La selección mexicana es una empresa sui géneris: su éxito financiero es mayor que el deportivo, y esto le permite soportar altos gastos y costos operativos. Pero hay un límite y estuvo a la vista cuando México por poco no va a Brasil.   Por Ivan Pérez   José Manuel de la Torre estaba furioso con su equipo, el Tri pasaba por uno de sus peores momentos. Minutos antes había perdido contra Panamá. En el vestidor, el entrenador mexicano pateó botellas, mochilas, maldijo e incluso sujetó a uno de sus asistentes por la camisa y lo jaloneó. Aquella tarde de otoño del 2013 su epitafio ya estaba escrito. Pero tiempo después, las cosas iban a cambiar. Los “empleados” de la selección mexicana de futbol se enfrentaban a otro liderazgo, que empezaba a manifestarse en el comedor del Hotel Bolton, un sitio de lujo y exclusivo de Wellington, Nueva Zelanda, donde se enfrentarían a la selección local para pelear por uno de los últimos boletos para participar en el Mundial de Brasil. “Aquí todo lo hacemos juntos: comemos, cenamos… siéntense”, les habría dicho su sucesor, Miguel Herrera, a los seleccionados mexicanos. “¿A dónde van?”, les preguntó a los que no eran parte del cuerpo técnico cuando se disponían a abandonar el Artisan Restaurant, tras dejar todo preparado para la cena. Nunca antes el staff completo, incluyendo utileros, personal de comunicación y otros, había compartido los alimentos con el entrenador y el resto del equipo. Pero la rutina había cambiado y el nuevo jefe gestionaba diferente.   Adiós a los números rojos Gracias a su pase para el Mundial y al desempeño que tenga, el Tri cerrará sus cuentas con ingresos cercanos a 259 millones de dólares (mdd). Además tendrá amarrados 80% de los contratos comerciales para el Mundial de Rusia de 2018 y 20% para el Mundial de Qatar de 2022. Justino Compeán, presidente de la Federación la Mexicana de Futbol (Femexfut), es el CEO del futbol nacional, y desde que asumió el cargo (después del Mundial de 2006) ha entregado ingresos superiores a 450 mdd e hizo crecer 2.5 veces el negocio del Tri. El negocio de la selección nunca fue tan millonario como lo es ahora. Hoy, México está entre los ocho representativos en el mundo (de 209 afiliados a la FIFA) que más dinero ingresa a las cuentas bancarias federativas, aunque Compeán advierte, en entrevista, que “las selecciones son caras”. En marzo de 2012, en la Asamblea de Dueños del futbol mexicano se presentó el documento “Presupuesto 2012-2014”, en el que se dio a conocer que la expectativa era ingresar 259.5 mdd. Además fue posible conocer que el presupuesto para operar a todos los representativos (selección mayor, selecciones femeniles, juveniles, de playa y sala) es superior a 100 mdd por cuatro años. “El contrato de Adidas nos ayudó a detonar el mercado”, relata Compeán. La empresa alemana firmó a la selección mexicana para las Copas de 2010, 2014 y 2018. Otros contratos con Movistar, Adidas, Coca-Cola, P&G y Banamex, además del acuerdo con la firma Soccer United Marketing, que comercializa a la selección mexicana en Estados Unidos, hicieron del Tri “una marca de elite, de primer mundo”, detalla el CEO de la Femexfut.   La filosofía gerencial cambió Miguel Herrera fue el entrenador elegido para llevar a México al Mundial. “Yo sé que el equipo debe obtener resultados para que venda más”, reflexiona el DT. Héctor González Iñárritu, actual director de Selecciones Nacionales, conduce operativa y administrativamente a todos los representativos mexicanos. Es como el CFO de la selección. “El 50 o 55% del presupuesto va para la selección mayor, que es la única que produce y genera ingresos; las demás representan gastos”, dice González Iñárritu. Los ingresos que obtiene el Tri no los maneja propiamente la Femexfut, ya que la Asamblea de Dueños creó un fideicomiso con personal de los equipos Cruz Azul y Toluca, y de TV Azteca, que lo vigilan. Por ejemplo, tan sólo lo que se gastó en el ciclo 2010-2014 en viáticos para la selección mayor y las juveniles ascendió a 10.3 mdd, mientras que el pago de salarios al cuerpo técnico de la selección mayor implicó una erogación de 25.4 mdd en el cuatrienio. Pese a los elevados