Por Forbes Staff Es posible que muchos actores sociales asuman que, en pleno siglo XXI, algunos de los padecimientos que más vidas cobraron en siglos pasados, como la desnutrición y la hambruna, han sido erradicados de las zonas urbanas. Resulta decepcionante, por decir lo menos, observar cómo, a menos de 50 kilómetros del centro de la Ciudad de México, existen algunas comunidades que, aún en nuestros días, tienen como objetivo principal, procurarse la alimentación del día a día. La Fundación CMR trabaja junto con la Fundación para la Asistencia Educativa (FAE) para aliviar la necesidad de al menos 300 niños que viven en situación de pobreza en el municipio de Chimalhuacán, en el Estado de México. El programa no sólo contempla la alimentación, también prepara a los pequeños para que comiencen su educación primaria. Chimalhuacán es uno de los municipios con mayor pobreza en el Estado de México y su origen se encuentra en los basureros del Bordo de Xochiaca, ubicado en el municipio vecino de Nezahualcóyotl. La gran mayoría de los habitantes de esta municipalidad ha vivido y vive aún de la recolección de basura. Te puede interesar: Sin transparencia no existe desarrollo social

Foto: Fernando Luna Arce / Forbes México.

La FAE es una organización que lleva más de 25 años trabajando en Chimalhuacán; una de las principales tareas que ha realizado es reintegrar al ciclo educativo a niños que, por su condición de vida, han dejado de acudir a la escuela y viven en condiciones de miseria extrema entre los tiraderos del Bordo de Xochiaca. Con el apoyo de Fundación CMR, el programa de la FAE se ha robustecido y ha mejorado las condiciones educativas y de alimentación de los niños del municipio atendido, pues se ha iniciado una medición precisa de los resultados del programa en el combate a la desnutrición de los infantes que asisten al centro educativo FAE. El programa CMR-FAE contempla a infantes de cero a seis años, muchos de ellos recibidos con desnutrición. El proyecto combate este padecimiento entre la población atendida y, en lo que va del año, al inicio del ciclo escolar, el índice de infantes atendidos con desnutrición era de 70%, contra el 25% que hay actualmente. La problemática de Chimalhuacán no es sólo un tema de desnutrición y educación; la zona presenta un alto índice de violencia familiar, de abuso y maltrato infantil, de inseguridad, violencia y adicciones. La FAE trabaja también con los padres de familia, quienes, en muchas ocasiones, no cuentan con educación primaria y adolecen de una formación básica de principios y valores, temas en los que la fundación ofrece cursos y talleres con el objetivo de transformar su entorno social. Te puede interesar: Responsabilidad social, una obligación de todas las empresas

Fernando Luna Arce/Forbes México.

Con el apoyo de Fundación CMR, la FAE extendió su programa de acción y ahora ya no espera a que los padres se acerquen a ellos para confiarles el cuidado de sus niños: la misma organización sale a los tiraderos en busca de niños para llevarlos a la escuela y darles la atención que ofrece la organización a la población atendida “En menos de un año, hemos logrado traer al centro educativo 13 niños que viven en los tiraderos, a quienes nosotros mismos llevamos y traemos de sus casas a la escuela, lo que podemos considerar como un logro. Sin embargo, la tarea más difícil ha sido convencer a los padres de familia para confiarnos a sus hijos y permitirles que accedan a una mejor condición de vida”, dice Alan Franco, coordinador general de la FAE. “Entendemos que nuestro papel en la sociedad se completa con el apoyo social presente desde nuestros orígenes como empresa familiar; a través del voluntariado y de Fundación CMR, queremos contribuir a un mejor entorno y a una infancia sana, esto último apoyando los mejores proyectos de nutrición en nuestro país”, menciona Joaquín Vargas, ceo de CMR. Las fundaciones CMR y FAE ayudan a 300 niños mediante educación y alimentación.

 

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