Detrás del ropón con el que visten muchos mexicanos a las figuras religiosas conocidas por los mexicanos como “Niño Dios” para la celebración del Día de la Candelaria, hay una industria que se prepara durante todo el año para ofrecer sus mejores productos. A pesar de que las cámaras empresariales de la Ciudad de México no han detectado un decremento en las ventas, los comerciantes del giro acusan reducciones de hasta 40% en ellas.

Para este año, se estima que en la Ciudad de México, la derrama económica por vestir al “Niño Dios” sea de 63 millones de pesos, mientras que la derrama por la venta de tamales y atole sea de 162 millones de pesos; por lo tanto la celebración del Día de la Candelaria dejaría 225 millones de pesos, de acuerdo con la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope).

En esta temporada, la actividad comercial afecta a cerca de 2,864 giros económicos formalmente establecidos en la CDMX relacionados a dicha tradición, así como más de 1,300 puestos ambulantes que realizan romerías afuera de mercados, iglesias y plazas públicas, refirió el organismo.

Negocio familiar a la baja

Una gran mayoría de los negocios que se dedican a la reparación y venta de figuras religiosas, elaboración de ropa para vestirlas, así como todos a lo aditamentos que los acompañan como sillas y lazos, son de tradición familiar. Esta actividad pasa de generación en generación. Algunos sólo se dedican a elaborar productos y almacenar para ofertarlos en los meses de temporada.

En la calle Talavera de la colonia Centro de la capital hay un comerciante establecido con más de 25 años en el negocio. Explica que sólo se dedica a producir vestimenta de línea de lujo para “Niños Dios” durante el año, para venderla en esta temporada. Sin embargo, refiere que en los últimos tres años la venta ha caído 40%, aproximadamente.

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Foto: Arturo Ordaz / Forbes México.

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Los vestidos del Arcángel Chamuel (o Camael), San Miguel Arcángel y Arcángel Gabriel son los modelos más vendidos este año para otro comerciante del lugar, aunque la oferta de este producto ha caído casi un 50%, lo cual podría ser debido a la romería que se extiende a las afueras de su local, lo cual dificulta la visibilidad del mismo.

“Será porque la gente se vuelve cristiana o de otra religión”, pero ya no se vende como antes, externó un ambulante de la calle Talavera, quien dirige el negocio familiar que comenzó hace 65 años.

Una vestimenta de este tipo puede ir desde los 150 hasta los 800 pesos, dependiendo el tamaño de la figura y la calidad de la tela, pero generalmente la gente destina entre 700 y 1,500 pesos para vestir al “Niño Dios”, ya que en la mayoría de las ocasiones hay más de uno en las familias, estiman los comerciantes, quienes pidieron reserva de su nombre completo.

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Foto: Arturo Ordaz / Forbes México.

La señora Rosa, quien tiene un taller de reparación de este tipo de piezas, calcula que durante esta temporada recibe alrededor de 500 piezas para restaurar, lo cual realizan entre 3 personas aproximadamente.

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A pesar de que el costo por reparación es muy similar al de comprar un “Niño” nuevo, mucha gente busca repararlos por el apego sentimental, porque “están bendecidos” o han realizado algún milagro.

Con más de 50 años en el negocio de la venta de artículos religiosos, la familia Servín distribuye figuras a distintos puntos de la República, como a Michoacán, Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro, entre otros. A pesar de que reportaron una producción aproximada de 8,000 “niños” durante esta temporada, percibieron una disminución del 15% en las ventas, lo cual se puede deber a la competencia.

¿Economía y fe a la baja?

La tradición de la Candelaria se ha vuelto, en la Ciudad de México, una acción más cultural que religiosa. Si bien es cierto que la tradición católica indica que el 2 de febrero es la presentación del niño Jesús, comer tamales es una costumbre que coincidió y se le puede atribuir a una veneración prehispánica, relató Ana Georgina Aldaba Guzmán, experta en sociología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La actitud festiva y derrochadora del mexicano se une con esta tradición católica, por lo tanto, al presentar a la iglesia al “niño dios”, integrante de la familia en cuestión”, se debe hacer con los elementos necesarios aunque esto signifique una inversión que puede llegar a rebasar los 1,000 pesos, afirmó.

Sin embargo hay una crisis de fe católica en México, abundó, de tal índole que el Papa Francisco ha venido dos veces al país. Además, si se le suma que muchas tradiciones generacionales se están perdiendo en la capital de país, estos pueden ser factores para que disminuyan prácticas como la candelaria.

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Ante el panorama de que algunos comerciantes señalaron al sector informal y la situación económica del país como factores de sus bajas ventas, hace unos días un sondeo de la agencia Reuters arrojó una ligera contracción en la economía mexicana en 2019, tras hilar entre octubre y diciembre cinco trimestres seguidos sin crecimiento.

La economía informal en México ocupa al 56.7% de la población, la cual genera el 22.5% del Producto Interno Bruto (PIB); en tanto, el 43.3% que trabaja en el sector formal genera el 77.5% de PIB, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

“Es decir, que por cada 100 pesos generados de PIB del país, 78 pesos provienen del 43% de ocupados formales, mientras que 22 pesos corresponden al 57% de ocupados en informalidad”, refirió el reporte.

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