El tequila no es una mera moda. Es una forma de vida que está arraigando entre muchos extranjeros. Según datos del
Consejo Regulador del Tequila,
en el primer semestre de 2016 México exportó a todo el mundo 101 millones 236 mil 76 litros de tequila, incluyendo todas las variedades, lo cual supone más de
400 litros exportados por minuto, un dato que resume la buena forma del sector.

Estos datos corresponden a la producción que se extrae de una superficie de
300 millones de piñas de agave provenientes de varios municipios en la zona de
Denominación de Origen (Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas), aquellos inscritos en el CRT. De entre todas las variedades, el
reposado representa casi la mitad del producto exportado, seguido por el
añejo. Entre ambas, suman un total de casi el
80% del tequila que se comercializa en el exterior.
Por países,
Estados Unidos es el líder indiscutible del top de consumidores de tequila, con más de 83 millones de litros. Y apenas hablamos del primer semestre de este año. No está mal para un país de 230 millones de habitantes en edad legal de tomar. Le sigue
Alemania, con más de 2,5 millones de litros,
España, con más de 2 millones,
Francia, con casi 2 millones,
Japón, con casi 1 millón y un país que ha experimentado una gran subida:
Sudáfrica, acercándose también a casi 1 millón, un auge explicado por la consolidación de rutas de exportación México-Sudáfrica.

¿A qué se debe el éxito del tequila en el mercado internacional? Básicamente a dos factores: la sólida infraestructura de producción y exportación, y, en menor medida, el valor emocional que la bebida proyecta sobre los consumidores. En el caso del mercado estadounidense, también hay un gran factor que le hace ser líder: la gran presencia de inmigrantes mexicanos arraigados en el país, muchos de ellos de cuarta o quinta generación.
Para los consumidores que no son de ascendencia mexicana, la percepción estereotípica que tienen sobre México también resulta atractiva: un país folclórico, de charros golpeando rudamente caballitos de tequila sobre las mesas de las cantinas y disparando sus
colts al cielo al tiempo que celebran. Estos clichés, arraigados en el imaginario colectivo, son atractivos para muchos extranjeros y el tequila, en ese imaginario, representa exactamente esos clichés, algo de lo que los productores también se han beneficiado.
Sin embargo, una potente imagen emocional no sirve de nada sin una logística que pueda hacer llegar el tequila al paladar del consumidor. A la hora de exportar, el cliente se encuentra con un laberinto burocrático que parece imposible de sortear: lineamientos de etiquetado, certificados fitosanitarios, denominación de origen, certificado de importación para los países destino… Son tantos los requisitos a cumplir que más de uno tira la toalla antes incluso de empezar, y posiblemente se pierda un trozo del pastel del mercado internacional.
Pero
este dilema es fácil de solucionar con el operador logístico adecuado. La división de
Logística de Bebidas en
TIBA tiene la
experiencia necesaria en operaciones de comercio exterior para tequila, jugos, vinos y cualquier bebida embotellada. Su gran valor es el
asesoramiento de principio a fin, que
ha ahorrado costos y contratiempos a muchos clientes. Además, realizan el transporte bajo unas condiciones de máxima seguridad y temperatura controlada para que el producto llegue en perfectas condiciones a su destino.
Para
TIBA, la logística no se reduce a las
bebidas; conforma una red con más de
40 oficinas en el mundo preparadas para gestionar otras verticales como
Líquidos a Granel, Productos Perecederos, Logística Hotelera, Automotriz y Proyectos Oil & Gas, un servicio integral a la medida de los clientes.
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