El Gobierno federal mexicano decidió tomar un camino similar al de la ciudad de Shenzhen, una población de 30,000 habitantes donde abundaba la pobreza, y que tuvo un despunte radical con la creación de una Zona Económica Especial (ZEE) en 1980, que la llevó a convertirse en la cuarta urbe con mayor Producto Interno Bruto (PIB) de China, sólo después de Shanghai, Beijing y Guangzhou. De este lado del planeta, el proyecto apenas empieza. El objetivo es cerrar la brecha de desigualdad que hay entre el Norte-Bajío y el Sur-Sureste del país, región donde habitan 20 de cada 100 personas en condición de pobreza extrema del país y donde sólo dos de cada 10 de sus trabajadores laboran en el sector formal. No obstante, se espera que, a finales de 2017, el gobierno federal comience a licitar la administración integral de los primeros de estos polígonos, la cual estará a cargo de empresas privadas, como ocurre en Centroamérica con la Autoridad del Canal de Panamá. “Yo creo que, teniendo ya el paquete inicial de tierra, los convenios de coordinación, la ley y el paquete de incentivos, [en 2017] podemos estar anunciando casi a la par el interés [de las empresas]”, asegura Gerardo Gutiérrez Candiani, titular de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales (AFDZEE), organismo encargado de coordinar los trabajos. Estos territorios incluirán beneficios fiscales, régimen aduanero específico, marco regulatorio ágil, infraestructura competitiva y programas de apoyo, entre otros estímulos, de modo que puedan atraer inversión nacional y extranjera, formar cadenas de valor y acelerar y diversificar las exportaciones. En una primera etapa, funcionará la ZEE de Lázaro Cárdenas, que es el puerto más profundo de México y tiene terminal de contenedores, corredores multimodales y conexión por ferrocarril a la Costa Este de Estados Unidos, así como buena conectividad hacia el Bajío. Este proyecto tendrá aproximadamente 2,000 hectáreas, más un parque agroindustrial de 350 hectáreas. Abarcará los estados de Michoacán y Guerrero. También puedes leer: Es posible el éxito de las Zonas Económicas Especiales El Corredor Transístmico, o de Tehuantepec, que es la distancia más corta (300 kilómetros) entre el Océano Pacífico y el Atlántico, albergará las ZEE de Coatzacoalcos (de 500 a 700 hectáreas), en Veracruz, que destaca por las industrias energética y petroquímica, y la ZEE de Salina Cruz (700 hectáreas con una reserva adicional), en Oaxaca, un puerto petrolero y comercial que funciona como centro logístico. La última del primer paquete de ZEE estará en Puerto Chiapas (de 500 a 700 hectáreas), un punto de conexión con Centroamérica que cuenta con 43 kilómetros de aduana fronteriza, el cual ya tiene parque industrial, recinto fiscalizado y un corredor logístico multimodal. En una segunda etapa, vendrá el Corredor Energético Campeche-Tabasco, que podría abarcar el Puerto de Dos Bocas, en Tabasco, y Seybaplaya, en Campeche. Además, habrá tres zonas de nicho: Yucatán, para el desarrollo tecnológico y la innovación; Puebla, que contribuirá a la proveeduría de segundo y tercer nivel para sectores estratégicos, como el automotriz; e Hidalgo, que implica un clúster de diseño textil y confección. Las administraciones integrales de estas cuatro saldrán a licitación en 2017. Las primeras ZEE estarán integradas por unos 72 o 73 proyectos, de los cuales el 70% será ejecutado por el sector privado, mientras que el resto vendrá de los tres niveles de gobierno, mediante dragados, accesos, obras para corregir y poner en condiciones los ferrocarriles o tener aeropuertos que puedan dar un servicio adecuado. De hecho, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2016 aprobó 3,000 millones de pesos (mdp) para el proyecto, de los cuales ya se ejerció el 70% en infraestructura básica.   ― ¿El desarrollo de las primeras ZEE ocurre de manera simultánea? ― Van de manera simultánea. Ahí dependemos de los estudios y dependemos también de la definición de los terrenos. Cuando ya tengamos los terrenos, el convenio de colaboración, la carta de intención y, aparte, los estudios que nos marca la ley, entonces podremos proceder a hacer la declaratoria del presidente [Enrique Peña Nieto] de las zonas económicas.   ― ¿Cuándo podríamos tener ya una declaratoria? ― Pues, mira, nosotros estamos esperando que sea ya para fin de año [2016] o a principios del próximo [2017] como máximo. Y en las otras cuatro zonas [Campeche-Tabasco, Yucatán, Puebla e Hidalgo], la definición tendría que darse en 2017.   ― Entonces, ¿están en la parte más complicada? Sobre todo, pensando que, en México, la tierra suele frenar los proyectos. ― Por eso estamos buscando qué opciones existen. La parte de la donación no es un tema de la autoridad, sino que es un tema de los estados. En la parte de compra sí estamos definiendo nosotros qué vamos a comprar, y ahí están entrando todos los organismos que tienen que ver con la compra de la tierra, de manera absolutamente transparente y pública. Y luego, en la parte del sector privado, estamos viendo qué intereses tiene y cuánto cuesta, porque también se tiene que ceñir a las condiciones de precios que nosotros estamos dispuestos a pagar.   ― ¿Quién va a administrar las ZEE? ― Se va a concesionar a administradores integrales de talla mundial asociados con empresarios mexicanos. Ésa es la idea: que puedan administrar las zonas o, más bien, detonar las zonas; y nosotros, como autoridad, le vamos a dar seguimiento para que todo vaya de acuerdo a los planes de trabajo originales. Entonces, aquí el administrador con sus socios nos van a dar todo un plan de trabajo a 40 años, con posibles renovaciones a otros 40 años y con base en la mejor propuesta económica, técnica, etc.

 

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