La supervivencia de los demonios de Tasmania entró en una meseta después de que un gran número de ejemplares encontraron la muerte por tumores faciales. Los marsupiales carnívoros más grandes del mundo han estado luchando contra la Enfermedad Tumoral Facial del Diablo (DFTD) durante más de 20 años. Pero los investigadores han encontrado que el sistema inmunológico de los animales se está modificando para combatir el mal. Y según un equipo internacional de científicos de Australia, Reino Unido, Estados Unidos y Francia, el futuro de los demonios ahora se ve más alentador. “En el pasado, manejábamos poblaciones de demonios para evitar la extinción. Ahora, nos estamos moviendo progresivamente hacia una estrategia de manejo adaptativo, mejorando esas adaptaciones selectivas para la evolución de la convivencia diablo / DFTD”, explica el Dr. Rodrigo Hamede, de la Universidad de Tasmania. . Descubierta por primera vez en el noreste de Tasmania en 1996, la enfermedad se ha diseminado en el 95% del rango de la especie, con una pérdida de población local de más del 90%. El equipo del Dr. Hamede ha estado recolectando evidencia epidemiológica durante los últimos 10 años. El grupo ha trazado escenarios basados ​​en las tasas de infección actuales en su hábitat natural, y en su pronóstico para los próximos 100 años, el 57% de los escenarios ve la desaparición del DFTD y el 22% predice la coexistencia.

¿Cómo se propaga la enfermedad?

La enfermedad se transmite cuando los demonios se muerden las caras durante las peleas. El comportamiento de morder es una forma de socializar y afirmar el dominio que, junto con los gritos de gruñido, ayudó a los demonios a ganar su apodo. “Nuestra hipótesis actual es que el morder no solo conduce a la propagación de tumores, sino que podría ser el punto de partida”, explica Max Stammnitz, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, que secuencia los genomas de tumores. Lee también: La vaquita marina está a un paso de la extinción, advierte Semarnat “Si los procesos de cicatrización de las heridas recurrentes son interrumpidos por una mutación, esto podría volverse canceroso. No puede curarse y comienza a crecer en un tejido externo que luego puede ser transmisible”, dice Stammnitz. Pero en los últimos 5 a 6 años, algunos demonios han desarrollado una mayor tolerancia a la infección e incluso resistencia sin intervención humana, lo que significa que si bien los números de población no se han recuperado hasta los números anteriores al DFTD, la disminución al menos ahora se ha estabilizado.

 

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