En un mercado laboral sobresaturado de buscadores de empleo como el nuestro, tanto para jóvenes como para los no tanto, el posicionamiento de la marca personal es más importante que nunca.   Tengo el privilegio de impartir clases tanto en el Tec campus Santa Fe como en la Universidad Anáhuac del Norte, y confieso que los alumnos que me tocan en suerte son diametralmente opuestos, ya que por las mañanas en el Tec son alumnos de licenciatura de los semestres bajos, y en la noche, en los diplomados, en su gran mayoría son de los llamados “adultos contemporáneos”, que van desde los 35 hasta los 55 años, y aun cuando la pirámide poblacional indicaría que los más jóvenes son los que tendrían más razones de qué preocuparse, debido al incremento de la competencia y a la escasez de fuentes de trabajo, los adultos mayores son los que están verdaderamente aterrados. Es más, en la asociación que presido, las solicitudes de empleo que más recibimos son de personas que han alcanzado las posiciones más altas en una compañía y por alguna u otra razón son despedidos y se les cierra completamente el mundo y continúan buscando algo para lo cual ya no son necesarios, ya que habiendo tanta mano de obra más barata y mejor preparada para los cambios y dinámicas digitales que nos inundan inevitablemente, su perfil ya no cuadra para las nuevas expectativas empresariales. Y aun cuando se supone que dichos adultos son mercadólogos experimentados, no se aplican las mismas reglas del producto o servicio a sí mismos, pues cuando un producto o servicio ya no es atrayente al público objetivo se debe relanzar o buscar un mercado alterno. A mi parecer, estas diferencias radican en el manejo de tres conceptos esenciales:
  1. Emprendimiento: Para los mayores de 40 años, emprender significa un premio de consolación por necesidad más que por gusto, mientras que para los jóvenes es una idea apasionante de posibilidades infinitas.
  2. Digitalización: Para los menores de 30, este concepto es totalmente transparente; no entienden la diferencia entre el antes y el después. Para los adultos mayores de 35 significa una desventaja competitiva e incluso hay algunos que sostienen que estas técnicas han revolucionado el marketing, cuando, desde mi punto de vista, lo han complementado, enriquecido y en algunos casos hasta complicado, ya que muchas veces terminas afectando tu confianza en tu potencial creativo, en aras de la minería de datos y el big data.
  3. Personal branding o marca personal: En un mercado laboral sobresaturado de buscadores de empleo como el nuestro, tanto para jóvenes como para no tanto, el posicionamiento de la marca personal es más importante que nunca. La marca personal está compuesta por tu carácter, competencia y carisma, pero sobre todo por la opinión de lo que dicen de ti los demás, cuando tú no estás presente. Es lo que eres, lo que haces y por qué eres especial. Tienes que crearla, apropiarla y luego asegurarte de que todos en tu red lo saben, ya que cuando estamos buscando desesperadamente empleo es tentador tratar de ser todo para todas las personas. Nos autoengañamos al pensar que al no “encasillarnos” en un nicho, vamos a parecer más atractivos a un grupo más amplio de directores de empresa. En mi experiencia, sin embargo, simplemente eso no funciona de esa manera. Una marca personal sin una fuerte posición de marca sólo se pasa por encima.
Consideremos marcas poderosas como Starbucks, Apple o Bimbo, fácilmente reconocibles por haberse labrado una sólida posición en sus respectivos mercados. Ahora consideremos tu marca personal y cómo haces (o no haces) para mercadearla. ¿Si escanean tu hoja de vida, tu panfleto, tu argumento de venta o tu página de LinkedIn, será clara tu posición de marca personal? Estos son algunos consejos para que te asegures de lograrlo:
  1. Considera la densidad de palabras clave. Tanto en una página web como en los localizadores de Google, así como en tu hoja de vida, asegúrate de que tu mensaje sea consistente. Haz hincapié varias veces en las habilidades, el talento y los rasgos por los cuales deseas ser conocido.
  2. Lucha por la claridad de mensaje. Sé directo. No seas tímido acerca de tus habilidades o talentos; relaciónalos directamente con tu persona.
  3. Fija un posicionamiento. Puedes empezar por probar una de estas frases: – Yo soy conocido por… – Mis equipos confían en mí para… – Mis clientes me dicen a menudo que yo… (Por ejemplo, si te quieres mercadear como un experto en investigaciones cuantitativas, pero enfocado en la atención al cliente, es posible posicionarte de esta manera: “Soy particularmente experto en la destilación de resultados de investigaciones complejas que decantan en ideas de marketing accionables. Mis clientes a menudo me dicen que soy el primer investigador que habla en español claro y llano y hago su trabajo más fácil.”)
  4. Apoya tu historia. Involúcrate con grupos que apoyen tu argumento fuera de línea y en línea, lee las revistas relacionadas, únete a asociaciones, acude a los networkings, sé voluntario donde puedas. Si conecto tus “puntos marca” ¿se verá una línea recta?
  Contacto: Twitter: @CesarEnriquez   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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