Decir “sí, acepto”, y comprometerse para toda la vida, es difícil, pero pagar todo lo que está detrás de ese mágico momento, vestido de boda incluido, es aún más complicado.   Una boda como evento social representa mucho más que la unión de una pareja que decide pasar el resto de su vida juntos. Existe toda una industria detrás de un momento que impone modas, dicta lo que está bien y está mal, e incluso es capaz de predecir cuál será el futuro de la pareja en cuestión, todo esto basado en las decisiones de los involucrados en detalles tan simples como si el enlace será de día o de noche, cuál será el menú, qué música sonará, pero, sin duda, la gran estrella del evento, definitivamente, es el vestido de novia. Según datos del INEGI, cada año hay 600,000 bodas, y para atender esta demanda existen empresas que se encargan prácticamente de todo, pero en el sector de lujo el tema del vestido sigue siendo el hilo negro, pues al parecer sólo hay un par de opciones viables para conseguirlo: una es viajar para encontrar una pieza artesanal y hecha a la medida, y otra es comprarlo en negocios locales que están altamente influenciados por diseños españoles. mj2Y aunque México es un gran mercado para la industria nupcial, la reducida presencia de distribuidores independientes que operan a través de marcas seleccionadas, así como ateliers de diseñadores locales que carecen de representación y de puntos de venta, son los principales obstáculos que la novia en búsqueda del vestido perfecto debe sortear para conseguirlo. En promedio, las mujeres que están a punto de casarse invierten grandes cantidades en su vestido de novia. Según datos de Profeco, el rango destinado para comprarlo va de 12,000 hasta 80,000 pesos, mientras que una boda representa un gasto de aproximadamente 120,000 pesos, pero el dato que llama la atención es que a pesar de que el vestido representa una de las cargas económicas más fuertes en este proceso, pocas novias quedan satisfechas con su compra. mj3“Materializar la imagen de un vestido de novia no es nada fácil, pues es una prenda que representa muchas cosas que no tienen nada que ver con una moda, y llama la limitada oferta en vestidos de novia en nuestro país”, compartió Karen Sánchez Vázquez, fundadora y directora creativa en AN Atelier Nupcial, un espacio nuevo en el que es posible encontrar firmas de haute couture como Ángel Sánchez, Jenny Packham, Christos, Inés Di Santo y Amsale, una alternativa a aquellas interesadas en adquirir una pieza a la medida y personalizada. La industria de las bodas continuará creciendo y en el sector de lujo su expansión será exponencial, pues es un nicho que creció un 15% durante 2012, por lo que es el momento ideal para que propuestas como An Atelier Nupcial aparezcan y se consoliden, abriendo así el espectro y una gama de opciones para quienes buscan que ese día supere todas las expectativas. mj4 Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @mariagiuseppina   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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