Ambas compañías se han convertido en líderes de sus mercados, pero ahora deben enfrentar a frentes comunes internacionales que buscan derribarlos.   Por Brian Solomon Quizá la mejor forma de valuar a una empresa sea por la cantidad de enemigos que hace. Bajo ese criterio, Uber y Netflix entran rápidamente en territorio desconocido: cada uno está lidia actualmente con una alianza global en su contra. Ésa es la nueva forma de hacer negocios Es la nueva forma de hacer negocios en esta era de competencia tecnología verdaderamente global, y si Uber y Netflix –cuyas valuaciones alcanzan los 62,000 mdd y 45,000 mdd, respectivamente– son los gorilas de 400 kilos, hay un ejército de monos dispuestos a derribarlos. Tomen a Uber. El gigante de los viajes privados publica aumentos de ganancias gigantescas año tras año y ha levantado 8,000 mdd para competir en todo el mundo. Uber ha superado a su rival Lyft en Estados Unidos, y a muchos de sus oponentes en el extranjero, y los inversionistas han subsidiado su pérdida de dinero tras la promesa de crecimiento. Eso ha obligado a las pequeñas startups de movilidad a asociarse con su competencia internacional: Lyft con la china Didi kuaidi, Ola de la India, y GrabTaxi de Singapur. En diciembre, las cuatro compañías anunciaron una alianza tecnológica que unirá sus respectivas aplicaciones. La alianza combina las cuentas de alrededor de 6,000 mdd en financiamiento, lo que las vuelve un digno rival para Uber, aunque ninguno de ellos pueda competir por sí solo contra Uber. Netflix está recibiendo un trato similar mientras se expande rápidamente a los mercados internacionales. A principios de este mes, la empresa fundada por Reed Hastings llegó a más 130 nuevos mercados (incluyendo Rusia y la India). El martes, la compañía publicó sus ganancias del cuarto trimestre, mucho mejores de lo esperado, y su base de usuarios casi llegó a 75 millones a finales de 2015. El éxito de Netflix le ayuda a dedicar más recursos que sus competidores. En 2016, espera gastar más de 6,000 mdd en programación de video, alrededor de 1,000 mdd en marketing, y más de 800 mdd en tecnología y desarrollo. Netflix, como Uber, se ha convertido en el jugador más grande en su espacio, y usa esa posición privilegiada para aprovechar su ventaja. El director de FX Network, John Landgraf, se quejó ante The New York Times por la pérdida frente a “niveles sorprendentes de dinero y compromiso” ante Netflix en su concurso por Master of None y The Crown. Comparó la competencia con el beisbol: “Quiero decir que, básicamente, competimos contra nóminas que son como los de los Oakland Athletics frente a la de los New York Yankees, que son tres o cuatro veces la nuestra”, dijo. Ahora The Wall Street Journal reporta que los rivales extranjeros de Netflix se han unido, al igual que Lyft y sus amigos. Televisoras y compañías de streaming de Francia a Nueva Zelanda, Noruega a Australia, y Canadá a Filipinas, están formando alianzas de licitación para comprar los derechos locales de programas de televisión. Por ejemplo, Foxtel de Australia ganó a Netflix los derechos locales para Fear the Walking Dead al enlazar el servicio de streaming de Presto y el canal estadounidense FX. El WSJ publicó: “Peter Bithos, CEO de el servicio de streaming asiático HOOQ, dijo que se necesitan asociaciones pan-regionales más grandes para poder hacer frente a Netflix, y predijo que se formarán dentro de los siguientes 6 meses. De cara al futuro, “si no puedes negocias derechos globales, estarás en seria desventaja”, afirmó. Ésta es la nueva realidad de la competencia tecnología: servicios de software como Netflix y Uber pueden operar en todo el mundo sin demasiados obstáculos, excepto en algunos mercados muy particulares, como China, donde Netflix sigue sin funcionar y Uber sigue siendo un perdedor feroz. Y estas empresas no sólo pueden expandirse a todas partes, su tamaño les da una ventaja fundamental (principalmente dinero) sobre los competidores más pequeños que operan ​​en un solo país. Las perspectivas alcistas para ambas compañías se derivan de la teoría de que, si su ventaja de escala continúa creciendo, finalmente podrían convertirse en monopolios mundiales. Donde quiera que estés en el mundo, Netflix será tu servicio de streaming y Uber será tu servicio de taxi. Aún hay muchos obstáculos para que esa visión se concrete. Uber debe probar finalmente que puede poner fin a su despilfarro y generar alguna utilidad. El caso de Netflix es similar, opera con bajos márgenes mientras gasta en grande, y todavía tiene que hacer frente a sus competidores acaudalados, como HBO y Amazon, sin mencionar a los proveedores de cable. Y por si eso fuera poco, ahora hay alianzas globales anti Uber/Netflix, lo que podría ser un último esfuerzo para defenderse de lo inevitable.

 

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