Por Edmar Ariel Lezama*

Una vez llegado el 8 de junio y concluida la visita de Andrés Manuel a Donald Trump en Washington D.C., la conclusión del encuentro es la de puntos en popularidad para López Obrador en un momento muy difícil en lo sanitario y económico para México, mientras que para Trump puede significar el no recortar la desventaja que tiene contra Joe Biden en este momento y perder la elección presidencial en noviembre.

Para el caso mexicano, el Gobierno Federal tratará de vender al público la imagen de una visita de Estado exitosa y en la cual, el discurso de López Obrador ha sido el de un gran estadista conocedor de historia, política y economía.

Es necesario poner en el contexto adecuado el discurso del presidente de México en Estados Unidos, el cual ha sido bueno, pero no excepcional, ya que comienza señalando puntos claros como la dignidad y soberanía, pero finaliza con demasiado halagos a Trump, los cuales no son necesariamente ciertos. 

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En la parte económica, se genera mucha confusión, ya que se hizo mención de cifras para justificar el nuevo acuerdo de comercio, se habla de las cadenas de valor y sus beneficios a la región, sumado a la necesaria integración comercial con mayoría de insumos de esta zona del mundo.

Todos esos temas están mucho más cercanos a un modelo neoliberal del cual reniega López Obrador en buena parte de sus conferencias mañaneras, por lo que de nueva cuenta surge la duda sobre si está a favor o no de esa doctrina económica, o sólo se trataba de complacer en el discurso.

Andrés Manuel también tocó el tema de migración ilegal y lo laboralmente útiles que los mexicanos son en aquel país, pero sólo se queda en eso sin ir más allá o decir claramente que los migrantes no son violadores y el muro no es una solución entre países. 

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Se habla de dignidad y soberanía, pero nada se dijo del papel que México ha jugado como contención de migrantes centroamericanos en su paso a Estados Unidos o de la inspección laboral que se llevará a cabo a partir de la puesta en marcha del T-MEC, por tan sólo citar un par de casos.

Seguramente el Gobierno Federal también buscará convencer a la población mexicana de que el manejo de la historia por parte del presidente mexicano fue útil en el discurso, aunque no olvidemos que Miguel Alemán y Gustavo Díaz Ordaz ya habían mencionado en el Congreso de Estados Unidos y con el presidente estadounidense a un lado, a la Revolución Mexicana como un proceso histórico que estaba transformando a México, además de recordar a líderes históricos de aquel país.

Para Alemán y Díaz Ordaz, el gran transformador de Estados Unidos fue Abraham Lincoln a la par que las citas históricas de ambos, recordaron cómo las dos naciones han tenido encuentros y desencuentros, pero que la amistad y la relación comercial debe prevalecer por sobre todas las cosas.

También Miguel Alemán y Gustavo Díaz Ordaz no dejaron pasar la oportunidad de recordar en el Congreso de Estados Unidos que la Revolución Mexicana surge como necesidad de corregir problemas sociales internos y que, con el paso de los años, se ha vuelto institucional, en la cual existen reglas claras y una soberanía política que no está a discusión y que impide la intervención de otros.

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Al final, López Obrador recurrió a la misma estrategia que usó Alemán y Díaz Ordaz, es decir, tener un discurso que toque puntos económicos, de reconocimiento de la grandeza de Estados Unidos a través de hechos históricos, así como resaltar la amistad de las naciones y tocar de forma tangencial temas migratorios y de seguridad, pero sin comprometerse al mencionar temas concretos.

Quizá lo único diferente del discurso de López Obrador respecto a otros presidentes mexicanos sea el cierre al gritar viva México, lo cual lo hace emotivo y seguramente significará muchos puntos de popularidad a Andrés Manuel, ya que la escena es vista como un triunfo al colocar un grito emblemático en la Casa Blanca.

No olvidemos que gritar viva México no significará que nuestros problemas como país sean resueltos, tampoco cambiará el discurso antimexicano de Trump y mucho menos es la forma de hacer una queja ante una actitud hostil, aunque como imagen, puede costar la reelección a Donald Trump.

Ese grito al final del discurso en un mundo en que las redes sociales son la principal fuente de información, sumado a que muchas veces es ahí donde se distorsionan todo tipo de noticias, puede ser utilizado contra Trump para mostrarlo como un presidente débil y que no está comprometido con los obreros de aquel país.

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La afectación a Trump estará en función de cómo lea el final del discurso de López Obrador la Asociación Nacional del Rifle o los grupos anti migrantes en Estados Unidos, ya que esos grupos cuentan con gran influencia en electores de estados clave.

El viva México no resuelve ningún problema en México, pero le puede costar la reelección a Donald Trump en noviembre.

Contacto:

Twitter: @edmar_lezama

Instagram: edmar_lezama

Correo: [email protected]

*El autor es docente de Economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM). Corredor y fotógrafo amateur en los ratos libres.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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