En 1909, Louis Blériot cruzó el Canal Inglés a bordo de su Blériot XI. Este avión clásico de un solo motor era característico de los primeros días de la aviación en el siglo XX. Fue parte de la exhibición aérea AIR14 en Payerne, Suiza el 6 de septiembre de 2014.
Cien años de aviación militar representan más de un siglo de historias, es por lo que para honrar el primer centenario de existencia de la Fuerza Aérea Suiza, la pasión, el descubrimiento y el espíritu aventurero de los aviadores se convierten en símbolos para rendir homenaje a uno de los pilotos más grandes del siglo pasado durante la demostración aérea AIR14 en Payerne, y así mostrar orgullosamente la “Mikael Carlson Blériot XI” en vuelo.
Este arquetipo volvió a encender los momentos gloriosos de su aviador, que siempre iba acompañado por su fiel reloj Zenith. La tarde del sábado 6 de septiembre a las 13:17 horas, el piloto Mikael Carlson revivió los mejores momentos del principio de la aviación militar suiza delante de más de 100 000 espectadores.
El Blériot XI fue el primero en realizar un bucle y volar a través de los Alpes. También fue uno de los primeros aviones que permitieron a los pasajeros tirarse en paracaídas. Esta aeronave puede ser acreditada para llevar a cabo acrobacias aéreas y fue a bordo de esta máquina cuando Blériot logró su hazaña a principios del siglo pasado.
En el verano de 1909, el periódico británico Daily Mail, planteó un reto: cruzar el Canal Inglés por vía aérea. La competencia estaba en pleno desarrollo y, para cumplir con ella, Louis Blériot ofreció el primer intento a Hubert Latham, un pionero de la aviación francesa. El intento de Latham no tuvo éxito, sin embargo el 25 de julio de 1909 a las 4:15 am, Blériot despegó y llegó a Inglaterra en 37 minutos, medidos por el reloj Zenith de su muñeca, convirtiéndose así en el primer hombre que cruzó el Canal de la Mancha.
En 1912, Blériot declaró: “Estoy muy satisfecho con el reloj Zenith. Lo utilizo con frecuencia y no puedo recomendar otro a aquellos que buscan la precisión”.
Al ser Zenith una de las primeras marcas en el inicio del siglo XX que construyeran instrumentos aptos para el vuelo –en particular altímetros y los relojes–, no es de extrañar que estos dos visionarios estuvieran destinados a encontrarse.
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