Foto: Ethan Pines.
El gran proyecto El nuevo gran proyecto de Soon-Shiong en teoría funcionará así: un paciente con cáncer llegará al hospital para su diagnóstico. Todo, desde su ADN hasta las proteínas en su sangre serán analizadas al instante a través de una red propia y superrápida, los datos serán recogidos de forma automática en tiempo real, sin plumas ni papel. En cuestión de minutos los equipos recomendarán los medicamentos para el tratamiento. Una vez que el paciente es enviado a casa, la misma tecnología viajará con él, permitiendo a los médicos mantener una vigilancia en tiempo real, y a los administradores de los hospitales evaluar la eficacia y los costos de los procedimientos y medicamentos, y comparar sus datos con los de otros hospitales de todo el país. Esta visión se produjo durante el proceso de aprobación de Abraxane en 2005. Los médicos estaban tomando malas decisiones. Un estudio encontró que dos tercios de los pacientes con cáncer de páncreas recibieron el tratamiento equivocado. Soon- Shiong se dio cuenta de que el poder de cómputo no era suficiente para solucionar este problema si no lo combinaban con un sistema nervioso de alta tecnología. Al igual que un mecánico hurgando por partes, empezó a comprar empresas para construir su nueva máquina. Eligió Eviti, con sede en Filadelfia, que ofrece servicios a aseguradoras para que éstas se cercioren de que los oncólogos no receten medicamentos inadecuadamente (y cobren por sus errores). Treinta oncólogos y enfermeras estudian detenidamente las últimas publicaciones médicas para asegurarse de que la información esté actualizada. Otra compra: iSirona, una empresa en Panama City, Florida, que intenta conectar las máquinas de los hospitales con los sistemas de historiales médicos electrónicos. Soon-Shiong afirma que puede integrar 6,000 dispositivos médicos diferentes, incluyendo oxímetros de pulso, dispositivos de control de la presión arterial y básculas de baño, así como cientos de diferentes tipos de software clínico y financiero de todos los grandes vendedores de equipo médico. También hay otras tecnologías: Qi Imaging, una herramienta que permite visualizar tomografías y resonancias magnéticas en dispositivos móviles; Glow- Cap, un frasco de pastillas de 80 dólares que se ilumina cuando los pacientes en casa tienen que tomar su medicina y permite a los médicos saber que están abriendo la tapa. Compró y reestructuró National Lambda Rail, una red de computadoras del gobierno de alta velocidad, a un costo de 100 mdd, para que todos estos datos pudieran pasar rápidamente de un lugar a otro. Todas estas piezas —y docenas más que ha comprado o construido— se combinan en una estructura corporativa tan bizantina como su producto en general. Sus 800 empleados están repartidos en oficinas en 14 ciudades, y NantWorks, la compañía matriz, alberga nueve unidades separadas, todas con diferentes grupos de inversionistas y cada una aparentemente diseñada para operar en forma independiente en el mercado bursátil. La primera salida a bolsa, programada para el próximo año, probablemente será NantHealth, su apuesta de tecnología de la información para el cuidado de la salud, lista para sacar provecho de los nuevos esquemas de pago creados por ObamaCare. Entre sus inversionistas se encuentran Verizon, Celgene, BlackBerry y la Autoridad de Inversiones de Kuwait. Potencial y dificultades El Proyecto Manhattan de la Medicina, de Patrick Soon-Shiong, se sintetizan en una cifra: 47 segundos. Ésa es la cantidad de tiempo, las promesas médico-empresario, que ahora le toma a la “supercomputadora” que ha amalgamado completar un análisis genómico hasta llegar a la identificación de la proteína individual en el cuerpo de alguien que es susceptible del tratamiento con un fármaco. Es una afirmación impresionante, con una promesa infinita. Y una que no ha sido verificada, al igual que todas las que vuelven polarizante a Soon-Shiong. Cuando en octubre pasado Soon- Shiong describió por primera vez, dramática y fantásticamente, su plataforma en público, durante la Cumbre de Salud Forbes en Nueva York, los prominentes médicos, científicos y ejecutivos del cuidado de la salud asistentes lo consideraron el mejor conferencista del evento (95% de los encuestados los calificó de bueno o