Mucho antes de la llegada de la música digital, la leyenda del rock creó un instrumento de inversión que fue llamado Bono Bowie.   Por Maggie McGrath David Bowie, icono del rock y artista revolucionario, falleció el domingo a la edad de 69. En una avalancha mundial de condolencias, los dolientes recuerdan Bowie como un visionario musical, alguien que una vez fue aclamado como “el artefacto más exquisito de la música”, y un artista que hizo una diferencia real en las vidas de sus fans. Pero resulta también fue un pionero financiero. En 1997, Bowie –entonces el músico más rico del mundo, con un patrimonio estimado de 917 millones de dólares (MDD)– se convirtió en el primer artista en empacar y asegurar los derechos de sus regalías futuras. Ese año, Bowie llegó a un acuerdo de licencia con la compañía discográfica EMI para los 25 álbumes que grabó entre 1969 y 1990. El acuerdo permitió a EMI liberar esos discos y cualquier grabación en vivo o de estudio inéditos relacionados durante los 15 años siguientes. Pero en vez de ganar poco a poco las regalías de esos discos –que contenían 287 canciones e incluían éxitos como “Space Oddity” y “Ziggy Stardust”– durante los siguientes 15 años, Bowie decidió tomar los derechos de esas regalías y venderlos. Con la ayuda del banquero David Pullman, Bowie convirtió los derechos de las regalías en títulos y las vendió, en una transacción privada, a Prudential Insurance Company. A cambio de las notas, que ofrcían un cupón anual de 7.9% durante un periodo de 10 años, Bowie recibió 55 mdd. Aunque recibieron el nombre de “Bonos Bowie”, las notas no eran en realidad bonos. Eran garantías privadas de regalías musicales colocadas de forma privada, y fueron las primeras de su tipo. En ese momento, el acuerdo fue visto como una victoria tanto para el artista como para los inversionistas. “El hecho de que Bowie retuviera los derechos de autor de sus composiciones musicales fue clave en la estructuración del acuerdo de los Bonos Bowie, ya que los ingresos de las regalías generadas por los derechos de autor y los recibidos por las licencias de publicación y las ventas de discos eran los activos que respaldaban a esos bonos”, escribió Jennifer Sylva en un artículo en el Santa Clara High Technology Journal en 1999. Además de las ventajas fiscales, Bowie ganó el mayor valor presente de los pagos de regalías para fines de inversión al recibir el dinero en efectivo antes de que se le hicieran los pagos periódicos de regalías”, añadió Sylva, señalando que el conseguir una suma global acumulada significaba que Bowie podría diversificar sus ingresos mediante inversiones fuera de la industria de la música. Y por el lado de la inversión, el acuerdo parecía sólido como una roca. En febrero de 1997, el Servicio de Inversión de Moody’s emitió su primer ranking de garantías musicales y dio a los Bonos Bowie un grado de A2, indicando que las notas tenían grado de inversión. Moody’s citó el “desempeño histórico de los activos”, como una de las razones de su calificación. “Ése fue un muy buen acuerdo, ofreció un rendimiento superior en comparación con el riesgo”, dijo Rick Matthews, un portavoz de Prudential, al New York Times en 1997. “El sentido de oportunidad de Bowie fue inusual: 1997 fue el momento ideal para la expedición de esos títulos”, señala Chris O’Leary, autor y operador del sitio BowieSongs. “Wall Street y la industria de la música estaban gordos y felices. Las disqueras hacían miles de millones por la venta de CDs de 17 dólares a través de Tower Records y Sam Goody. Cada pocos años un artista de catálogo como Bowie reeditaba sus viejos álbumes en colecciones o ediciones especiales remasterizadas. Era un flujo interminable de ingresos, y ya la industria imaginaba cómo hacer que la gente comprara sus viejos discos de nuevo: ¿Super Audio CD? Blu-Ray?” Pero la situación cambió rápidamente. Napster fue lanzado en 1999, y las ventas de música nunca serían las mismas. Para mayo de 2003, Moody’s colocó los Bonos Bowie bajo revisión para una posible rebaja, diciendo que: “La revisión de la calificación está motivada por ingresos generados por los activos menores a los esperados debido a la debilidad de las ventas de música grabada, así como la reciente rebaja de una entidad que proporcionaba apoyo crediticio a la transacción.” En menos de un año, las notas fueron rebajadas a Baa3; en 2007 fueron liquidadas. Un portavoz de Prudential Financial negó a comentar sobre las declaraciones de que Prudential Securities (que se fusionó en una división de Wachovia en 2003) podrían o no haber sido recibidos. Aunque el valor de los Bonos Bowie colapsó, la idea allanó el camino para transacciones similares –que incluyeron a James Brown, Rod Stewart, y los Isley Brothers– y, de paso, sirvió como un precursor de Fantex, la plataforma de trading alternativa que permite a los consumidores invertir en las ganancias futuras de los atletas. “La capacidad de David para abrazar nuevas ideas es un testimonio de su posición como una leyenda del rock viviente”, dijo Pullman a Bloomberg News en 1997. “Me gustaría que todos nuestros clientes fueran tan innovadores como David Bowie.”

 

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