El pasado jueves 24 de junio Banco de México sorprendió al consenso de analistas y a los inversionistas de los mercados financieros al incrementar en 25 puntos base (o un cuarto de punto porcentual) su tasa de interés de referencia a 4.25%. Esto se dio después de que implementara una política monetaria expansiva desde agosto de 2019 hasta febrero de 2021 –con un mayor impulso en 2020 debido a los efectos adversos de la pandemia–. A diferencia de lo mostrado en los últimos meses, en esta ocasión Banxico mostró una mayor preocupación sobre el panorama de inflación, lo cual puede tener implicaciones importantes sobre la conducción de su política monetaria en los próximos meses.

Hacia delante, el panorama luce muy retador para la política monetaria en México y varias regiones emergentes ante una recuperación económica más benigna, mayores presiones inflacionarias derivadas de distintos factores –algunos de ellos transitorios–, así como el riesgo que en los próximos meses el Banco de la Reserva Federal señalice el inicio de la normalización de condiciones monetarias. Es por ello que a pesar de algunas voces al interior de la Junta de Gobierno de Banxico que sugieren que este no es el inicio de un ciclo de restricción monetaria, probablemente las condiciones orillen al banco central a ese camino, por lo que es posible continúen subiendo su tasa de interés este año. 

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Este reciente aumento en la tasa de referencia de Banxico tuvo lugar tan sólo 22 días después de que diera a conocer su Informe Trimestral. En este reporte Banxico llevó a cabo un análisis profundo sobre los determinantes de la inflación, la situación económica del país, y dio a conocer la actualización de sus pronósticos de inflación y crecimiento. En aquella ocasión no se observó evidencia o una señal clara sobre un posible cambio en su estrategia, el cual acabó sucediendo. 

Este cambio de retórica entre el Informe Trimestral y el último comunicado de política monetaria probablemente refleje una preocupación adicional sobre dos factores: los determinantes de la inflación en México y la incertidumbre en torno a las acciones futuras del Fed.

¿Presiones inflacionarias transitorias?

Esta es la verdadera interrogante al interior de Banxico. La inflación ha mostrado un escenario muy complejo a lo largo de este año. Más allá del efecto de base adverso por las bajas inflaciones de 2020 –especialmente el segundo trimestre–, se ha observado un incremento relevante en la inflación acumulada del año. Por una parte, el efecto inflacionario asociado al crecimiento económico tan importante en países como EE.UU. y China y su implicación sobre precios internacionales de varios productos (i.e. un choque de demanda). 

Por otra parte, el importante incremento en precios de materias primas y costos de otros insumos ante disrupciones en la cadena de suministro global (i.e. choque de oferta). Con ello, la inflación anual se ubicó en la primera quincena de junio en 6.02%, después de que el año pasado terminara en 3.15%, con presiones importantes tanto en el componente subyacente –mercancías y servicios que suelen ser más estables–, así como el rubro no subyacente. Las condiciones actuales sugieren que al menos en lo que resta del año será muy difícil experimentar una convergencia de la inflación a niveles cercanos al objetivo de 3%.

El Fed se irá tornando más restrictivo conforme nos adentremos en el segundo semestre

El Banco de la Reserva Federal también enfrenta una combinación de una recuperación económica mayor a la prevista y presiones inflacionarias. Esto ha llevado a sus miembros a resaltar el debate en torno al momento idóneo de comenzar la normalización de su postura monetaria.

Desafortunadamente, la última decisión de política monetaria del Fed del 16 de junio no logró esclarecer el panorama y mucho menos tranquilizar a los mercados financieros. Esta incertidumbre podría prevalecer por varios meses más, con una posible discusión más importante sobre el momento de normalizar su programa de compra de activos en septiembre de este año, y posteriormente iniciar los aumentos de la tasa de los Fed funds entre finales de 2022 e inicios de 2023.

A manera de conclusión, los desafíos que enfrenta la política monetaria global también los está experimentando Banco de México. En base a su decisión de incrementar su tasa de interés en su última reunión y el análisis sobre el panorama actual probablemente el banco central tendrá que continuar con incrementos en su tasa de interés en lo que resta del año. Especialmente si tomamos en cuenta un complejo panorama de inflación y la incertidumbre en torno a las acciones futuras del Fed.

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Contacto:

Alejandro Padilla es Director Ejecutivo de Análisis Económico y Estrategia Financiera de Mercados de Grupo Financiero Banorte. *

Twitter: @alexpadillasan

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