Vivimos en una sociedad en la que cumplir años es un mérito que llega de manera inevitable sin por ello perder importancia, pues se trata del aniversario de 365 días que trajeron una variedad de aprendizajes. Así, con cada año, muchos padres ponen a sus hijos en el marco de una puerta para tener una idea clara de cuánto han crecido durante este proceso. Si cumplir años y crecer son hechos de gran importancia para cada ser humano, también las empresas, tanto institucionales como familiares, están sujetas al paso del tiempo y al crecimiento que supone contar con un año más de vida en el mercado. Además, esto habla de cómo han logrado crear un bagaje de experiencias en el mercado que, además, en el caso de algunas empresas, esta longevidad está fuertemente ligada al aumento de tamaño: no sólo se suman años de experiencia, sino que la expansión es también notable en la estructura. En el mundo empresarial, el debate sobre la edad y el tamaño en las empresas familiares es un tema polémico. Y esto es muy comprensible al considerar la cantidad de factores que pueden impulsar o frustrar la permanencia -y, por tanto, crecimiento- de una empresa que apenas comienza su paso en el mercado. Todas están sujetas a un período de adaptación inicial y cuando pensamos en términos de “empresa familiar”, hay una tendencia a considerar que su mortalidad terminará con ellas en poco tiempo. El mercado mexicano es el quinto país con más empresas familiares a nivel mundial. También, más del 90% de las firmas que tienen cotizaciones en la Bolsa Mexicana de Valores cuentan con perfil familiar. Este vistazo veloz muestra que gran cantidad de las empresas familiares en México no sólo han logrado prevalecer en el mercado, sino que, además, su crecimiento lleva implícito el alcance y potencial con el cual se posicionan en los mercados nacional e internacional. Es buen momento de preguntarnos: ¿qué tipo de prácticas pueden llevar a nuestras empresas familiares a obtener una longevidad y crecimiento? ¿Quién sigue ahora? Define tu plan de sucesión En la naturaleza de la empresa tradicional no se encuentran muchas de las cargas emocionales que influyen en la estructura de la empresa familiar. Cuestiones como los problemas internos de la familia, la susceptibilidad ante las emociones y los perfiles heterogéneos de los miembros de la familia que trabajan en la empresa son algunos de los factores que influyen en su funcionamiento. Así como el plan de sucesión. Diversos estudios e investigadores apuntan al plan de sucesión como uno de los aspectos transversales para lograr longevidad y crecimiento, pues es un mapa muy preciso de los movimientos estratégicos que sucederán en la empresa al momento del cambio. Mientras que para una empresa tradicional la sucesión es un tema sencillo -donde basta con encontrar a una persona que satisfaga completamente las necesidades del cargo, sin implicaciones emocionales-, en las empresas familiares es un proceso que debe tratarse con objetividad y un poco más delicadeza. Para lograr una longevidad y permanencia en el mercado, es una tarea prioritaria que se defina un plan de sucesión. Cabe preguntarse ¿cuántas empresas lograrían perdurar en generaciones posteriores de tener planes de sucesión más organizados? Cuando las empresas familiares prevén esta situación, podrían asegurar que el próximo líder cuente con las aptitudes y el perfil adecuado para continuar con el legado: basta con crear un plan de sucesión apropiado desde el que se analicen los perfiles de los empleados familiares, sobre quienes sobre quienes recae comúnmente el título y así postergar su estatuto de empresa familiar. La unión hace la fuerza: fortalece los lazos y la formación de familiares Indiscutiblemente, establecer un plan de sucesión adecuado puede armonizar el camino futuro del éxito de la empresa familiar, aunque no por ello otras esferas deben pasar desatendidas, pues son la esencia del funcionamiento en este tipo de empresas. En cuanto a las relaciones intrafamiliares que se dan en el ámbito laboral, hay dos cuestiones sobre las cuales debemos prestar mucha atención: los lazos familiares y la formación de sus miembros para que su papel dentro de la empresa sea eficiente. Al convivir con familiares en un ambiente laboral deben establecerse límites entre los acercamientos familiar y laboral, de manera que los asuntos que no estén relacionados con las necesidades de la empresa se dejen para contextos netamente familiares. También deben contemplarse evaluaciones donde se observe el desempeño de cada uno de los miembros y así verificar sus progresos, áreas de oportunidad y logros. Si nuestro interés es lograr la longevidad y el crecimiento en la empresa, al prestar atención en la capacitación de cada miembro lograremos que el desempeño sea satisfactorio. Así, al plantearse la sucesión se tendrá una amplia gama de opciones entre los miembros. Empresas con carrera de largo aliento Si las cifras anteriores nos mostraron algunos comportamientos de las empresas familiares en México, también es necesario conocer su presencia en el mercado. Según el Inegi:
  • El 95% de las empresas son micro, pequeñas y medianas.
  • Generan alrededor del 50% del PIB.
  • Crean el 70% del empleo total.
Esto muestra la fuerza de las Pymes en el mercado y, si bien las pymes pueden ser negocios no familiares, es innegable que la gran mayoría de estas tienen un claro perfil familiar. Como en toda economía, la economía mexicana tiene una serie de negocios cuyo impacto rebasa el local, regional, nacional e incluso internacional. Por otra parte, las actividades de estas muestran que su zona de acción es más regional: de los tres millones y medio de empresas que existen en México, al menos un millón y medio de ellas se dedica al comercio por menor, seguido por las casi 500 mil empresas de carácter diverso y las 400 mil dedicadas a la industria manufacturera. En cuanto a la edad, las empresas mexicanas con mayor presencia en el mercado, una investigación de una publicación especializada realizó un estudio de las 100 empresas familiares -y mexicanas- con mayor longevidad, señalando que la edad promedio de estas es de 50 años y un alcance de tercera generación. El estandarte de longevidad y crecimiento lo tiene la empresa José Cuervo, fundada en 1795 y cuya familia principal, Beckmann, mantiene una participación accionaria del 100%. Lo sigue El Puerto de Liverpool, fundada en 1847 cuya familia principal Brémond Guichard aún mantiene el 69%. Los sectores que cubren son el de bebidas y comercio departamental respectivamente. Entre las empresas mexicanas relativamente “jóvenes” que ya han tocado o rebasado la edad promedio de 20 años encontramos negocios como la especializada en telecomunicaciones Axtel, fundada en 1994 o la petroquímica Alpek, fundada en 1997. La investigación de estas 100 empresas arrojó datos interesantes acerca de su estructura:
  • 32% cuenta con un director general (ajeno a la familia).
  • 100% realizan operaciones en el extranjero.
  • 79% cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores.
El valor de la empresa familiar en el panorama económico general tiene un carácter invaluable. Y, aunque las dificultades para iniciar un comercio siempre se presentan, no es una utopía pensar que nuestra empresa pueda llegar a tener una edad considerable y un crecimiento que la nutra durante sus años de desarrollo; si bien es necesario atender constantemente las necesidades que surgen conforme los años pasan y la empresa crece, mientras se tenga una mirada atenta hacia el futuro, las empresas familiares mexicanas continuarán como soporte de la economía en nuestro país y en el resto del mundo.   Contacto: Twitter: @mariorizofiscal Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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