El empresario chino firmó una concesión renovable, sin concurso, con el gobierno nicaragüense para desarrollar una vía que competirá con el Canal de Panamá, y otra infraestructura relacionada en Nicaragua por 50,000 millones de dólares.   Reuters     Wang Jing, el hombre de negocios tras el proyecto del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, le resta importancia a las dudas que despierta el hecho de que un poco conocido empresario sea capaz de impulsar una obra de ese tamaño, e insiste en que no es un agente del Gobierno de Pekín. “Yo sé que no me cree”, dijo Wang, quien reconoce que ha dedicado 100 millones de dólares a los trabajos para preparar el canal y está gastando 10 millones más al mes en el proyecto. “Usted cree que hay personas del Gobierno chino en bastidores entregando ayuda. ¿Por qué, entonces, al final es sólo Wang Jing quien está al frente?”, añadió. Funcionarios chinos, que incluyen al presidente Xi Jinping, al primer ministro Li Keqiang y a ex líderes como Jiang Zemin y Wen Jiabao, han visitado la empresa de tecnología para comunicaciones móviles que desde hace cuatro años es controlada por Wang. Wang, cuya actividad empresarial pasó casi desapercibida en China y el resto del mundo hasta el anuncio en Nicaragua del año pasado, no ha hecho más fáciles las cosas por su negativa a referirse a detalles sobre sí mismo o períodos de su carrera. Durante dos entrevistas en la sede en Pekín de Xinwei Telecom Technology Inc y en varios correos electrónicos, Wang, de 41 años, ofreció nuevos detalles de una vida que sigue siendo misteriosa. “Nací en diciembre de 1972 en Pekín”, dice Wang. “Y todos estos años he tenido una vida muy normal”.   Proyecto arriesgado Wang llegó a los titulares de la prensa mundial en junio pasado, cuando firmó una controvertida concesión renovable, sin concurso, con el Gobierno sandinista para desarrollar un canal que competirá con el Canal de Panamá, y otra infraestructura relacionada en Nicaragua por 50,000 millones de dólares. Los preparativos en Nicaragua marchan según lo previsto, dijo Wang. En enero, emitió un comunicado conjunto con el presidente nicaragüense Daniel Ortega para hacer frente a lo que describe como “reportes engañosos” sobre un retraso de la construcción. El enfoque propuesto es ambicioso. Considera la construcción de un curso de agua que podría tener 210 kilómetros, dependiendo de la ruta, junto con dos puertos, una vía ferroviaria, un oleoducto y un aeropuerto internacional. El canal sería más largo, profundo y ancho que el de Panamá, que une a los océanos Pacífico y Atlántico, a unos 800 kilómetros al sudeste. La magnitud del proyecto ha llevado a algunos a sugerir que sólo sería viable con el respaldo del Gobierno chino, que puede considerarlo un paso geopolítico para equilibrar la influencia de Estados Unidos en Centroamérica. “No puedo imaginar como (Wang) podría avanzar sin al menos una coordinación con el Gobierno chino”, dijo R Evan Ellis, profesor asistente de Estudios Hemisféricos de Defensa de la Universidad de Defensa Nacional en Washington. “Las grandes empresas chinas simplemente no se dejan caer en América Latina”. El proyecto, considera Ellis, puede ofrecer a China influencia comercial sobre Gobiernos latinoamericanos clave, lo que puede ser crucial para garantizar rutas comerciales y acceso a materias primas. “Cómo acabe el proyecto probablemente dependerá del Gobierno de la República Popular China”, dijo. Para Wang, el proyecto representa un acto difícil sobre una cuerda floja. La vía que conectará los océanos ha sido criticada como un elefante blanco, y Wang ha sido ridiculizado en la prensa mundial por su falta de experiencia en desarrollos o en financiamiento de gran infraestructura. Wang estableció en Hong Kong la sociedad Nicaragua Canal Development Investment Co (HKND) recién en agosto de 2012 y abrió oficinas en el Centro Financiero Internacional de la ciudad sólo unas semanas antes del anuncio del canal en junio del 2013. Opositores nicaragüenses también dudan del compromiso de Wang para atender asuntos sociales y medioambientales, particularmente sobre cómo afectará al Lago Nicaragua, una importante fuente de agua dulce en la región. Wang ha reunido a especialistas internacionales para ayudar a calmar las preocupaciones. McKinsey & Co fue contratado para dirigir el estudio de factibilidad, mientras Environmental Resources Management Ltd lleva a cabo los estudios de impacto ambiental y social de las rutas que se consideran. SBE, la empresa belga de ingeniería civil especialista en canales hidraúlicos, y la firma de ingeniería australiana MEC Mining, también fueron contratadas. Los consultores McLarty Associates de Washington y el bufete Kirkland & Ellis son otras empresas en la nómina. Hasta 400 ingenieros y técnicos de diferentes países están actualmente trabajando en el estudio de factibilidad, dijo a Reuters la Autoridad del Canal de Nicaragua, Manuel Coronel Kautz. Wang dijo que hay entre 600 y 700 personas trabajando para el proyecto.   Un asunto espinoso Wang, quien estaría preparado para gastar hasta 300 millones de dólares de su bolsillo, dijo que usará una combinación de participaciones cruzadas, préstamos bancarios y emisión de deuda para conseguir los 50,000 millones de dólares que se necesitan para financiar el proyecto. Cinco grupos internacionales ya han acordado invertir en el proyecto, añadió. “Quiero destacar que no se van a necesitar 50,000 millones de dólares de efectivo para realizarlo”, dijo Wang. Wang parece disponer de efectivo, al menos en el papel. Su principal activo es un 36.97%  de Beijing Xinwei, el desarrollador del estándar tecnológico para comunicaciones inalámbricas de China, que se especializa en redes y productos móviles. Beijing Xinwei tenía en marzo activos estimados en 26,890 millones de yuanes (4,333 millones de dólares). Wang estudió medicina tradicional china en la Universidad de Jiangxi, pero se retiró antes de graduarse, para volver años después a organizar la Escuela Tradicional de Salud y Cultura Beijing Changping. Wang dijo que a fines de la década de 1990 viajó a Hong Kong para aprender de finanzas internacionales e inversión. Luego tuvo operaciones mineras de oro y piedras preciosas en Camboya y creó Yingxi Construction and Engineering Co, un contratista pequeño que participó en proyectos en Pekín, Tianjín y Cantón. Wang no quiso elaborar sobre el origen de su riqueza. “China tiene un dicho ‘los más delgados pedazos de la piel de un zorro, si son cosidos, harán un abrigo’. El significado es que una fortuna se acumula con el tiempo”, dijo.

 

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