Por Gema Sacristán, directora general de Negocio de BID Invest La innovación siempre ha estado muy presente en los mercados de capitales, que siguen de cerca las grandes tendencias globales y sus necesidades de financiación. Sin duda, una de esas tendencias son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030. Uno de esos objetivos, en concreto el quinto, es lograr la igualdad de género. Por eso y por el creciente clamor social en torno a la diversidad, está floreciendo un mercado de activos disponibles para quienes buscan un compromiso financiero en el camino hacia la paridad: los bonos de género. Diferentes enfoques y clases de activos se engloban bajo el concepto de inversión con enfoque de género o gender lens investing. Entre ellas están los bonos de género, lanzados por entidades financieras y corporaciones con el objetivo de conseguir fondos que luego puedan usar en iniciativas que promuevan la igualdad de género o presten a mujeres empresarias. En 2013, la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) del Banco Mundial lanzó el programa Banking on Women Bond, por importe de 268 millones de dólares, para impulsar la financiación a mujeres emprendedoras por parte de entidades financieras. En total, se apoyaron alrededor de 20 proyectos. Un 28% de los fondos fueron a entidades de América Latina y Caribe, como Banco Itaú en Chile y Banco Internacional de Ecuador. Posteriormente, la IFC ha integrado este tipo de bonos en su programa de bonos sociales, abriendo así el camino a esta estrategia de inversión. Luego, el Banco Asiático de Desarrollo siguió sus pasos dentro de las agencias multilaterales. Lee también: Las mujeres y los millennials, los inversionistas más codiciados En marzo de 2017, se llevó a cabo la primera operación de un actor del sector privado, según la información recogida en el reciente estudio Inversión con enfoque de género: cómo las finanzas pueden acelerar la igualdad de género en América Latina y el Caribe, elaborado por ESADE y BID Invest. El Banco Nacional de Australia (NAB, por sus siglas en inglés) emitió bonos de género por 500 millones de dólares australianos. La emisión fue adquirida por inversores institucionales dispuestos a promover la igualdad de género en el trabajo, a cambio de un rendimiento financiero. Los fondos se prestaron a compañías australianas con planes específicos para impulsar la igualdad de género entre su plantilla. Tras NAB vino otra operación, muy exitosa, del grupo australiano de seguros y reaseguros QBE. En noviembre de 2017, QBE lanzó bonos de género por importe de 400 millones de dólares, fondos que utilizó para otorgar préstamos a empresas que tenían que cumplir dos condiciones mínimas: haber firmado los Principios de Empoderamiento de las Mujeres de la ONU y formar parte del ranking Top200 sobre Igualdad de Género que elabora Equileap. La emisión fue sobre-suscrita nada menos que veinte veces. El año pasado, los bonos de género saltaron de Australia a Canadá y Turquía. Imperial Bank of Commerce (IBC) hizo una operación por 769 millones de dólares para impulsar los préstamos corporativos del banco a empresas clientes que tuvieran una representación femenina de al menos el 30% entre su alta dirección o en el consejo de administración y que hubiesen firmado el Catalyst Accord 2022, un acuerdo impulsado en Canadá para promover el desarrollo de la mujer en las empresas. En Turquía, el Banco Garanti, filial de BBVA, emitió bonos por 75 millones de dólares para financiar a empresas lideradas por mujeres. América Latina, y Panamá en particular, acaba de estrenarse en este mercado. Banistmo, filial de Bancolombia y segunda entidad de Panamá, ha inaugurado este mercado en la región con una emisión de 50 millones de dólares. BID Invest, el banco del sector privado del Grupo BID, ha estructurado la operación además de adquirir los bonos. El objetivo de los fondos recabados es ampliar el alcance del Programa Impulsa del banco panameño, que apoya a pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres. La emisión está también acompañada por la empresa Vigeo Eiris, que como experto independiente valida su alineamiento con los Principios de Bonos Sociales y su contribución a cuatro Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Esta emisión no solo es un paso más del Grupo Bancolombia y su filial Banistmo en su compromiso por impulsar la igualdad de género. También supone el estreno formal de América Latina en las emisiones de bonos de género propiamente dichos. Antes hubo algunas operaciones de bonos sociales que, entre otros objetivos, incluían el apoyo a la mujer y el impulso a la igualdad. Me refiero a las operaciones de Colombia (Bancoldex), Chile (BancoEstado y Caja Los Héroes), México (Nacional Financiera) y, recientemente, en Perú (Banco Pichincha). Ninguno tenía como foco la igualdad de género. Sin duda, todavía queda camino por recorrer hasta que los bonos de género afiancen el vuelo y logren un largo recorrido en América Latina. Pero hay que celebrar el liderazgo de Panamá, y saber que, tarde o temprano, los bonos de género acabarán despegando. Es tan solo cuestión de tiempo.
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