- Zona de comercio preferencial (reducción de aranceles aduaneros entre determinados países).
- Zona de libre comercio (supresión de aranceles sobre algunos o todos los bienes entre los países participantes).
- Unión aduanera (aplicación de aranceles aduaneros comunes a terceros países y una política comercial común).
- Mercado único (con reglamentaciones comunes de los productos y libertad de circulación de bienes, capital, trabajo y servicios).
- Unión económica y monetaria (mercado único con una moneda y una política monetaria comunes).
- Integración económica completa (todo lo anterior más la armonización de la política fiscal y otras políticas económicas).
¿Por qué los europeos no pueden decir NO al euro?
¿Por qué países con buen crecimiento económico que aún no adoptan el euro como moneda querrían entrar a la Unión Europea en medio de tantos problemas económicos y financieros? Al parecer, no tienen alternativa, ya que los factores políticos pesan más que los económicos: el aislamiento los haría ‘presa’ fácil de Rusia.
Las dificultades en las que se ha visto Grecia, que incluso pusieron sobre la mesa la posibilidad de su salida de la eurozona, revivieron la discusión sobre si una moneda regional única es un proyecto sustentable.
Los partidos radicales alemanes, por su parte, han sugerido la idea de que sea Alemania la primera nación en abandonar al euro. Sin embargo, analistas consultados por Forbes México coinciden en que existen factores políticos que impiden que un país se maneje como autónomo (económicamente) si pertenece a la Unión Europea, incluso si aún no ha adoptado al euro como moneda.
La Unión Europea se compone de 28 países. De acuerdo con los lineamientos de este modelo de organización internacional, la totalidad de las naciones deberá adoptar el euro como moneda una vez que completen los criterios establecidos en 1991 en los Tratados de Maastricht. Esta característica excluye a Inglaterra y Dinamarca, que tienen un acuerdo para no adherirse.
Desde el punto de vista práctico, la Unión Monetaria Europea significa la coordinación de las políticas económicas de los Estados miembros, la coordinación de las políticas fiscales -especialmente límites máximos a la deuda y el déficit públicos-, una política monetaria independiente aplicada por el Banco Central Europeo (BCE), una moneda única y la zona del euro.
Todo podría marchar según lo planeado de no ser porque la crisis financiera internacional se convirtió rápidamente en una crisis de deuda en Europa. Muchas de las naciones pertenecientes a la Comunidad Europea evidenciaron niveles de deuda pública por encima de lo permitido, incluidas las que ya habían adoptado al euro.
Grecia, Chipre, España, Portugal, Irlanda e Italia son los ejemplos más representativos de lo que Europa quería evitar en materia de manejo de política económica y fiscal.
¿Sin alternativa?
En el primer trimestre de 2015, el PIB de Hungría creció 3.3% a tasa anual; por su parte, el PIB per cápita creció más de 7% a tasa anual. En el caso de República Checa, la variación del PIB fue de 4.2%, mientras el PIB per cápita aumentó casi 10% a tasa anual. Ambas naciones reportan un crecimiento al menos tres veces mayor al de Europa en conjunto, que durante el primer trimestre reportó apenas 1% a tasa anual, con un avance per cápita de sólo 3.7%.
En este escenario, ¿por qué adoptar al euro si parece haber generado problemas de autonomía en las naciones en dificultades? De acuerdo con Gabriel Holland, director de la consultoría HR Global, los factores políticos son los que tienen más peso en la decisión.
“La Unión Europea busca una integración completa. Los países del continente europeo deben elegir entre la integración o el aislamiento. La decisión es política, pues el ‘aislamiento’ implicaría más bien incorporarse a la alianza que Rusia está tratando de tejer con Asia”, considera el especialista.
En opinión de Carlos Brown, internacionalista y consultor independiente, las naciones como República Checa y Hungría, que presentan crecimientos más acelerados, encontrarían pocos motivos para cambiar de moneda, aunque ya presentan una fuerte influencia del euro en sus procesos.
“En las economías de servicios no es tan visible el beneficio del euro en materia de comercio exterior, pues no dependen de factores de producción. En este caso implica un reto más bien de mantener sueldos deprimidos, como en el caso de Islandia”, explica.
Las ventajas de ser parte
La unión económica y monetaria constituye una etapa avanzada del proceso de integración económica, que consta de seis etapas. Cada una aporta un beneficio a los países miembros: