre defender los supuestos derechos de la mujer, por encima de la vida de niñ@s sin nacer, y la forma en cómo se ha buscado mantener el tema más bien de bajo perfil. Critico la forma en que se han sumado convenientemente muchas mujeres, porque está cool, por el puente, porque está bien visto socialmente. Critico la falta de entendimiento por parte de las mismas mujeres sobre lo que realmente se busca con el movimiento, y también en ese sentido, irónicamente pretender en algunos casos, dejar organizado el día en las oficinas a los hombres, las rondas en las escuelas, la comida hecha en casa. Critico la falta de congruencia y la manipulación, de quienes organizan, y también entiendo que siempre habrá quien nade de muertito, o busque sacar raja. Esta lucha, es una tan personal que resulta casi imposible de explicar lo que uno piensa y siente. Creo en el Paro como forma efectiva y segura de manifestación colectiva. Estoy a favor de la vida, y en contra de la violencia; promuevo la cultura de equidad y el fortalecimiento de liderazgos femeninos. Y en el fondo…sí, me gusta competir y ganar, y me convierto en pavorreal al saber que, en ocasiones gano, pese a los obstáculos adicionales. #GirlPower ¿Queremos un cambio? Hagámoslo suceder de forma inteligente sin necesidad de exponer a ni una más  Se necesita una lucha inteligente por las mujeres de las siguientes generaciones.     Contacto:
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