República Dominicana cuenta con decenas de atletas de alto rendimiento, muchos de los cuales se quedan atascados en un pantano por no contar con un visionario que les sirva de agente y regentee sus carreras. Tanto así que algunos deportistas desconocen su potencial para convertir su nombre en una marca publicitaria. Es decir que, asombrosamente, ignoran su propio talento.   Por Hansel Díaz Matthews Un buen ejemplo de un atleta que, cuando ya era famoso, tuvo que recurrir a un agente deportivo, es el tenista Víctor Estrella Burgos, raqueta número uno del país y ubicado actualmente en la posición 43 del ranking mundial de ese exigente deporte. Estrella se vio envuelto en tantas actividades de forma instantánea que tuvo que depositarse sobre los “hombros” de María Consuelo Bonilla, de 24 años de edad, una joven que estudió en Italia la licenciatura en administración de empresas de la hospitalidad, por lo que está orientada a los negocios y el servicio al cliente. Existe la errónea idea de que para ser agente se necesita ser abogado, aunque no está de más que lo sea. Lo que sí es cierto es que hay que conocer al dedillo el deporte, leer los contratos y dominar los riesgos de cada acción de su apoderado. Estrella vio crecer su carrera después de un abrir y cerrar de ojos, tras una trayectoria que le llevó casi una vida. Sí, una vida, porque se convirtió en profesional en 2002 y fue en 2013, a sus 33 años, cuando agarró aquella luz que siempre observó al final del túnel. A su edad, normalmente ya la mayoría de los tenistas están retirados. “Mi objetivo es hacerle la vida más fácil a Víctor y que se pueda enfocar 100% al juego; es decir, que pueda practicar y ganar en la cancha porque yo me encargo de todo lo demás. Me ocupo de sus contratos, sus boletos aéreos, coordinar salidas de hoteles, comidas y entrenamientos, verificar los horarios de cada país, entre otras cosas”, explica Bonilla. Estrella llegó a la familia de María Consuelo antes de que ella naciera. “Víctor es querido en mi casa como un hijo más. Es más, nosotros nos llevamos mejor que hermanos, pero cuando se habla de trabajo, entonces separamos las cosas y nos orientamos al éxito”. Por lo general, los agentes cobran entre 1% y 10% de los contratos de los atletas, pero hay instituciones o federaciones que rigen estos porcentajes. Por ejemplo, las Grandes Ligas fijaron hasta 5% para los agentes de los jugadores, tal como explica el dominicano Andy Mota, hijo del legendario Manuel Mota, que estudió y terminó el bachillerato en el colegio Calasanz, pero que luego firmó al profesionalismo con los Astros de Houston y más adelante abandonó el deporte para convertirse en agente. “Lo primero que tiene que hacer un agente es convertirse en amigo inseparable de su apoderado y volverse todo para él, desde psicólogo hasta parte de su familia”, señala Mota, quien recuerda que su primer cliente lo fue el fenecido Andújar Cedeño. Mota, quien es graduado de Marketing de la Universidad de Los Ángeles, precisa que su mayor ventaja como agente es que domina ambas culturas, la dominicana y la norteamericana, por haber pasado toda la vida entre las dos naciones, además de que como jugador profesional palpó todos los niveles hasta llegar a Grandes Ligas. “Pasé todo lo que mi cliente podría pasar, así que lo ayudo con tiempo para prever situaciones”, argumenta. Por eso, Mota decidió dejar el béisbol en 1994 y de inmediato se unió a Reich Katz and Landis Baseball Group, una agencia de captación de jugadores de ese deporte. Tuvo como primer cliente a Cedeño, quien siempre le comentaba que dejaría el béisbol si se encontraba una funda con 1 millón de dólares (mdd). Como resultado, Mota logró que este antesalista ganara más de 2 mdd entre 1990 y 1996, antes de perder la vida en un accidente automovilístico en República Dominicana. Para 2006, la agencia en que trabajaba Mota fue absorbida por Wasserman Media Group y ahora los logros que alcanza son impensables. “Nuestra empresa maneja jugadores de todos los deportes y somos número 1 en la National Basketball Association con los contratos de Al Horford, Russell Wesbrook, Derrick Rose, Anthony Davis, LaMarcus Aldrige, entre otras figuras, además de la mayoría de las estrellas del equipo norteamericano de fútbol femenino y la estrella masculina Landon Donovan, considerado el mejor futbolista de Estados Unidos”, revela Mota. Sin embargo, Mota dejó escapar su pasión por el béisbol y su dominicanidad y de inmediato enfatizó que su dos mejores representados han sido el intermedista estrella Luis Castillo y el poderoso bateador Hanley Ramírez, quien juega actualmente su primera temporada con los Medias Rojas de Boston luego de un pacto de cuatro años y US$88 millones. “Vi cambiar sus vidas. Los conozco desde mucho antes de que se conviertan en