Una reflexión de fin de año

Estamos a punto de concluir un año más y aunque hemos avanzado considerable como país, aún falta muchísimo por hacer en favor de los mexicanos y de esta bella nación. Hoy quiero aportar nuevamente mi reflexión anual. Lo hago porque creo en la responsabilidad que tenemos los que gozamos del privilegio de poder ser leídos por miles de personas. Quiero hablar del bien hacer, porque creo que la gran mayoría de los mexicanos -aunque me dé pena decirlo- no estamos acostumbrados al bien hacer y esa actitud se refleja sin duda en el nivel de bienestar que tenemos. Desde la actividad más simple hasta la más compleja, la gran mayoría de mexicanos no hemos cultivado la cultura del bien hacer. Es muy simple detectar este problema y nos sorprendería lo fácil que es darle solución y hacer que nos vaya cada vez mejor en el trabajo, en la escuela, en la casa, con la familia, con los amigos, en los negocios y en todo lo que hagamos en la vida. A poco no te gustaría salir todos los días de casa y ver que todo funciona en orden, puntual y bien. Que el transporte es eficiente, que las calles están limpias, que los establecimientos comerciales que visitas te atienden de maravilla y que en tu trabajo o escuela todos avanzan al mismo ritmo y con el mismo rumbo. El bien hacer no tiene otro origen que la actitud; la actitud que tomes con todas las cosas que hay en tu vida. Sé que siempre habrá un granito negro en el arroz, sin embargo, la mayoría somos seres humanos sanos que pensamos y deseamos un mundo, una ciudad o una comunidad mejor y llena de cosas buenas. Para lograrlo es necesario que empecemos a vivir todos los días en el bien hacer: hacer bien la cama al levantarnos, hacer bien nuestra tarea, hacer bien nuestro trabajo, hacer bien todas nuestras actividades diarias. El hacer bien debe verse primero en las cosas simples de lo cotidiano para que se refleje después en las cosas grandes que nos van a proyectar a un mundo mejor. Si un día comprendes a cabalidad el bien hacer, entenderás que cualquier trabajo o actividad, sin importar lo sencillo o humilde que sea, si lo haces bien te impulsará a una vida mejor. Como ya mencioné, el hacer bien tiene que ver con la actitud. Hay que tener la actitud adecuada para ir cada día a la escuela, al trabajo, a practicar algún deporte, a aprender algún oficio, a formarse en alguna arte y hacer bien cada una de las actividades. El hacer bien es el motor para la profesionalización de cualquier actividad; desde poner un simple letrero hecho a mano en una oficina o negocio hasta realizar la más grande obra de ingeniería del mundo. No sabes la cantidad de personas que han alcanzado sus sueños recogiendo basura, lavando trastes, vendiendo de puerta en puerta o en la calle, y lo han logrado con la actitud del hacer bien. No es necesario ser sabio o un super dotado para ser experto en el hacer bien, ya que es una cuestión de actitud. Es también un compromiso con nosotros mismo y con todos los que nos rodean, y es un compromiso que no cuesta nada. El hacer bien nos ayudará a tener un país más productivo, más justo, más rico, más bello -de lo que ya es-, con más oportunidades, con calles y lugares limpios y ordenados, con servicios eficientes, con empresas cada vez más fértiles, con educación de mayor calidad, con menos pobres; en fin, simplemente nos ayudará a ser mejores. Te invito a que entre tus propósitos de año nuevo esté el cultivar en tu actitud el bien hacer. Y aunque sea un propósito para el 2017, no estaría mal que empezaras a hacerlo desde hoy, porque también se vale cerrar el año haciendo bien. Por lo pronto deseo que pases unas excelentes fiestas y deseo que tengas un 2017 lleno de salud, bendiciones y felicidad; recuerda que muchas de las cosas buenas que te lleguen en la vida serán consecuencia del hacer bien.   Contacto: Correo: [email protected] / [email protected] Twitter: @elopez_loyola   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.