El mundo atraviesa una difícil coyuntura geopolítica por diversos aspectos, desde los riesgos que enfrenta la globalización, hasta la narrativa antisistema que se observa en muchos países. Esta situación ha traído consigo algunos eventos que han ocasionado inestabilidad al orden mundial, al mismo tiempo que han afectado la recuperación económica a lo largo de esta pandemia. La reciente visita a Taiwán de la líder de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha contribuido a la tesis sobre una posible crisis geopolítica en el mundo que ha tenido un efecto sobre el sentimiento de los inversionistas –y prácticamente cualquier tomador de decisiones– en lo que resta del año. Este artículo enlista algunos factores geopolíticos que debemos analizar cuidadosamente y que pueden contribuir a un panorama muy retador, especialmente de cara a una posible recesión mundial el próximo año.

Guerra en Ucrania

A seis meses de haber iniciado la invasión de Rusia a territorio ucraniano seguimos afrontando más interrogantes que respuestas. En la actualidad vivimos una gran incertidumbre sobre lo que sucederá en los próximos meses. Las sanciones económicas de la OTAN a Rusia no han logrado mermar de manera significativa la posición financiera, política o social del presidente Vladimir Putin. Hace unos días, este último mencionó que estarían dispuestos a negociar un alto al fuego. Sin embargo, quedan muchas interrogantes si sucederá, en qué términos, y cuándo podría terminar el conflicto.

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De hecho, lo que vivimos hoy en día es un impasse, un equilibrio muy desafortunado en el que imperan amenazas no creíbles en torno a temas cruciales, como el sector energético. Por un lado, Rusia no es capaz de cortar por completo el suministro de energía a Europa debido a que es una importante fuente de recursos económicos. Tal como la noticia que observamos con la reapertura parcial del gasoducto Nord Stream 1. Por otra parte, Europa no tiene la determinación de bloquear por completo el suministro de gas y petróleo ruso debido a su alta dependencia –una situación que se complicará aún más conforme nos acerquemos al invierno–. Esto implica que podríamos experimentar algunos meses más esta situación, cuyos efectos siguen siendo adversos en una decena de frentes, tal como lo comenté en el artículo “Riesgos para la economía derivados del conflicto en Ucrania” [publicado en Forbes el 4 de marzo de 2022]. 

Crisis de liderazgo político en Europa

Durante el verano observamos dos hechos que son un claro ejemplo de la inestabilidad política de la región: las renuncias de Boris Johnson y Mario Draghi como primeros ministros de Reino Unido e Italia, respectivamente. A pesar de que los motivos detrás de ambas decisiones fueron distintos, en ambos casos muestran un debilitamiento muy importante en el liderazgo político que se vive hoy en día en Europa. Una situación que es de suma importancia en momentos donde continuamos experimentando una pandemia, hay un conflicto bélico en la región y los riesgos de estanflación (i.e. elevada inflación y bajo crecimiento económico) se han materializado. Como mínimo, estos cambios aumentan el riesgo de políticas inconsistentes o insuficientes para hacer frente a estos retos.

Deterioro en la relación entre Estados Unidos y China

Ambas potencias han padecido de importantes tensiones desde hace algunos años, en la búsqueda por una hegemonía económica o política en todo el mundo. Vale la pena recordar la guerra comercial durante la presidencia de Donald Trump desde inicios de 2017 o inclusive los señalamientos sobre espionaje, seguridad nacional y muchos más entre los gobiernos de Washington y Pekín, que han tenido repercusiones en los sectores tecnológico y financiero, solo por mencionar algunos. A este enredo, se le ha sumado la reciente visita de Nancy Pelosi a Taiwán, situación que ha agravado las tensiones entre ambas naciones.

Muchas personas han cuestionado esta visita, considerándola como “rudeza innecesaria”. Sin embargo, probablemente forma parte de una estrategia multifactorial de Pelosi. Por un lado, fortalecer el plan de suministro de semiconductores hacia Estados Unidos por parte de uno de los principales países productores. Por otra parte, dejar un claro precedente de su visión sobre la democracia global y la política exterior de cara a las elecciones intermedias el 8 de noviembre –en donde el Partido Demócrata está muy mal parado y podría perder la mayoría en una o ambas cámaras–. 

Más allá de las razones detrás de esta visita, China percibió este hecho como una agresión. Ello desató una serie de amenazas y el inicio de ejercicios militares cerca de Taiwán. Las represalias y los efectos de esta visita los iremos conociendo conforme pasen los días. Pero con certeza ha deteriorado aún más la relación entre ambos países.

En la próxima entrega “¿Crisis geopolítica en el mundo? (Parte II)” analizaré otros temas geopolíticos importantes en otras regiones. Asimismo, el artículo tratará de dar mayor claridad sobre las implicaciones de este nuevo paradigma que vive el mundo en la actualidad. 

Contacto:

*Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.

Cuenta de Twitter: @alexpadillasan

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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