Por Yamel Cado* El pasado 31 de mayo, el secretario de Comercio de Estados Unidos (EU), Wilbur Ross, anunció que su país impondría aranceles de 25% en ciertas importaciones de acero y del 10% en el aluminio proveniente de Canadá y México, sus socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a partir del 1 de junio. Estas tarifas también aplicaron a las importaciones provenientes de países miembros de la Unión Europea. El gobierno del presidente Donald Trump señaló a la seguridad nacional como la principal razón para imponer dichas restricciones comerciales. No obstante, a diferencia de las tarifas impuestas a China, estas van dirigidas a aliados comerciales y geopolíticos de Estados Unidos. Los países señalados ya han respondido con medidas de represalia contra los aranceles. México publicó el pasado 5 de junio en el Diario Oficial de la Federación una lista de productos estadounidenses que estará sujeta a aranceles de entre 15 a 25%. En este listado se encuentran bienes como: carne de cerdo, queso, manzana, papa, queso, uvas, arándanos, whiskey Tennessee o Bourbon, y productos del sector siderúrgico. Estas medidas durarán, de acuerdo con un comunicado emitido por la Secretaría de Economía, mientras Estados Unidos mantenga las medidas proteccionistas contra el acero y aluminio nacional. Por su parte, Canadá también respondió con aranceles al acero y aluminio, productos agrícolas y alimentos procesados estadounidenses. Asimismo, la Unión Europea lanzó una lista con aranceles a importaciones, que incluyen alimentos, enseres de cocina, ropa y calzado, lavadoras, textiles, whiskey, motocicletas, botes de motor y baterías. México, sin superávit comercial en acero Pese a que Estados Unidos argumenta razones de seguridad nacional en la imposición de aranceles, lo cierto es que con México tiene un superávit comercial en fundición de acero, productos manufacturados de hierro y acero, y en aluminio y sus manufacturas. Durante 2017, México exportó a Estados Unidos 1,972 millones de dólares (mdd) en productos clasificados como fundición de hierro y acero. Esto representó solamente el 6.21% de las importaciones norteamericanas en este rubro y el saldo comercial fue favorable para EU, con un superávit de 2,766 millones de dólares, de acuerdo con información del Census Bureau de la Unión Americana. Mientras que, por manufacturas de hierro y acero, México envió 4,532 millones de dólares a EU y recibió 5,197 mdd del vecino del norte, lo que da como resultado un superávit comercial favorable a la Unión Americana por 665 millones de dólares. Por el lado del aluminio y sus manufacturas, el saldo comercial fue positivo para EU por 2,810 millones de dólares. Todo comenzó con China Desde marzo de 2018, el gobierno norteamericano comenzó la imposición de aranceles en acero y aluminio provenientes de China y mantuvo exenciones a México y Canadá. Sin embargo, se elevaron los temores por una guerra comercial entre las dos principales potencias del mundo que desatara una serie de aranceles y otras medidas de represalia en todo el orbe. China domina alrededor del 50% del mercado de acero global y su gobierno participa en el 70% de las empresas siderúrgicas. Washington medita aplicar más medidas, como la prohibición de empresas chinas a invertir en EU y frenar algunas exportaciones, con el fin de negar a Beijing el acceso a ciertas tecnologías militares y civiles norteamericanas que les puedan dar ventajas competitivas. En el caso de México, no tiene un superávit comercial con EU en acero y aluminio y las empresas nacionales no perciben subsidios o incentivos por parte del gobierno mexicano. Estas medidas arancelarias ocurren en un momento en el que las renegociaciones del TLCAN permanecen en un impasse y es incierto si se concrete un nuevo acuerdo este año. Es importante considerar que el incremento de aranceles aplicó a partir del 5 de junio del 2018; sin embargo, algunos productos (carnes y embutidos porcinos y quesos) tendrán un incremento arancelario gradual hasta el 5 de julio del año en curso. Ante este escenario, las empresas mexicanas, importadoras y exportadoras, tienen que plantear estrategias de análisis de las implicaciones que se pueden dar en el corto y mediano plazo en las organizaciones. Con base en el resultado de dicho análisis, se pueden evaluar alternativas para implementar mecanismos o estrategias que pudieran mitigar el impacto económico ante la imposición de dichas medidas arancelarias. *Socia líder de Impuestos Indirectos y Comercio Exterior, PwC México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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