Ciertos son los que no ven lo invisible, pero claros son quienes saben saben que a pesar de aparentar que no hay algo, comprenden sus indicios. 

Si fueras un consejero externo con cierto tiempo viendo lo que pasa dentro de tu organización, ¿cuál sería la emoción más evidente que sobrevendría y cuáles, tus prioridades a recomendar?

Resolver lo tangible es más sencillo que atender lo invisible y ahí radica el desafío de la innovación, una disciplina, metodología y hasta filosofía que está sobre y subvaluada al mismo tiempo.

Todo cambia

Ésta ha sido estirada y sobrepuesta tantas veces que ha perdido fuerza como concepto y, aún así, mantiene vigencia por el principio que persigue: reinventarse. 

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En un mundo que sigue instalado en el culto a los años ochenta a falta de ideas, en lugares comunes y opciones predecibles, no es extraño que el concepto de innovación sea deificado. Pero, ¿es necesaria esta ansiedad de cambio, mejora y eficiencia con tal velocidad? Fundamentalmente, ¿es factible?

Por definición, es imposible mantener ritmos estables libres de impermanencia en lo que sea. La visión puede delatar cierta carga de neurosis, al saber de antemano que, visto de otro modo se trata de estar pernnemente insatisfecho. 

Una palabra para reflexionar

En chino, la palabra crisis se traduce como 危机(Wei Ji). Wei significa peligro, pero ji apunta a oportunidad. Una mezcla tan interesante como complementaria en la práctica.

La liga que pueda existir entre una crisis y el concepto de innovación puede entenderse a partir del impacto de la oportunidad y las acciones que de ella emanen. 

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Y es en la oportunidad y en la claridad, que la innovación sustenta el primero de sus efectos. Se innova para resolver un problema o reto de negocio, pero el campo semántico de la innovación es tan amplio y atractivo que se confunde con facilidad. 

Esta sensación de cambio incremental o la mera novedad llega a fungir como innovación, aunque se trate de un proceso creativo o de una oleada de mejoras, que no necesariamente son innovación. 

¿Qué hace a la innovación, tal?

Si bien, el fondo de la innovacón responde a mejorar un proceso con un objetivo de negocio para generar valor en la empresa, es imposible predecir los cambios, las causas y las condiciones de las situaciones. Lo único seguro es que habrá cambios. Y a lo mucho, uno puede conducir dicho cambio. 

Innovar, en una idea, se trata de generar valor a partir de una idea, de un método y de un proceso. Por eso es algo más que nuevas tecnologías o productos. Apunta a concebir nuevos modelos de negocio, procesos más eficientes y en sí, a nuevas formas para agregar valor.

El tiempo y la innovación

Tener tiempo no se reduce a una expresión para ser indulgentes. La anticipación y la flexibilidad son dos válvulas que representan una diferencia significativa en un proceso de innovación.

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Hay tres maneras diferentes en las que una empresa adopta el sentido del tiempo, anticipación y flexibilidad:

  • Ser sacudidos por el cambio

No hay banda de oportunidad alguna para considerar posibles amenazas ni entender opciones que no tengan que ver exclusivamente con la operación diaria. Los horarios y agendas están saturadas, la prisa es el ingrediente cotidiano y el cambio es visto como una turbulencia en la que se rebota. 

  • Reaccionar al cambio

La dificultad en la anticipación por avalanchas operativas y culturales compiten con el espacio en todas las áreas para poner la mirada metros adelante que la inmediatez. Se vive al día, de una u otra forma, pero también hay un sentido directivo que reacciona con la agilidad que la estructura lo permita ante amenazas u oportunidades. 

  • Conducir el cambio

Buscar el liderazgo en una industria o categoría para ver de qué manera hay oportunidades de satisfacción en sus clientes apunta a la perspectiva crítica de maximizar el costo de la innovación y lograr resultados diferenciados de largo plazo. Crear valor como estrategia de fondo tiene como resultado visible un par de ojos bien abiertos en el cliente y su lealtad puesta como credencial y caso de uso. 

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¿Cómo usas el tiempo en estos momentos en los que la claridad no tendría que dejar de desdoblarse?

Contacto:

Eduardo Navarrete ee especializa en dirección editorial, Innovación y User Experience*

Twitter: @elnavarrete

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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