California es ejemplo de cómo diversas regiones están sufriendo los embates del cambio climático, -hace un mes tuvieron el peor incendio forestal de este año. En un par de días se quemaron poco más de 20,000 hectáreas–.

“Este es el tercer año consecutivo que enfrentan sequía, y eso también se asocia con los incendios que sabemos, han sido apocalípticos”, dice en entrevista para Forbes México Isabel Studer, directora de Alianza Mx.

Hace un año, aproximadamente, en la Universidad de California, se creó el Centro de Justicia Climática con el objetivo de vincular la lucha contra el cambio climático y la justicia social. Y es que, precisamente, comenta la experta, las comunidades vulnerables son las que mayor impacto tienen a causa de este fenómeno.

Para la especialista, California, Estados Unidos, se ha caracterizado por tener políticas sociales muy orientadas a la protección de los derechos en general. “Tiende a prevalecer una cultura más de justicia social. Y en los últimos años, esta agenda de Justicia Social también ha adquirido mucha relevancia con la pandemia”, opina.

La doctora Studer detalla que California ha puesto en marcha programas relevantes sobre temas urgentes como igualdad de género, derechos de los trabajadores migrantes, de estudiantes migrantes, promoción de energías renovables y contra el cambio climático, entre otros. “Además, cuando California decidió establecer estándares en temas de calidad de aire para la industria automotriz, otros 14 estados en Estados Unidos lo siguieron […] Y esto es siempre una referencia para la política a nivel Federal”.

En este contexto, la Universidad de California, agrega, con sus 10 campus, ha mostrado gran cercanía con estas iniciativas, y, en especial, con dos prioridades: la transición energética y la descarbonización de la economía. Esto, teniendo como base a la justicia social. “El tema de justicia social también atraviesa por un tema que es un muy importante en la Universidad […] pues una proporción cada vez mayor de los estudiantes proviene de una población de origen hispano […] Por ejemplo, el cambio climático sabemos muy bien que afecta de manera desproporcionada a comunidades más vulnerables y marginadas, tanto en centros urbanos, como en los centros rurales”.

Así, este tipo de comunidades son las más impactadas por los efectos del cambio climático. “Por ejemplo, los trabajadores agrícolas siguen siendo mayoritariamente de origen hispano, muchos de ellos mexicanos, muchos de ellos migrantes, y obviamente, el que tengas olas de calor o que no hay acceso al agua […] afecta inmediatamente a estas comunidades”.

El objetivo del Centro de Justicia Climática, entre otros, es impulsar líneas de investigación en los puntos de conexión entre los temas climáticos, científicos y sociales; y alcanzar una agenda interdisciplinaria.

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Urgente, vincular el cambio climático con la justicia social

“Creo que la perspectiva de justicia social debe tener una perspectiva binacional, en la que investigadores y estudiantes pueden ganar mucho de tener una perspectiva California-México, porque finalmente estos son temas en donde se entrelazan muchas problemáticas […] El hecho de que la mayoría de los migrantes en California siguen siendo de origen mexicano […] hace importante para los jóvenes tener las herramientas que se requieren en términos de formación para comprender que el cambio climático no es algo que va a pasar en el futuro, sino que ya están viviendo”, dice Studer.

Durante los primeros días de agosto, Juan Sánchez Muñoz, rector de la Universidad de California campus Merced –sede del Centro para la Justicia Climática– e Isabel Studer, presentaron el programa Embajadores Climáticos de Alianza Mx. Este tiene como objetivo la construcción de una red de estudiantes en México y California para conectarlos con oportunidades profesionales asociadas a la nueva economía y sociedad climática.

“Nuestra obligación es apoyar a los jóvenes, que tengan la capacitación, que entiendan cuáles son las carreras del futuro, dónde están las oportunidades; y que lo hagan con una visión binacional”, dice la experta.

Entre otros aspectos, el programa Embajadores Climáticos ofrece la posibilidad de hacer intercambios y pasantías para que los estudiantes obtengan experiencia y conocimiento en una empresa, agencia gubernamental u ONG afiliada a la red. Las pasantías permitirán que los estudiantes conozcan cómo las organizaciones buscan cumplir sus objetivos climáticos y de energía limpia a través de actividades como la definición de métricas ESG, el aumento de la resiliencia de la cadena de suministro, entre otros. Algunas organizaciones que apoyarán el programa: Iniciativa Climática de México, World Resources Institute México y Conservation International, entre otras.

En México, para llevarlo a cabo, se convocaron a diversas casas de estudio, como la UNAM, el Colegio de México, la Universidad Anáhuac y la Universidad Iberoamericana: “La idea es que podamos traer estudiantes de ambos lados, y que podamos apoyar la creación de esta red de estudiantes para que ellos mismos asuman el liderazgo”, informa Studer. También, agrega, se participará con una red de mentores –parte de las mismas universidades– que trabajarán con los estudiantes un programa de capacitación.

“Este programa de Embajadores Climáticos pone a los estudiantes en el centro para que los podamos apoyar en la labor que ellos tienen como jóvenes que deben liderar la nueva economía social climática”, dice.

Para la Dra. Studer, esta iniciativa busca ser de largo plazo, y sentará las bases de colaboración en torno a la agenda de la justicia climática. Además, tendrá un componente de intercambio estudiantil, de colaboración y de investigación entre los profesores de las diversas casas de estudio: “No estamos esperando a ver qué nos dicen los gobiernos, no esperamos a ver qué hacen los gobiernos […] (Nosotros) vamos de abajo hacia arriba, y con la sociedad ir creando una colaboración binacional que tenga esta perspectiva, y que pueda redundar en acciones ya muy puntuales vinculadas con las ONG y con la Academia”, concluyó.

La Dra. Isabel Studer fue directora de Alianzas Estratégicas en Latinoamérica y Directora Ejecutiva para México y Centroamérica en The Nature Conservancy. Fundó el Instituto Global para la Sustentabilidad y fue Líder de Energía y Sustentabilidad Corporativa en EGADE Business School en el Tecnológico de Monterrey. También ocupó cargos de alto nivel en la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo y en las Secretarías de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente y Recursos Naturales.     

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