excelente). Sin embargo, muchos de ellos estaban confundidos o escépticos. El profesor de la Universidad Johns Hopkins (y colaborador de Forbes.com) Steven Salzberg, preguntó sobre la declaración de los 47 segundos: “¿Eso qué significa?” El último año, en aras de la claridad y credibilidad, pasé una cantidad desproporcionada de mi tiempo enfocado en su muy repetida promesa de 47 segundos. Resulta ser profundamente engañosa, ya que es un promedio de tiempo, no es tiempo para un individuo. Es como decir que McDonald’s puede entregar 800 cajitas felices el instante en lo que llegas a la ventana del Auto Mac sólo porque la compañía sirve 800 comidas al segundo en todo el mundo. La verdadera pregunta es: ¿Qué tan rápido se puede analizar el genoma de un paciente en particular? Presionado, Soon-Shiong dice que la meta es 24 horas por cada paciente. Eso sigue siendo asombrosamente rápido. David Feinberg, presidente del Sistema de Salud de la UCLA, confirma que obtuvo los datos de pacientes con cáncer en un par de días. Randy Axelrod, vicepresidente ejecutivo en Providence, donde el sistema de Nant pronto será lanzado, dice que envió las secuencias de ADN de varios pacientes y las tuvo de vuelta en pocas horas. Un análisis de Genomics England, un proyecto del gobierno que pretende secuenciar a 100,000 británicos, encontró que Nant es una de las pocas plataformas que podrían secuenciar consistentemente genomas del cáncer rápidamente. Aún más impresionante, dice Soon- Shiong —y varios expertos le creen—: ya puede analizar 500 genomas al día, a la par con los centros de investigación de ADN más avanzados del mundo, y será capaz de hacer 4,000 por día a finales de 2015. Además, Nant puede mover estos enormes conjuntos de datos a cualquier hospital en su red de forma casi instantánea. La oportunidad de Soon-Shiong para silenciar a los escépticos llegará pronto. “Tienes estas ideas fantásticas; tienes estas personas fantásticas. Ahora llega el momento de mostrarlas”, dice Jim Davies, director de Tecnología de Genomics England. En el St. John’s, un hospital de Los Ángeles para el que Soon-Shiong ha dado 85 mdd, un prototipo de un sistema da seguimiento en tiempo real a los tratamientos de los pacientes y a su costo. Y en breve se desplegará el sistema entero de Nant a escala completa en Providence Health & Services, que adquirió el St. John’s. Soon-Shiong conoció al CEO del sistema, Rod Hochman, durante las negociaciones. Ellos desarrollaron la idea del uso de Providence no sólo como un laboratorio de pruebas para el software de NantHealth, sino también para sus pruebas genéticas, ya que buscan ofrecerlo a cada uno de sus 25,000 pacientes con cáncer cada año. El cáncer es una enfermedad de la genética. Ocurre cuando un defecto genético o, más probablemente, una colección de defectos, hacen que las células se descontrolen y crezcan. Al identificar los defectos genéticos que están presentes, y escogiendo los fármacos para hacerles frente, los médicos pueden ser capaces de tratar tipos de cáncer que de otra forma serían intratables. Soon-Shiong tiene un ejemplo, identificado mediante la tecnología Nant: Una mujer padecía cáncer cervical y su genoma ya había sido secuenciado. Cuando se capturó en las computadoras de Nant, encontraron que el virus del papiloma humano, que causa el cáncer, se había insertado en un gen llamado Her2. Éste es el destino del fármaco Herceptin contra el cáncer de mama; cuando se le administró Herceptin a la mujer, un medicamento que normalmente no se utiliza en el tratamiento del cáncer cervical, sus tumores se redujeron. Al final, la declaración más reveladora pudo haber llegado en la Cumbre de Salud. Susan Desmond-Hellmann, que vio el ascenso de Soon-Shiong cuando era directora de Desarrollo Clínico en Genentech, antes de convertirse en rectora de la Universidad de California, San Francisco, y luego directora general de la Fundación Gates: “No lo subestimes.” “En el fondo él sabe que ser el médico más rico del mundo no es el logro que quiere junto a su nombre. No es suficiente”, dice Crow, el presidente de la Universidad Estatal de Arizona. “Mi búsqueda era y es mejorar la calidad de vida a través de la ciencia. Eso es lo que me motivó antes y eso es lo que me motiva ahora”, añade Soon-Shiong.Ilustración: Bob Daly.