Mueren más personas en México por diabetes mellitus que por la guerra contra el narcotráfico. ¿Por qué? En la violencia estructural está la respuesta.   Vivimos en un mundo totalmente diferente al que nuestros padres conocieron, donde la conectividad, el acceso a la información y los actores políticos han cambiado. La participación de la sociedad en la vida nacional tiende a incrementarse y la conciencia social es cada vez más objetiva. Hoy, la cifra de personas que han fallecido como consecuencia de las acciones en contra del narcotráfico y las extorsiones de grupos delictivos alcanzan cifras oficiales y extraoficiales, todas ellas inadmisibles que generan inconformidad, exigiendo cambios. Sin embargo, la muerte de por lo menos 10 veces más personas en el mismo lapso de tiempo consecuencia de complicaciones asociadas a la diabetes mellitus, prácticamente ha pasado desapercibida para la población en general. La disparidad entre el norte del país y el sur, en cuanto a acceso a servicios de salud, mortalidad materna e infantil nos es desconocida o, peor aún, indiferente. La gran diferencia entre estas dos situaciones es que, por un lado, nos queda claro que se encuentran los grupos delictivos, encabezados por figuras fugaces que aparecen breve tiempo frente a las luminarias de los medios de comunicación y, por otro lado, las fuerzas armadas, entiéndanse por esto marina, ejército y policías locales, ambos bandos claramente definidos. Pero cuando hablamos de que la gente muere por complicaciones de la diabetes mellitus no nos queda claro ¿de quién es culpa? Podemos intentar perseguir el rastro siguiendo las pistas visibles, sin mucho éxito al final del día. Tenemos, por un lado, reformas encaminadas a favorecer a la población general en el acceso a los servicios de salud. Tal es el caso de la reforma al artículo 4° Constitucional, que promueve el derecho a la salud, sin embargo, se queda corta en su parte operativa al no definir de quién es responsabilidad garantizar este derecho: ¿el Estado, la sociedad, los empleadores, el individuo en particular?   Última Reforma DOF 26-02-2013 Artículo 4o. “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades Federativas en materia de salubridad general”.   Habrá quienes culpen al paciente que no lleva un tratamiento de manera ordenada y correcta, pero todo aquel que ha sido paciente alguna vez puede entender que a veces no es falta de voluntad, sino consecuencia de una pobre explicación por el personal de salud, desabasto de los medicamentos, alto costo de los mismos, dificultad para hacer frente al gasto que implica una consulta o interpretación equivocada de las instrucciones. Múltiples factores convergen para complicar la evolución. Y es que aun cuando el discurso oficial hable de cobertura universal, gracias a la implementación del Seguro Popular, la realidad es muy distante en lo que se refiere a servicios efectivos de atención al paciente. Las condiciones que pueden ser evitadas y limitan alcanzar las necesidades humanas fundamentales pertenecen a una forma de violencia denominada por Johan Galtung como violencia estructural. Violencia, porque lesiona al individuo aun cuando no es de manera físicamente visible, y estructural, porque está inmersa en el sistema que aceptamos como normal o incambiable. La violencia estructural y la violación a los derechos humanos no se dan por accidente o el azar. Tal como lo expresa Paul Farmer, son consecuencia de patologías profundas en el poder y están ligadas a condiciones sociales que determinan quién sufre abuso y quién está protegido del mismo.   grafico_saludEn la figura anexa podemos observar cómo existen factores dependientes del individuo, tales como edad, género, herencia, que no podemos cambiar, pero todas las otras variables alrededor implican situaciones no necesariamente en el ramo de los servicios de salud que influyen en la presencia de enfermedad en el individuo, la gran mayoría imposibles de ser modificadas de manera individual, pero sí bajo políticas gubernamentales. Esto nos da pie a reconsiderar el rumbo y buscar implementar acciones que al incidir en todos estos determinantes de la salud tengan como resultado un cambio real para la población. Los paradigmas de servicio a las comunidades deberán ser revalorados bajo esta perspectiva. La esperanza existe apoyada en grupos que tienen claro esto y luchan hoy por hoy por hacer la diferencia dentro de las comunidades más marginadas y en la medida de sus capacidades. Tal es el caso de Compañeros en Salud, quienes trabajan arduamente en Chiapas buscando incidir de manera global en la atención del paciente, no intentando reinventar el sistema, sino fortaleciéndolo con intervenciones dirigidas a los diversos componentes involucrados. Hoy es un buen día para reflexionar e identificar otros modelos de violencia estructural que nos rodean y que hemos aceptado como normales. Quitarnos el antifaz que no nos permite ver que las cosas pueden ser diferentes. A través de la conciencia plena de estas condiciones habremos dado el primer paso para cambiar hacia el México que todos soñamos y no tendremos que buscar culpables… pues todos seremos parte de la solución.     Contacto: e-mail: [email protected]

 

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