Por: Ángel Méndez Mercado, docente de la Escuela Bancaria y Comercial y especialista en finanzas.

Hablar de la cuesta de enero es ubicarnos en el inicio de año, donde la mayoría de las personas y empresas se enfrentan a múltiples desafíos financieros, provocados por aquellos gastos efectuados en la temporada de fin de año, época donde los niveles de consumo se disparan respecto a otros meses, y además el pago de contribuciones como predial, agua y tenencia crean un escenario altamente delicado donde los recursos financieros deben ser minuciosamente administrados y cuidados.

Si bien es cierto que vivimos permanentemente en situaciones de crisis, hoy en día se agudizan más debido a los últimos acontecimientos nacionales e internacionales que mantienen en jaque a la economía mundial, como la emergencia sanitaria, los conflictos bélicos, la escasez de suministros, las turbulencias en los mercados financieros, la especulación, la incertidumbre y la volatilidad. Estos son solo algunos ejemplos de las causas que provocan los altos niveles inflacionarios que no se veían desde hace décadas ocasionando serios estragos en la situación financiera del país, las empresas y las familias.

Dado lo anterior, la famosa cuesta de enero se prolonga durante todo el año, pues las obligaciones contraídas por medio del financiamiento para hacer frente a los gastos superan temporalidades de pago a más de un año, lo que sin duda compromete en gran medida los recursos presupuestados mensualmente, vulnerando cualquier economía.

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Una verdad crucial es que las empresas, los gobiernos y las familias se encuentran bajo una condición similar, lo que las obliga a buscar alternativas para conseguir recursos que les permitan mantener su operación o subsistencia básica, por lo regular, los recursos provienen de créditos con instituciones financieras que desafortunadamente, al experimentar alzas constantes en las tasas de interés, se transforman en verdaderos problemas financieros si estos no son administrados correctamente.

El incremento constante de las tasas de interés registradas en los últimos meses se considera una estrategia para frenar el consumo por medio del crédito, haciéndolo caro e incluso inaccesible, la finalidad es contraer la demanda y con esto bajar los precios de los productos, bienes y servicios en la economía. 

Sin embargo, estas decisiones pueden provocan un daño colateral en su conjunto, ya que tal medida frena la adquisición de créditos al ser muy caros pero, por otro lado, el no consumir limita el nivel de ventas en las empresas, mismas que se ven obligadas a disminuir gastos y en el peor escenario al despido masivo de personal, provocando que las familias desempleadas busquen apoyos incluso con altos costos de financiamiento.

Entramos así en un ciclo vicioso, donde la falta de recursos obliga a la adquisición de financiamientos caros comprometiendo los flujos de efectivo, no solo al inicio del año, el problema se extiende al resto de los meses siguientes, donde será necesario implementar estrategias que permitan cumplir con las obligaciones contraídas, de lo contrario, se presentarán más problemas como el aplazamiento, la demora de los pagos, malas calificaciones crediticias en los distintos burós de crédito, perdida de la confianza y apoyo financiero.

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La economía se vislumbra complicada para el siguiente año, razón por la cual se debe ser muy disciplinado en materia financiera y así evitar que la cuesta de enero sea una pendiente prolongada a lo largo del año, para ello es muy importante tomar en cuenta lo siguiente:

  1. Es prioritario elaborar un presupuesto financiero en el que se puedan registrar cronológicamente los ingresos y egresos del periodo estableciendo un sistema de control muy preciso que permita identificar los faltantes y sobrantes de recursos para determinar momentos relevantes, relacionados con la liquidación de obligaciones, la adquisición de financiamientos o la inversión de recursos.
  2. Es fundamental evitar a toda costa el endeudamiento o sobreendeudamiento, pero si es preponderante la necesidad de adquirir un financiamiento, es necesario hacer una evaluación rigurosa respecto a sus características como: la capacidad de pago, el plazo, las garantías, y, sobre todo, la tasa de interés pactada. 
  3. La disciplina financiera debe formar parte de una cultura que resalte el sentido de la responsabilidad, el crédito implica un compromiso que se debe cumplir, pero, sobre todo un alto sentido de autocrítica respecto a nuestra propia capacidad de poder hacer frente a las obligaciones contraídas.
  4. Es importante priorizar pagos y compromisos, hay que eliminar lo más pronto posible aquellos que son más onerosos y comprometen los flujos futuros, cuidando no caer en la trampa de la demora ya que eso mancha la reputación crediticia, y genera pagos adicionales.

Ante este panorama para 2023 el mejor consejo que puedo darte es ser muy responsable respecto a tus ingresos y egresos, pero de ser necesario, acércate a los expertos y busca soluciones para que los estragos de las crisis que se avecinan no hagan de la cuesta de enero una cuesta permanente.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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