En la administración de Andrés Manuel López Obrador se ejecutaron dos grandes proyectos en refinación: la compra de la totalidad de la refinería de Deer Park en Houston, Texas, y la construcción de la “Olmeca”, en Dos Bocas, Tabasco. La primera ya le genera valor a Pemex, y la segunda, incertidumbre y sobrecosto.

“Tenemos un gran acierto con Deer Park, ha sido de mi opinión, el proyecto corona de este sexenio”, asegura Luis Chavarría, director general de Kepler Oil & Gas.

El especialista destacó que la inteligencia de negocio por parte de Pemex para hacer el estudio, el modelo de negocio y la propuesta económica son elementos que se deben aplaudir, pues en poco tiempo se está recuperando la inversión y todo lo que venga más adelante será un margen de ganancia.

De acuerdo con el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, cuando la empresa productiva del Estado tomó el control de Deer Park el año pasado, el complejo obtuvo una utilidad neta de 954 millones de dólares, y de enero a agosto de 2023 las utilidades netas sumaron 591 millones de dólares.

Chavarría señala que otro valor agregado de Deer Park es que no solo produce petrolíferos, sino también petroquímicos.

Y si se compara el nivel de procesamiento de crudo de la refinería de Houston con las seis que operan en México, Deer Park está casi a su máxima capacidad.

Lee: Pemex no enterró Deer Park, ha tenido de los mejores resultados: Romero Oropeza

Dos Bocas, el otro lado de la moneda

Del lado contrario de la moneda de Deer Park está la refinería de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, cuya inversión originalmente estaba prevista en 8 mil millones de dólares, pero ya va en 18 mil millones de dólares, “y todavía no se ve que vaya a parar ahí la cuenta”, dice Chavarría.

Explica que los horizontes de evaluación de Pemex en sus proyectos van cambiando. Por ejemplo, para una terminal de almacenamiento de hidrocarburos se hace un horizonte de evaluación a 20 años, y para una refinería o un complejo de este tamaño, los horizontes van de entre 30 y 50 años.

“¿Para qué? Para que los retornos de inversión por lo menos deben estar a la mitad. Quiere decir que si estamos haciendo horizontes a 30 años deberían estar a 15, si están haciendo horizontes a 50 años, el retorno debería estar a los 25 años”, indica.

“Vamos a poner en contexto, que 8 mil millones estaban presupuestados a un horizonte de 50 años para tener un retorno a 25, y si ya estamos más del doble estamos hablando entre 50 o hasta 80 años de una recuperación”, añade.

¿Pero de qué depende que sea a 25 o a 80 años? Para empezar de que Dos Bocas se termine al 100% y luego que haya producción a su máxima capacidad, situaciones que difícilmente ocurrirán, de acuerdo con Chavarría.

Por otro lado, la ubicación de la refinería en Dos Bocas tiene un pro y un contra. A favor es que tiene la producción de crudo cerca, pero la desventaja es que el consumo fuerte es en centro del país y se carece de infraestructura para transportar los combustibles, escenario que representará un costo extra para Pemex.

La refinería de Tabasco también enfrenta otro problema: le falta dentro de su configuración la oxigenación de gasolinas, algo necesario para su venta al público. Este factor significará otro costo adicional, ya que se deberá crear infraestructura o permitir que lo hagan empresas extranjeras.

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