La subida de tasas por parte de la Reserva Federal generó volatilidad en los mercados, sin embargo, hay otros factores que, a nivel global, pueden complicar el escenario para el peso mexicano en lo que resta del año.     Durante 2013, 2014 y 2015, los mercados se dieron a la tarea de asimilar que la Reserva Federal debía elevar sus tasas, la incertidumbre sobre cuándo lo haría fue el tema central de los análisis que trataban de explicar los altos niveles de volatilidad que, entre otras cosas, ocasionaron un mayor fortalecimiento del dólar. Sin embargo, ahora que la Fed dio el primer paso, el peso mexicano se suma a las monedas altamente depreciadas en un entorno de volatilidad que parece tener otros motivos además de la política monetaria en Estados Unidos. Analistas de diferentes instituciones financieras coinciden en que el tipo de cambio tiene altas probabilidades de superar 20 pesos por dólar. Banco Base y Scotiabank incluso colocan el extremo alto de su previsión en 23 pesos. Otras instituciones han sido más conservadoras, Banamex, por ejemplo, espera que al cierre del año, el tipo de cambio se ubique en alrededor de 17.5 pesos por dólar, la previsión del banco no contempla un pico alto. “El tipo de cambio es la variable más difícil de predecir porque muchos factores intervienen. Para este año la probabilidad es de 70% de que el peso se mueva en niveles de entre 16 y 23 pesos por dólar. El año pasado estos niveles eran impensables”, comentó Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank. Hasta el 11 de febrero el peso ha perdido 10.54% contra el dólar en lo que va del año, de acuerdo con el reporte de cotización interbancaria del Banco de México. “La debilidad del peso se debe a que es la moneda latinoamericana más operada en el mercado cambiario, lo cual permite que sea empleada para especular sobre otras economías emergentes, a pesar de que en México existan condiciones de estabilidad en el crecimiento y en precios”, explica Gabriela Siller. A continuación, cinco factores que pueden inyectar volatilidad a los mercados y hacer que el peso pierda aún más terreno contra el dólar.  
  1. Política monetaria en EU. Cuando Ben Bernanke dijo en mayo de 2013 que la Fed podría empezar con el endurecimiento de las tasas de referencia, los mercados reaccionaron con una ola de volatilidad nunca vista a tal magnitud, ese fue el principio de la espiral de descenso del peso contra el dólar. Sin embargo, ahora luego de que la Fed aumentara tasas en diciembre pasado, la ahora presidenta del banco central, Janet Yellen ha inyectado más volatilidad a la ecuación al mencionar, en declaraciones ante el Congreso, que no descartaría la posibilidad de ver tasas de interés negativas.
  2. Precio del petróleo. El precio del petróleo ha alcanzado nuevos mínimos históricos. Mario Correa, de Scotiabank explica que esta caída ha sido consecuencia de una confluencia en factores de oferta y demanda que persistirán durante 2016. Uno de estos factores es el constante incremento de la sobreoferta internacional. Irán, por ejemplo comenzó a vender su petróleo a países asiáticos con un descuento mucho mayor al de Arabia Saudita. La compañía petrolera iraní, National Iranian Oil Co., ofrecerá su crudo con un descuento de 2.6 dólares por barril menor que el promedio de Omán y Dubái, mientras que le venderá a Europa con un descuento de 1.25 dólares por barril menor al de Arabia Saudita. Con esta estrategia, Irán busca recuperar la participación del mercado perdida durante el periodo de sanción.
  3. Divergencia de política monetaria a nivel mundial. Otro de los factores que causa incertidumbre en los mercados en la divergencia en las tendencias de política monetaria entre los diferentes países. Dicho de otro modo: las políticas de los bancos centrales más grandes del mundo van en direcciones opuestas. Mientras que la Reserva Federal incrementó su tasa en diciembre, el Banco Central Europeo abrió la puerta a nuevos estímulos y el Banco de Japón indujo tasas de interés negativas de forma sorpresiva.
  4. Deterioro de mercados emergentes. En un comentario de análisis, UBS explicó que la desaceleración China no implica necesariamente un problema global, claro, siempre y cuando el crecimiento de la economía más grande del mundo se mantenga en los rangos previstos de crecimiento de 6.2 % en 2016 y 5.8% en 2017; sin embargo, lo que la institución financiera sí advierte como un riesgo es la posibilidad que el gigante asiático reporte crecimiento anual de alrededor de 4%, pues esto implicaría un impacto directo a las economías con las que tiene estrechas relaciones comerciales. En conclusión, las malas noticias de China pueden convertirse en malas noticias para los mercados emergentes en general.
  5. Poco avance en la economía estadounidense. El deterioro de la actividad industrial en Estados Unidos implicará un crecimiento de 2.2% en 2016, se trata de un ritmo menor a lo observado en 2014 y 2015, cuando reportó 2.4%. Si bien México cuenta con disciplina fiscal y fundamentales sólidos, lo cierto es que la fortaleza que pueda demostrar la economía en periodos altamente volátiles también dependerá del ciclo económico estadounidense, y hay pocos motivos para pensar que éste pueda acelerarse.

 

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