La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador pretende que los contribuyentes paguen más impuesto a la gasolina que compren, si el precio de la materia prima, el petróleo, cae durante 2021.

Se trata de una cuota complementaria que presentó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en su Miscelánea Fiscal para el próximo año.

La administración de la autodenominada 4T propuso al Congreso la incorporación de este mecanismo para el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS), que se cobra a cada litro de gasolina y diésel, con el fin de fortalecer sus ingresos ante “escenarios desventajosos”, como la peor caída en la historia de la mezcla mexicana de exportación, durante abril de este año, ante la pandemia de Covid-19.

“De esta forma se protegerá a las finanzas públicas en caso de variaciones a la baja de precios del crudo, referencias internacionales (de los combustibles) y tipo de cambio, permitiendo al gobierno de México atender las necesidades de la población”, detalló la iniciativa de Hacienda.

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La cuota compensatoria puede pegarle al bolsillo de los consumidores porque no se beneficiarían ante un combustible barato, pero, en teoría, impuestos como el IEPS ayudarían al medio ambiente pues desincentivan el uso del automóvil, comentó Adrián García, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Actualmente, la dependencia que encabeza Arturo Herrera ya cuenta con una cuota compensatoria, mejor conocida como estímulo fiscal o subsidio, cuando el precio del crudo o la gasolina importada repuntan, y publica si habrá o no apoyo cada viernes en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Hoy, un consumidor de gasolina regular en México paga 4.95 pesos por cada litro, 4.18 pesos por litro de gasolina premium y 5.44 pesos por cada litro de diésel sin ningún subsidio.

El precio de la mezcla mexicana se ubica en 35 dólares por barril. Hacienda estima que el costo por cada tonel llegue a 42 dólares en 2021.

La iniciativa será discutida por el Congreso -que domina el partido gobernante- y puede aprobarse en octubre de este año.

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Baja recaudación

La medida del gobierno obedece a que México históricamente carece de dinero suficiente por el pago de impuestos, pues su recaudación es demasiado baja. Además, existe un compromiso de López Obrador de no crear nuevos impuestos o aumentar las tasas de los gravámenes existentes.

“La recaudación de impuestos ha rondado los 14% del Producto Interno Bruto (PIB) sin contar las contribuciones de seguridad social, eso a nivel internacional es bajísimo. Se trata de la recaudación más baja de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) y países de nivel económico similar en América Latina que recaudan bastante más que México”, agregó García.

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Un botón de muestra: Colombia, Argentina y Brasil recaudaron 19.4, 28.8 y 34.1% de su PIB, respectivamente, durante 2018; nuestro país obtuvo ingresos por el pago de impuestos equivalentes al 16.1% del PIB en el mismo periodo, de acuerdo con un reporte de la OCDE.

Aunque la pandemia de Covid-19 derribó los ingresos presupuestarios del gobierno mexicano, particularmente los petroleros con un desplome anual de 40% de enero a julio de 2020, el impuesto a combustibles solo retrocedió 1.9% o 2,000 millones de pesos en el mismo lapso, según información de Hacienda.

 

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