La jornada del lunes inició el ciclo escolar 2020-2021 para 30 millones de estudiantes de educación básica que deberán “asistir” a clases a través de plataformas digitales para atender las medidas de confinamiento establecidas desde marzo por la pandemia de Covid-19, los cuales tienen el reto de superar las amplias brechas digitales presentes en la comunidad académica mexicana. 

Pero este histórico regreso a clases representa para algunos estudiantes un reto emocionante y la oportunidad de aprender nuevas habilidades con el uso constante de herramientas tecnológicas y para otros una barrera digital que parece hacerse más alta con la falta de recursos. 

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Una de las familias que se enfrentan a estas brechas tecnológicas son la de Rosa María García Martínez y su hijo Juan Carlos, que cursa segundo año de primaria, quienes habitan en un cuarto pequeño por el que pagan una renta de 500 pesos semanales en donde no cuentan con internet, computadora o una tableta electrónica. 

Para que Juan Carlos de siete años pudiera continuar sus clases a distancia el ciclo pasado,  su mamá y él se aproximaban todos los días al poste de la esquina de su casa en donde llega la señal del WiFi gratuito que instaló el gobierno de la Ciudad de México. Ahí recibían los mensajes que enviaba su maestra a un grupo de Whatsapp y ellos respondían con fotos del cuaderno en donde el pequeño hacía sus tareas. 

O comes o le metes dinero al teléfono, entonces lo que hacíamos era salirnos todos los días a la esquina a mandar las tareas diario y también para enterarnos de lo que decía la maestra. Cuando nos tocó mandar todas las fotos de las cosas que había hecho en el ciclo por internet, no se cargaban al correo y me la pase el día completo enviándolo pero me decían que no se adjuntaba el archivo, era muy fastidioso, no me creo tan ignorante para no saber cómo subir esos archivos, pero entre la desesperación si pensaba que podía ser yo la que estaba fallando en algo”, relata García Martínez a Forbes México. 

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La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información de los Hogares de 2018 elaborada por INEGI apunta que 50.9% de los hogares en el país están conectados a internet en tanto que 45.4% cuentan con una computadora.

Esta madre de 29 años afirma que lo que más le preocupa del nuevo ciclo escolar es la capacidad que tendrá su teléfono celular y el internet gratuito en la esquina de su casa para poder atender las nuevas actividades académicas. 

Estos retos incluso se presentaron desde el inicio del ciclo con la inscripción, proceso en el que las autoridades educativas solicitaron enviar los documentos en formatos PDF, que desconocía García Martínez. 

Pese a las barreras, la madre de Juan Carlos afirma que con apoyo y vigilancia su hijo pone atención y entusiasmo a las clases y hace sus ejercicios de forma disciplinada desde el pequeño espacio que se le procura en un mueble que sirve de tocador. 

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Un reto emocionante 

En contraste, los problemas de conexión a internet para la familia de Loana Lejo Schiaffino, que cursa el primer año de secundaria en una escuela pública al sur de la Ciudad, se han presentado únicamente debido a la saturación de la red y se resuelven casi de manera inmediata. 

La transición de clases presenciales a las virtuales no ha sido sencillo pero las medidas adoptadas por la escuela de Loana como establecer “aulas digitales” a través de programas como Google Classroom, agendas virtuales y clases a través de aplicaciones para conferencias a distancia, han hecho este proceso más eficiente. 

“Hay una plataforma en google que se llama classroom, ahí los maestros envían tareas y las entregas, entonces te metes a un documento pegas tu tarea y la mandas, mis clases son de una hora, tengo de cuatro a cinco clases al día y son tal cual como si estuviéramos en la escuela, empezamos a las 7:45 y empezamos a las tres. A mi salón nos separaron en dos para que no nos cansemos tanto pero también cuando regresemos a la escuela presencialmente”, explica. 

La madre de Leoana, Gabriela Schiaffino Alejo, afirma que aunque le preocupa que a través de esta modalidad exista poca interacción social de su hija con sus compañeros y maestros; considera esta una buena oportunidad para que su hija desarrolle otras habilidades como la autogestión en sus tiempos y responsabilidades, la investigación por iniciativa propia y el desarrollo en sus aptitudes digitales. 

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