superestrellas y eso me motiva cada día a conseguir otros como ellos”, agrega. Argumenta que para ser agente hay que ver las oportunidades en cosas negativas que pasan con frecuencia, además de velar por la imagen del atleta, supervisar su conducta, invertir tiempo en escucharlo y asumir el papel de psicólogo, sin nunca dejar de lado la oportunidad de hacer dinero. Y eso fue justamente lo que vieron e idearon Brian Mejía y Ulises Cabrera, presidente y vicepresidente de Dominican Prospect League (DPL), una organización que se encarga de mostrarles prospectos de béisbol a equipos de las Grandes Ligas. Quizás ustedes piensen que esto ha estado toda la vida, pero no es así. La genialidad fue que en 2009 DPL comenzó a trillar en el país, formando una liga organizada de prospectos de todo el país, en la cual se registran sus numeritos y además se elaboran videos y evaluaciones de los jugadores, tanto en República Dominicana como en Estados Unidos, evitando cualquier anomalía de edad o consumo de sustancias prohibidas. Es una copia renovada de lo que se hace en Norteamérica con ligas bien establecidas y supervisadas. La mayoría de los cazatalentos locales tienen que llevar sus prospectos a DPL, por lo que la organización les cobra 2% de la firma del contrato y 7% si quieren que negocien el acuerdo del jugador. Hasta la fecha, ya se registran más de 600 jóvenes que han conseguido acuerdos con equipos de las ligas mayores. Mejía explica que la organización se formó “con el objetivo de darle transparencia a las firmas de jugadores, porque se especulaba con que los scout de los equipos de Grandes Ligas les sustraían parte del bono del jugador por firmarlo”. Asimismo, Mejía señala que DPL tiene cazatalentos por doquier para lograr conseguir el mejor talento que se halle en nuestro país. “Desde que un niño tiene 10 u 11 años ya lo estamos observando con miras a desarrollar su talento en un tiempo récord y, cuando tiene 14 o 15 años, entonces lo integramos a la liga”, precisa. Desde que se empezó el proyecto hace seis años, tres jugadores han llegado a las Grandes Ligas: José Ramírez, de los Indios de Cleveland; Rafael Montero, de los Mets de Nueva York, y Michael Feliz, de los Astros de Houston. Cabrera tiene bien claro que los jugadores dominicanos solo necesitan de un agente cuando firman y luego cuando tienen más de tres años en las Grandes Ligas, ya que el sistema está diseñado de esa manera. Ulises Cabrera, además de agente de Manny Acta, también “se vende” como mánager, gerente o coach para las Grandes Ligas o simplemente como analista del juego para una cadena deportiva, por su excelente capacidad bilingüe y experiencia dentro y fuera del campo. Es precisamente con base en lo que sabe Ulises —quien nació en Michigan, Estados Unidos, y estudió Administración de Empresas y luego hizo un máster en Marketing— que hace seis años decidió establecerse en el país al fundar Dominican Prospect League, junto con su socio Brian. Pero hay diversidad de agentes y existen de todos los calibres. El lanzador dominicano Johnny Cueto se convertirá en agente libre al finalizar esta temporada de las Grandes Ligas y buscará un contrato que le asegure el bienestar de un par de sus generaciones futuras. Por eso tiene como agente al norteamericano Bryce Dixon, quien estudió Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y después se diplomó en Derecho. Cuando Forbes República Dominicana le preguntó a Dixon sobre cómo lograr un buen contrato, se limitó a decir que un buen agente estudia el mercado y se da cuenta rápido de qué puede conseguir por su representado. “Más que hablar, hay que escuchar”, razona. “No me gusta hablar de cifras porque podría reducirse el dinero que alguien tenga para mí o mi cliente, solo les diré que Cueto debe conseguir algo más que los mejores lanzadores de este momento”, explica Dixon. Se estima que Cueto —nativo de San Pedro de Macorís— buscará un contrato que le pague más de 25 mdd por temporada y si se calcula a más de cuatro años, entonces estaría superando los 100 mdd. Dixon explica que Cueto tiene la ventaja de que solo tiene 29 años y más de 90 triunfos en su haber en apenas ocho temporadas. Antes de trabajar con Cueto, Dixon representa a Ariel Peña, de los Cerveceros de Milwaukee, y antes lo hizo con los dominicanos Ronnie Belliard, José Veras y Octavio Dotel. Dixon comenzó su carrera de agente con Beverly Hills Sports Council en 2001 y luego conformó Primo Sports Group. Actualmente, reside en San Diego, California, Estados Unidos. agentes_deportivos_rd_buena

Brian Mejía y Ulises Cabrera, presidente y vicepresidente de Dominican Prospect League, respectivamente; junto a Manny Acta (derecha), ex manager de Grandes Ligas. Cabrera es agente de Acta.

 

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