¿Centroamérica puede convertirse en el polo más fuerte de AL?
Centroamérica está avanzando en medio de la adversidad. Enfrenta muchos retos, pero también oportunidades que los empresarios dicen estar dispuestos a aprovechar. La integración regional y los obstáculos gubernamentales fueron los temas principales en el foro Jaguares de Centroamérica, organizado por Forbes.
Por Kriscia Recinos
Centroamérica es la subregión más pequeña del continente americano, pero no por eso la más débil, pues ha sabido posicionarse y crecer a un ritmo aceptable: 4.2% en 2015. Así, comparte con México y el Caribe las mejores proyecciones económicas de Latinoamérica para el cierre de este año.
El principal reto es competir en un mercado altamente desarrollado, frente a grandes bloques como Asia y Europa, de acuerdo con opiniones del sector empresarial.
Jaguares de Centroamérica, evento organizado con motivo del segundo aniversario de Forbes en la región, reunió en El Salvador a los empresarios del área que cumplen con las características que definen al felino más grande de América: tenacidad, inteligencia, entereza y fuerza.
Fernando Poma, vicepresidente del Grupo Real Hotels and Resort; Alfredo Monge, presidente de la Junta Directiva de Grupo Monge; Carlos Calleja, vicepresidente de Grupo Calleja, y Emilio Méndez, director de la empresa Saúl E. Méndez, analizaron la coyuntura regional y los retos de cara a nuevos modelos de negocio, tecnologías, emprendimiento y la relación con los gobiernos.
También puedes leer: Las 50 mujeres más poderosas de Centroamérica
Tecnologías y juventud
“Hay software que con sus capacidades está cambiando radicalmente la forma de hacer las cosas”, expresa Fernando Poma, refiriéndose a cómo el surgimiento de nuevas formas de comunicación y redes sociales también ha derivado en la creación de programas y aplicaciones móviles, instrumentos que están llevando al sector empresarial a reinventarse.
“El sueño de los millennials es movilizarse. El dinero ya no es un factor de motivación; ahora buscan tener una misión para hacer cambios en el mundo”, expresa Alfredo Monge, refiriéndose a la nueva generación de jóvenes nacidos en la última década del siglo XX, que cada vez más dependen de su teléfono celular para el desempeño diario.
Los millennials, dice, están menos interesados en establecerse en un lugar, buscan hacer cosas trascendentales y contribuir al desarrollo; este cambio de actitud es el que debe aprovecharse.
Todo está enlazado, coincide Emilio Méndez. A su juicio, más tecnología significa expansión, lo que podría desencadenar mayor crecimiento si se explota de forma correcta.
Los empresarios dicen estar conscientes de que para avanzar es necesario estar a la vanguardia, y esto significa apostar a públicos cada vez más jóvenes.
Pero nada es posible si no se establecen bases, y la clave está en la educación. Crear sociedades cada vez más cultas permitirá que los países crezcan de forma progresiva.
No es algo que pueda impulsar solo el sector empresarial. Si bien su aporte es importante, el panel de emprendedores considera que corresponde a los Estados dar las garantías básicas.
Sociedades dependientes
Un punto sensible en la discusión: “No estamos sacando a la gente adelante”, considera Carlos Calleja.
El empresario salvadoreño apunta a la posibilidad de hacer más y reducir la brecha de desigualdad en la región. Dice, sin embargo, que la meta, aunque no es inalcanzable, está lejos de lograrse.
Sus afirmaciones coinciden con el último informe de Fondo Monetario Internacional, que señala tasas de desempleo en Centroamérica que van de 4 a 10%.
Calleja agrega que el sector privado se enfrenta a la limitación de recursos estatales, lo que lleva a riesgos políticos. “La democracia está en juego porque cuando los pueblos sienten que nadie les resuelve empiezan a buscar medidas populistas que ofrecen soluciones fáciles.”
Otro punto importante, la inseguridad. No sólo genera incertidumbre en los territorios, temor y caos social; también incentiva la fuga de capital humano, con migraciones que frenan la capacitación de nuevos profesionales y, por ende, el avance intelectual de las sociedades.
Lograr economías equilibradas, según Fernando Poma, depende de que los Estados ofrezcan rentabilidad y predictibilidad para las empresas. “Los cambios no pueden ser obsoletos, deben cambiar también las tecnologías.”
Poma también considera que “estamos apagando fuegos en temas fiscales, en temas de seguridad, en temas de fomentar crecimiento. Lo que tenemos que hacer es poner las bases para comenzar a generar acciones”.
Las asociaciones público-privadas fueron cuestionadas, ya que el panel señaló que no se aprovechan al 100%; más bien hay infraestructuras estatales que tienen potencial y se han abandonado.
La ineficiencia de las instituciones públicas encargadas de atraer inversión y generar las condiciones óptimas es otro freno que se abordó.
Alfredo Monge lo ejemplificó con el trabajo del Instituto Costarricense de Electricidad, que, según expresó, está compitiendo con las empresas dedicadas a los servicios de telefonía, en lugar de ser un puente o ente facilitador.
“Organismos públicos que no hacen su trabajo de manera eficiente. Instituciones que contribuyen enormemente a los déficit fiscales de nuestros países y los políticos para llenar ese hoyo de déficit fiscal están creado nuevos impuestos”, dice.
Más allá de beneficios tributarios exigen reglas claras y certidumbre para capitalizar inversiones.
También puedes leer: Desigual impacto de la crisis sudamericana en México y Centroamérica
¿Integración para qué?
Durante varios años los gobiernos de la región han sostenido encuentros para definir políticas comerciales que reduzcan tiempos entre países y también trámites.
“Acortar la distancia” ha sido el tema que abandera un sinnúmero de reuniones sectoriales.
Pero, ¿qué tan fructíferas han sido las sesiones? Para los empresarios, el avance es poco o nulo.
“Es un tema ya quemado, fue un ejercicio que trató de hacerse varios años, y a nivel oficial no ha dado resultados y en muchos aspectos es más bien negativo el trabajo que se ha hecho”, opina Emilio Méndez.
Las prioridades a nivel oficial no están claras, pero lo que es indudable, según los panelistas, es que la principal riqueza de Centroamérica es su capital humano.