Cintillo-Seleccion-F-2015  Hace cuatro años, Daphne Koller creó Coursera, una plataforma de educación digital sin ningún costo. El principal objetivo es que más jóvenes puedan acceder a los mejores cursos de prestigiosas universidades de todo el mundo. Ahora, los estudiantes de habla hispana contarán con la opción de tomar clases en su idioma.    Más de 39 millones de jóvenes no tienen acceso a un sistema educativo, ya sea porque no cuentan con los recursos económicos o porque las universidades no pueden atender la demanda de candidatos que desean enlistarse en su matrícula. Hace cuatro años, una mujer se puso un reto muy ambicioso: lograr que cualquier persona en el mundo pudiera tomar los mejores cursos de instituciones como la Universidad de Stanford, sin tener que pagar. Así, en 2011 nació Coursera, una plataforma de educación virtual. El proyecto fue una iniciativa de dos profesores en ciencias computacionales: Daphne Koller y Andrew Ng. “Esta compañía surgió porque queríamos ayudar a crear nuevos sistemas de educación sin importar para quién o en dónde estuvieran. Esto nos ha dado una gran oportunidad de transformar muchas vidas. Hemos tenido que trabajar con las mejores universidades y afortunadamente nos hemos encontrado con personas en todo el mundo, incluido México, que nos han ayudado a lograr esta misión”, comenta en entrevista Daphne Koller, presidenta y cofundadora de Coursera. Aunque los académicos confiaban en su proyecto, jamás dimensionaron el éxito que éste alcanzaría: cuando comenzó a operar,  la plataforma contaba sólo con dos cursos; hoy, Coursera ha logrado que más de 15 millones de usuarios en todo el mundo estudien en alguno de los 1,465 cursos disponibles de manera gratuita en la plataforma y que son diseñados por catedráticos de más de 133 instituciones con las que tiene convenio.   Enseñar en México México es el mercado más importante de Coursera a nivel mundial y el mayor de habla hispana, con 400,000 usuarios registrados. A inicios de octubre, el país se sumó a la lista de naciones donde Coursera tiene una plataforma en el idioma nativo y alianzas con universidades. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) forman parte de la red en México, mientras que en la región perfilan la Universidad de los Andes (en Colombia), la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de São Paulo. La llegada de Coursera a México es una oportunidad de crecimiento importante para la plataforma, pues 51% de la población tiene acceso a internet, lo que facilita el acercamiento a los jóvenes. Sin embargo, también implica un mayor desafío: romper con el paradigma que aún existe sobre la educación en línea. “Creo que el reto más grande al que nos hemos enfrentado en todos los países ha sido demostrar que la educación masiva en línea es igual de importante y valiosa que la tradicional.”   El costo de la educación Coursera es una alternativa de educación accesible. El costo anual básico de estudiar en la Universidad de Stanford es 42,000 dólares, de acuerdo con cifras oficiales. Para Koller, quien se desempeñó durante 18 años como profesora de ciencias de la computación en la institución estadounidense, los elevados costos de la educación superior implican un reto mucho mayor para aquellos jóvenes que no cuentan con los recursos suficientes. “Es lamentable que la educación sea inaccesible para muchas personas. En los últimos 30 años, el costo de la educación superior en Estados Unidos creció 559%. Como sociedad tenemos la obligación de ayudar y proveer de herramientas a aquellos que no pueden acceder a un derecho básico como es la educación”, explica Koller. Entre la lista de 133 instituciones con las que Coursera tiene convenio en 26 países destacan la Universidad de Stanford, Universidad Yale, Universidad Técnica de Múnich (TUM), Universidad de Australia Occidental, Universidad de Toronto, Universidad de Pekín, Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea, Universidad Técnica de Dinamarca (DTU), Universidad de Zúrich, Instituto de Física y Tecnología de Moscú y Universidad Nacional de Taiwán. Los 1,465 cursos y programas se clasifican en Artes y Humanidades; Negocios; Ciencias de la Computación; Matemáticas y Lógica; Desarrollo Personal, y Ciencias Sociales, entre otros, con duración de entre dos y cuatro meses. Cualquier estudiante, sin importar su nacionalidad, puede tomar el curso que desee, aun cuando éste se imparta en una institución con un idioma diferente. Esto es posible gracias a que Coursera creó la Comunidad Internacional de Traductores (GTC), un grupo integrado por voluntarios y organizaciones asociadas que ayudan a traducir los cursos de la plataforma a sus respectivos idiomas nativos.   Un aula digital mundial  La principal ventaja de Coursera frente a la educación tradicional es que se abandona el modelo educativo de implementar uno mismo para todos. Al entrar a la plataforma, el usuario tiene la opción de dividir el material en las unidades que desee, y dependiendo de sus conocimientos construirá un programa acorde a sus necesidades e intereses. Las aulas virtuales permiten que más personas tengan acceso a una mejor preparación; además, la tecnología ayuda a facilitar el proceso de evaluación. “No contamos con 15 millones de tutores que puedan asesorar a cada uno de nuestros usuarios, pero sí tenemos de nuestro lado a la tecnología. Si al estudiante le surge una duda a las 2 de la mañana puede encender su computadora, reproducir el video y repetirlo hasta que adquiera la comprensión del tema”, explica la doctora en ciencias de la computación de la Universidad de Stanford. Cuando los estudiantes utilizan la plataforma y concluyen cualquiera de los cursos reciben un certificado, pero la labor no termina ahí. Coursera ha buscado hacerse de alianzas para expandir la oferta de educación masiva a la mayor cantidad de personas en el mundo. En 2014, el proyecto cautivó al empresario mexicano Carlos Slim, quien firmó una alianza para que más personas de habla hispana pudieran tener acceso a contenido educativo a través de internet. Asimismo, en febrero de 2015  la plataforma se alió al gigante tecnológico Google y la aplicación de fotografías Instagram para crear proyectos universitarios de manera conjunta. Al acceder a uno de los programas de Coursera, el usuario no realiza ningún pago, a menos que desee obtener un certificado de validación, cuyo costo varía según el programa que se haya tomado. Aunque Daphne Koller es consciente de los retos a los que Coursera se enfrenta todos los días, tiene claro qué es lo que tiene que hacer para que cada vez más personas puedan estudiar gratis en universidades como Stanford. “La educación gratuita es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas. Seguiremos trabajando para llegar a más países y hacer del mundo un lugar con más y mejores oportunidades para todos.” Oficinas de Coursera (Foto: Cortesía)   Esta nota fue publicada originalmente el 23 de octubre de 2015

 

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