gastos y alto presupuesto con el que opera al que llaman “el equipo de todos”, Héctor González Iñárritu presume: “Tenemos ahorro operativo como de un 15% del presupuesto anual.” femexfut1 Foto: Fernando Luna Arce   Buenos resultados ante todo “El Piojo” tiene contrato firmado con la Femexfut hasta 2018 (claro, con las respectivas cláusulas de rescisión de contrato en caso de fracasar), y la exigencia que tiene es llegar al menos al “quinto partido” (los cuartos de final del Mundial). Pese a ello, es la escuadra que vende más camisetas para la marca alemana Adidas: en el cuatrienio pasado vendió 2.5 millones de prendas entre el mercado nacional y el mexicano-estadounidense, algo que no han podido conseguir las selecciones que son más exitosas deportivamente, como las campeonas del mundo España o Argentina. El Tri es el principal producto de la Femexfut. Por ello los resultados son determinantes para mantener activo el negocio. Incluso, en el momento más complicado en la cancha, cuando estuvo en riesgo el boleto al Mundial, los aficionados aportaron —gracias a la compra de boletos— 173 mdp, según datos de la consultora deportiva Mxsports. ¿Qué necesita México para ser mejor en el futbol y que los logros financieros se correspondan con los logros deportivos? Ricardo Peláez, director deportivo de Selecciones Nacionales (quien sería una especie de COO o director operativo), está convencido de que el estancamiento pasa por la disposición mental de los jugadores. “Debemos quitarnos de la zona del ‘ya cumplí’; eso que cuando llegas siempre al cuarto partido (octavos de final) sientes que al menos ya hiciste lo que los demás, para que luego te relajes”, señala Peláez. El “producto” de la selección nacional no es de elite mundial. Desde 2005, el Tri no está entre los mejores 10 equipos del mundo, y en 2014 apenas logró colocarse una vez más entre los primeros 20 del planeta. En el más reciente ranking de la FIFA, por encima del conjunto de Miguel Herrera hay representativos que realizan mucho menos negocio con su selección, como Grecia, Chile, Colombia, Uruguay o Suiza.   ¿Recompensa en puerta? En Bucareli, a unos pasos de la Secretaría de Gobernación, en la zona centro de la Ciudad de México, permaneció por muchos años la sede de la Femexfut. ¿En qué momento se profesionalizó y se corporativizó? Héctor González dice que la llegada de Decio de María a la Femexfut fue determinante. “Se profesionalizaron los procesos, se creó un software interno al que tienen acceso todos los equipos del futbol mexicano, todos los entrenamientos de las selecciones tienen video, todo tiene registro. Sin temor a equivocarme y tras conocer otros procesos de otras federaciones, estamos entre las mejores del mundo”, opina González Iñárritu. Tan sólo para las selecciones nacionales hay al menos 75 personas trabajando, además de cuerpos técnicos para cada una. Y, como en todo centro de trabajo, hay personal administrativo, contadores, cocina, seguridad, mantenimiento y hasta analistas (que escudriñan en el universo de estadísticas). El 25 de mayo de 2009, la Femexfut recibió el Certificado del Sistema de Gestión de Calidad ISO-9001. Actualmente, del total de los ingresos que tiene la Federación, 70% va directamente a las selecciones nacionales y 30% a las fuerzas básicas de los clubes. “Ahora todos los equipos ganan”, relata el CEO de la Femexfut. “Y parte del éxito empresarial de las selecciones radica en que no se gasta un peso más de lo que se otorga en el presupuesto”, complementa González Iñárritu. Hasta ahora, el próximo punto de inflexión de esta empresa tendrá lugar el 17 de junio, cuando México juegue ante Brasil su segundo partido del Mundial en el Estadio Castelão, en Fortaleza. Ese cotejo será visto en TV por al menos 1,000 millones de personas, y será la ocasión en que los patrocinadores del Tri exploten su marca. El negocio que hoy vale 259 mdd definirá su futuro después de este verano, aunque la Femexfut ya se ha blindado con acuerdos que estarán vigentes hasta 2022. Pero, esta empresa, como le ha ocurrido a otras, puede fallar y el dinero se puede ir.

 

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