Por: Gerardo Islas*

En 1931, W. H. Heinrich desarrolló la denominada teoría del “Efecto Dominó”.  Esta teoría consiste en el efecto producido cuando un acontecimiento origina una reacción en cadena de otros acontecimientos. Recibe este nombre por la comparación con las fichas del juego de mesa tradicional, las que puestas en hilera, una detrás de otra, caen una luego de la otra, en forma encadenada. 

En ese sentido, la pandemia del covid-19 ha desatado el efecto dominó, al impactar en la vida de la sociedad de diversas formas y en diferentes aristas. El impacto económico y sanitario es ampliamente comentado por la opinión pública, pero existe otro factor que ha traído a colación la pandemia que enfrentamos y del que poco se ha comentado: el aislamiento y la cuarenta han generado el aumento de la violencia intrafamiliar,teniendo como principales victimas niñas, niños, mujeres, personas con discapacidad y adultos mayores, victimas hoy confinadas con sus agresores.  

Bajo la teoría de la causalidad, el coronavirus no es la causa sino el detonante de un problema arraigado. A pesar de la inmensa carga histórica que tiene México en la violencia en contra de las mujeres, (tan solo en el primer cuatrimestre del 2019 se cometieron 1,200 feminicidios, es decir, cada dos horas y media en promedio una mujer fue asesinada), esto no se trata de un problema exclusivo de nuestro país, las estadísticas internacionales reflejan la agudización de este grave problema. 

En países como Brasil, India, China, Colombia, Francia, Argentina, Australia y Estados Unidos las líneas de atención ciudadana reportaron un severo aumento de denuncias. 

Según The Associated Press, los casos de violencia de género se han duplicado dos en India, en el Reino Unido tan solo este fin de semana se registro un aumento de 65% de denuncias de violencia de género, los asesinatos de mujeres se han disparado en Turquía desde el 1 de marzo, en Sudáfrica se reportaron 90 mil incidentes de violencia de género en la primera semana de la cuarentena, el gobierno de Australia reportó un alza de 75% en las búsquedas en internet de ayuda ante violencia doméstica, en Colombia, las denuncias de agresiones en contra de mujeres crecieron 250%, según el observatorio colombiano de las mujeres. 

En México el escenario no podría ser más complicado, las llamadas por violencia de género han aumentado 60% desde el 15 de marzo. 

Las cifras de violencia en contra de las mujeres del 2019, señalan que el 63.5%  de estos hechos tuvieron como protagonista a una persona que tenía un parentesco con la victima. En ese mismo año se registraron 71, 823 agresiones cometidas contra mujeres, niños, niñas y adolescentes, en las que los responsables eran los padres de las víctimas, hoy miles de victimas se encuentran en casa con su agresor.

Las cifras de contagios y muertes derivadas del Covid-19 aumentan exponencialmente en México y el mundo. A la par, el fenómeno delictivo de la violencia intrafamiliar se eleva y multiplica rápidamente, desconocemos que pandemia traerá más muertes, hasta el momento, los feminicidios llevan la delantera. 

En virtud de lo anterior, es que considero que la prevención, la gestión de la violencia contra las mujeres y la reparación integral del daño son una parte fundamental de los planes de respuesta nacionales y estatales ante el Covid-19. Los refugios y las líneas de atención para las mujeres se deben considerar como un servicio prioritario, deben contar con financiación específica y apoyarse de medios digitales. 

Las mujeres necesitan saber a dóndepuedan acudir para denunciar o buscar ayuda de estos delitos de ejecución prolongada y conozcan las diferentes obligaciones que tienen las entidades receptoras para otorgarle protección y para sancionar al agresor, Es fundamental contar con protocolos de actuación y prevención que den seguridad y certeza ante estos hechos, y que todo el proceso de política pública trabaje exhaustivamente por la prevención y actuación rápida cuando se identifique una agresión. 

Cada cifra es una victima distinta, que vislumbra la enfermedad social que padecemos.  

En unas calles vacías por la pandemia el grito de justicia retiembla más fuerte que nunca; la sana distancia se hace presente, pero estamos más unidos que nunca. 

****Columna en la memoria de Faustina Hernández Amador, 

asesinada la noche del miércoles 18 de marzo 

por su pareja sentimental y frente a sus hijos, 

en la comunidad de San Miguel Ayala, Atlixco, Puebla. 

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