Una de las consecuencias inesperadas de la crisis en Ucrania podría ser el aumento de las presiones inflacionarias relacionadas con los alimentos, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes.     Las tensiones entre Rusia y Ucrania se han intensificado en las últimas semanas. Los últimos acontecimientos han sido congruentes, una evaluación prudente que supone que Rusia continuará socavando la legitimidad del actual gobierno ucraniano y las próximas elecciones presidenciales del 25 de mayo, con el fin último de configurar un resultado constitucional y electoral favorable para Rusia. Para ello, se cree, Rusia ha estado enviando agentes y fuerzas especiales al este de Ucrania, a fin de apoyar a los grupos separatistas pro-rusos de la región. Según indica el Ministerio del Interior de Ucrania, las fuerzas pro-rusas han ocupado más de 30 edificios de la administración en las ciudades de Donetsk y Luhansk. El número de víctimas fatales que causa el conflicto va en aumento, a medida que las milicias ucranianas intentan recobrar el control de la región. El lunes pasado, los enfrentamientos cobraron la vida de cuatro soldados ucranianos y más de 30 manifestantes, y docenas de personas resultaron heridas. Tomando en cuenta que Rusia parece estar logrando sus objetivos, la lógica política sugeriría que no tiene grandes incentivos para intensificar las maniobras militares. En ese contexto, creemos que las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Rusia posiblemente sigan siendo moderadas. Sin embargo, la situación sigue siendo inestable, y Occidente posiblemente deba recurrir a sanciones más severas en el futuro. Esto podría suceder si Rusia interviene de alguna forma durante las elecciones del 25 de mayo, lo que convierte esta fecha en el próximo hito en el conflicto. Si bien se ha hablado mucho sobre la crisis y el posible riesgo para las exportaciones rusas de energía a Europa Occidental a través de una red de ductos que atraviesa Ucrania, una de las consecuencias no previstas radica en el encarecimiento de los granos. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Ucrania es el segundo exportador del mundo de cereales secundarios, un grupo importante de materias primas que incluyen maíz, cebada, sorgo, avena y centeno. El país representa cerca del 15% de las exportaciones mundiales de cereales secundarios en general, y es el tercer exportador más grande de maíz, con una participación del 16,3%. Asimismo, Ucrania ocupa el sexto lugar como exportador de trigo, otra categoría importante dentro de los granos, en que tiene una cuota del 6%, por delante de países como Argentina e India. En lo que va del año, los precios de los futuros de trigo, soya y maíz han aumentado entre un 15% y un 20%. Esto se ha debido, en parte, a las condiciones climatológicas secas en la zona del medio oeste de Estados Unidos, y a la probabilidad cada vez mayor de un patrón climático tipo El Niño en el segundo semestre, que provoque condiciones de sequía en Australia, el sudeste asiático, India y África Occidental. Si la crisis en Ucrania se agudiza, la producción de granos del país y la capacidad de exportación podrían verse gravemente perjudicadas, sobre todo porque los exportadores tendrían el incentivo de acumular granos ante la expectativa de depreciación de la hryvnia. De ser esto así, los precios internacionales de algunas materias primas agrícolas podrían sufrir mayor presión alcista. A todas luces, el encarecimiento de los granos beneficiaría a grandes exportadores, tales como Estados Unidos, Australia, Argentina, Canadá e, irónicamente, Rusia. Por otro lado perjudicaría a países que dependen enormemente de las importaciones de estas materias primas para satisfacer la demanda interna, entre ellos Japón, México, Argelia, Egipto e incluso Brasil. A modo de ejemplo, Japón importa el 100% del maíz que consume en el mercado interno y un 86% del consumo de cebada. Brasil importa el 65.8% de su consumo de trigo, y México el 36.5% de su consumo de maíz. En síntesis, una de las consecuencias inesperadas de la crisis ucraniana podría ser el aumento de las presiones inflacionarias relacionadas con los alimentos, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes. Lo que comenzó como una crisis política en una pequeña economía periférica a principios de este año, podría devenir en un conflicto geopolítico, con graves consecuencias para la inflación mundial.   Contacto: Microsite: http://www.ubs.com/platiquemos Correo: [email protected]     Consideraciones legales. El presente artículo ha sido preparado por el equipo de análisis de Wealth Management Research de “UBS A.G.” y adaptado por Adolfo Acebrás, Analista para México de UBS Asesores México, S.A. de C.V. (en adelante, “UBS Asesores” y en conjunto con UBS AG, “UBS”). UBS expresamente rechaza cualquier responsabilidad derivada del uso del presente artículo y no garantiza de manera expresa o tácita, la fiabilidad o integridad de la información, así como tampoco garantiza que estas estimaciones o proyecciones serán cumplidas. Los resultados finales variarán de las proyecciones y dichas variaciones podrían ser sustanciales. La información contenida en el presente artículo no es ni debe ser considerada como una promesa o garantía con respecto al pasado o al futuro. Toda la información, opiniones y precios establecidos en este documento, son actuales únicamente al momento de su publicación y pueden ser alteradas sin previo aviso. 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