Reuters.- Las autoridades de Ucrania condenaron los ataques de la artillería rusa contra ciudades del noreste del país y el continuo asedio de la ciudad portuaria de Mariúpol, de la que Moscú dijo haber tomado el control casi total, tras casi dos meses de sangrientos combates.

Tras fracasar en su intento de vencer la resistencia ucraniana en el norte del país, el ejército ruso ha vuelto a centrar su ofensiva terrestre en el Dombás, al tiempo que ha lanzado ataques a larga distancia contra objetivos en otros lugares, incluida la capital, Kiev.

Dieciocho personas han muerto y más de 100 han resultado heridas en bombardeos en los últimos cuatro días en la ciudad nororiental de Járkov, declaró el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

“Esto no es más que terror deliberado: morteros, artillería contra barrios residenciales ordinarios, contra civiles ordinarios”, dijo Zelenski a última hora del domingo.

Rusia niega haber atacado a la población civil y ha rechazado lo que, según Ucrania, son pruebas de atrocidades, afirmando que se trata de un montaje para socavar las conversaciones de paz entre ambas partes. Moscú califica su actuación como una “operación militar especial” para desmilitarizar Ucrania y erradicar lo que denomina “peligrosos nacionalistas”.

Occidente y Kiev acusan al presidente ruso Vladimir Putin de agresión no provocada.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, dijo que las tropas en el pulverizado puerto de Mariúpol seguían luchando el domingo, a pesar de la exigencia rusa de rendirse antes del amanecer.

“La ciudad todavía no ha caído”, dijo al programa “This Week” de la cadena ABC, y añadió que los soldados ucranianos seguían controlando algunas partes de la ciudad del sureste del país.

El sábado, Rusia dijo que se había hecho con el control de las zonas urbanas de Mariúpol y que algunos combatientes ucranianos permanecían en la planta siderúrgica de Azovstal, con vistas al mar de Azov.

La captura de Mariúpol, el principal puerto de la región del Dombás, sería un premio estratégico para Rusia, ya que une el territorio en manos de los separatistas prorrusos en el este de Ucrania con la región de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014.

Serhiy Gaidai, el gobernador de la vecina región de Luhansk, que ha sufrido fuertes combates, repitió un llamamiento a la población para que abandone la zona.

“La próxima semana será difícil”, dijo en una publicación en su página de la red social Facebook. “Puede ser la última vez que tengamos la oportunidad de salvaros”.

En las calles de Mariúpol, pequeños grupos de cadáveres se alineaban bajo mantas de colores, rodeados de árboles destrozados y edificios calcinados.

Los residentes, algunos empujando bicicletas, se abrían paso entre los restos de tanques y vehículos civiles destruidos, mientras los soldados rusos comprobaban los documentos de los automovilistas.

Entre ellos se encontraba Irina, que trataba de abandonar la ciudad junto a una sobrina herida en el bombardeo.

“Tengo una hija en la República Popular de Donetsk”, dijo, refiriéndose al territorio separatista autodeclarado independiente. “Quizá intentemos trasladarnos allí por el momento”.

“Espero que reconstruyan (Mariúpol). Lo más importante son los sistemas de energía. El verano pasará rápido y en invierno será difícil”.

‘PASCUA DE GUERRA’

Cerca de cuatro millones de personas han huido de Ucrania, numerosas ciudades han quedado destrozadas y miles de personas han muerto desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero.

Los daños económicos son importantes. Shmyhal dijo que el déficit presupuestario de Ucrania es de unos 5,000 millones de dólares al mes e instó a los Gobiernos occidentales a prestar más ayuda financiera.

En la red social Twitter, Zelenski dijo que había discutido con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, la garantía de la estabilidad financiera de Ucrania y los preparativos para la reconstrucción del país tras la guerra y la citó diciendo que el apoyo es esencial para sentar las bases de la reconstrucción.

Ucrania prosiguió con sus esfuerzos para ingresar por vía rápida en la Unión Europea, con sus autoridades completando un cuestionario que es el punto de partida para que el bloque decida sobre su adhesión.

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El domingo de Pascua, el Papa Francisco criticó implícitamente a Rusia, pidiendo el fin del derramamiento de sangre y lamentando la “Pascua de guerra” en un discurso pronunciado en el Vaticano.

“Que haya paz para la Ucrania desgarrada por la guerra, tan puesta a prueba por la violencia y la destrucción de la guerra cruel y sin sentido a la que fue arrastrada”, dijo. 

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