Ya sea Churchill subiendo o Churchill bajando, el orden no altera el resultado. El denominado polígono central de Santo Domingo está transformándose y la estratégica avenida Winston Churchill se coloca a la cabeza de esos cambios, al elevar su perfil urbano y arquitectónico, con una oferta hotelera e inmobiliaria que apuesta al lujo y a nuevos modelos financieros. Unas 337 habitaciones hoteleras concluidas en tres años podrían resultar un dato bastante elocuente; otras 132 proyectadas para los próximos dos años le dan mayor dimensión al panorama. Esta gran inversión mayoritariamente extranjera va configurando un polo comercial que persigue al público local y extranjero de alto nivel adquisitivo: “Si se elige esta zona es porque es un área en crecimiento de negocios, de estilo de vida de lujo”, explica a forbes Steven Ankrom, ceo de Ankrom Global Consulting Group, que a través de su capítulo de real state maneja la parte comercial de uno de los más ambiciosos proyectos que se erigen en la zona. Este desarrollo es básicamente de negocios, aunque también turístico, confirma Luis Flores, presidente ejecutivo del Grupo Roble, otro de los grandes capitales que han apostado por el sector. Por supuesto, la oferta tendrá opciones para el alto ejecutivo de marcas y empresas, el gerente medio y el técnico que realiza un viaje de trabajo, precisa Joel Santos Echavarría, presidente de la Asociación de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (Asonahores). Una razón de peso es que todas estas apuestas cuentan con la exención de Impuestos sobre la Renta que por 15 años les garantiza la Ley 158-01, de Fomento al Desarrollo Turístico, un incentivo a los polos turísticos que las autoridades han extendido hasta el centro de la capital. De vuelta a los números, la inversión en la citada vía en los últimos cinco años supera los 200 millones de dólares (mdd) y, sumados al costo del centro comercial Blue Mall, hace siete años, sobrepasa los 300 mdd, una cifra que representa unos 14,000 millones de pesos dominicanos al día de hoy. La mayor concentración de estos proyectos, casi todos de cinco estrellas, se ubica en torno a las plazas comerciales Acrópolis Center y Blue Mall, pioneras de la inversión de alto perfil en la zona. Son unos 600 metros lineales de apuesta por el consumo, el lujo y las marcas exclusivas. Los proyectosChurchill con Porfirio Herrera, acera este. El hotel Real Intercontinental, inaugurado en noviembre del año pasado, se impone erguido y dorado, con sus 21 pisos y 227 habitaciones. Avanzando hacia la calle Rafael Augusto Sánchez y por ésta hacia la Freddy Prestol Castillo, pero en la misma cuadra, se coloca a punto de apertura un centro de amplias y lujosas oficinas, denominado Roble Corporate Center. Son 13 niveles con oficinas de más de 1,000 metros cuadrados para acoger empresas nacionales y transnacionales, bajo un modelo “líder en diseño energético y medio ambiental”, detalla Luis Flores. Ambas edificaciones, la primera con una inversión de 84 mdd y la segunda con 33 mdd, responden a capitales del Grupo Roble, una marca del Grupo Poma, propiedad del magnate salvadoreño Ricardo Poma, quien figura en la lista forbes de los cinco hombres más ricos de Centroamérica. Su fortuna se calcula en 1,400 mdd. Estos proyectos se suman a los de otros capitales latinoamericanos entre los que se destaca el empresariado venezolano y que ha puesto su foco en Piantini y otras zonas céntricas de la capital dominicana. Los inquilinos de las oficinas del Roble Corporate Center podrán tener acceso al hotel Real Intercontinental, donde las habitaciones cuestan desde 236 dólares por noche. Ambos conforman un “complejo de usos múltiples”, cuya sinergia ofrece un valor agregado a los clientes, explica Flores. Todavía en esa cuadra, justo detrás del hotel, un cartel anuncia la disponibilidad de 28 apartamentos residenciales de hasta 560 metros cuadrados, con precios que empiezan en los 560,000 dólares. Este nivel de precios dibuja una simbiosis entre la exclusividad de una zona de alta inversión y la agitada circulación vehicular y peatonal de una arteria que viabiliza la ciudad en el eje norte-sur, con un agitado tráfico privado y colectivo, que va “Churchill subiendo o bajando”. Antes de cruzar la Rafael Augusto Sánchez, en dirección hacia la torre Acrópolis, se erige otro edificio de seis niveles, atribuido al Grupo Martí, sombrilla de la marca Tropigas. Le siguen la Max Henríquez Ureña y luego la avenida Gustavo Mejía Ricart, donde obreros dan forma al diseño de un ambicioso y extravagante proyecto turístico inmobiliario de 15 pisos. Para la construcción de Yoo Santo Domingo se realizó a principios de agosto pasado el primer palazo, en un acto al que asistió el presidente Danilo Medina, para erigir 121 unidades de tipo condo-hotel boutique, para alquiler de corta estadía, que encajarán en un complejo de servicios hoteleros y gastronómicos. Yoo Santo Domingo incluirá lujosas comodidades hoteleras, desde servicios de conserjería completos hasta restaurantes de alta cocina. Cada suite se alquilará a los turistas a través de un operador del complejo. Los desarrolladores son el grupo Zágalo, de Venezuela, mientras que la gestión comercial está a cargo de Ankrom Real State, gestor también de los proyectos de Torre Horizonte y el Edificio Corporativo 2015, enclavado en Piantini. La inversión es de 37 mdd y ya están abiertas las preventas, con el respaldo de la Fiduciaria BHD y el financiamiento del Banco López de Haro, informó Steven Ankrom. Al cruzar la Gustavo Mejía Ricart se ubica Blue Mall, un referente de establecimientos de primera y de marcas exclusivas inaugurado en 2010. Además de integrar la sala de conciertos Hard Rock, la plaza se complementa con el hotel JW Marriot, que desde 2014 aporta a la zona 150 habitaciones en cinco pisos. Con su inversión de 55 mdd, vino a traer a esa parte de la ciudad la oferta de espacios para eventos y convenciones.  Sus tarifas van desde 303 dólares por noche hasta 4,000 dólares por su suite presidencial.   Costos se disparan  Aunque esta tendencia abarca Piantini y zonas contiguas, los más ambiciosos proyectos se desarrollan en torno a la Churchill y calles aledañas. Una muestra significativa es la revalorización del metro cuadrado de terreno en esa avenida, que en 2007 valía 900 dólares, en la actualidad se cotiza en 3,000 dólares y se proyecta en 9,000 dólares para dentro de 10 años, según cálculos de Ankrom. “Es una ubicación privilegiada y una zona de alta plusvalía donde se ubican los desarrollos inmobiliarios más exclusivos del área metropolitana. La Avenida Winston Churchill se ha convertido en el centro de entretenimiento, comercial y de negocios de la ciudad”, como la define Flores. Para Ankrom “la garantía es la estabilidad del país, estabilidad financiera, crecimiento económico y del sector turismo, del sector construcción. Hay una dinámica económica que está inspirando a la inversión”. Define al público meta como hombre o mujer de negocios, de Europa o Norteamérica, y clientes locales de alto poder adquisitivo. La definición de la zona como un centro de negocios y de inversiones inmobiliarias encuentra apoyo también en que la avenida concentra las oficinas principales o importantes sucursales de los bancos comerciales, como Banco del Progreso, Banreservas, Popular, BHD y Scotiabank. Los que no, cuentan con sucursales en las citadas plazas comerciales. Con los nuevos proyectos que se erigen en esa avenida, el crecimiento se vislumbra imparable.

 

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