Hace 56 años que doña Amada Pittaluga de González estableció su primer laboratorio clínico, siempre ejemplo de servicio de calidad. Su notable éxito como laboratorista y empresaria la convierte en más que merecedora del Premio a la Trayectoria Empresarial Forbes República Dominicana 2015.   Por Felivia Mejía Cuando en 1959 instaló su propio laboratorio de análisis clínicos y microbiológicos, ofreciendo servicios de rutina pediátrica en un consultorio privado, Amada Pittaluga Nivar o, como mejor la conocen, doña Amadita, alimentaba la ilusión de que ese era el comienzo de un gran proyecto para brindar soluciones de salud confiables. Tenía la visión de que Laboratorios Ama­dita más adelante sería una amplia red a nivel nacional, reconocida por la excelencia en servicios y atención al cliente como parte su imagen corporativa. Más de cinco déca­das después, tras ver concretado su sueño, recuerda con claridad cómo nació su amor por el bioanálisis: “Todo comenzó cuando tenía pocos años de edad. Un laboratorio de juguete que me regaló mi madrina Felicia Espaillat de Tavárez un día de los Santos Reyes Magos, despertó en mí la pasión por la carrera de Laboratorio. Siempre me gustó la medicina y la ciencia, y al abrirse esta carrera, sin dudas decidí estudiarla”. En 1955 recibió el título de laboratoris­ta en el Instituto para Laboratoristas doc­tor Defilló. Ese mismo año se trasladó con su esposo, el pediatra Octavio González, a Filadelfia, Estados Unidos, para realizar un entrenamiento rotativo en el Hospital Presbiteriano, afiliado a la Universidad de Pensylvania. Tres años más tarde regresó a su país y de inmediato fue nombrada encargada en la Práctica de Microbiología de la Uni­versidad Autónoma de Santo Domingo, donde permaneció por nueve años. A la par con esas obligaciones, doña Amadita daba calor a su propio proyecto. “En 1960 amplié los servicios, al trasla­darme a la Clínica Doctor Mañón donde permanecí cinco años hasta formar parte del Grupo Médico Bolívar. Aquí me surge la idea de ofrecer toma de muestra a do­micilio, siendo la pionera en este servicio en el país”, comenta. En 1971 se une al Grupo Médico Asociado y Clínico Gómez Patiño, donde da los primeros pasos hacia la automati­zación del laboratorio clínico en el país. Su propio local lo adquiere en 1984, en Gazcue. Doña Amadita atribuye el secreto de su permanencia por tantos años a que siem­pre está actualizada tecnológicamente, innovando, con un personal comprometi­do con la calidad y la confiabilidad de los resultados. “El éxito del relevo generacional en mi caso se debe a que cada una de mis hijas ha aprendido y ejecuta su rol dentro de la empresa. Ellas son los grandes pilares que tiene este laboratorio, pero a la vez, lo es todo el equipo que nos ayuda a entregar un servicio de calidad”, dice. Todas sus hijas forman parte del Con­sejo Directivo de Laboratorios Amadita y participan en la planificación y toma de decisiones: Patricia González de Bergés es la vicepresidenta médico y Pilar González de Ariza planifica y ejecuta los proyectos de diseño e infraestructura de las sucur­sales. Mientras que Jacqueline González de De Moya tiene a su cargo la dirección financiera y Aimée González Pittaluga participa en las actividades de mercadeo y relaciones públicas. “Gracias a Dios me siento muy satis­fecha y me llena de orgullo ver como la Dirección del Laboratorio dispone de varias fuentes para monitorear el man­tenimiento de los sistemas de Gestión de Calidad implantados en cumplimiento con los requisitos establecidos”, concluye.

 

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