Forbes Por Ivan Pérez Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas, invitó a comer a Alejandro Irarragorri, presidente del Consejo de Administración de Orlegi Deportes, en una especie de despedida por la relación que mantuvo TV Azteca con el equipo Santos por muchos años. El club de Torreón había tomado la decisión de no renovar su contrato con la televisora y aceptar, en cambio, la oferta de Fox Sports. Fue una charla amable y cordial, y también fue el día en que Ricardo le propuso a Alejandro (sin ser ése el propósito del encuentro) que se hiciera cargo del Atlas. En julio de 2018, en el reporte financiero emitido por la Bolsa Mexicana de Valores, Benjamín Salinas, director general de TV Azteca, asentó: “Estamos obligados a revisar el negocio del futbol de forma integral y evaluar la viabilidad de mantenernos en él”. La compañía, en aquel momento, era dueña de los equipos Morelia y Atlas. Un año más tarde, Orlegi Deportes adquirió la escuadra de los Rojinegros del Atlas. Lo que comenzó como una comida de despedida, terminó en una plática de negocios de largo alcance. Pero, entonces, ¿el futbol es o no un negocio en México y, en dado caso, para quién lo es? Seis años antes, el 8 de agosto de 2013, Orlegi Deportes le compró a Grupo Modelo el club Santos. Liderada por Alejandro Irarragorri, Orlegi Deportes era, entonces, una firma nueva y sobre la que había dudas de si sería capaz de mantener un equipo en Primera División. De entonces hasta ahora, Orlegi Deportes consolidó al Santos como una escuadra competitiva, construyó el Territorio Santos Modelo y se involucró con el club Tampico, en la Liga de Ascenso. En suma, es una de las empresas con mayor éxito en el futbol mexicano. Los ingresos sumados de ambas franquicias son de entre 600 y 700 millones de pesos anuales (mdp), según con datos obtenidos por Forbes México. “No sé quién dice que el futbol no es negocio, si es una industria que ha venido creciendo de manera sostenida en el país. ¿Por qué no sería negocio, con las cantidades que se manejan actualmente?”, cuestiona Irarragorri, en entrevista con Forbes México. Y, entonces, ¿por qué muchos directivos salen con el discurso de que “no es negocio”? “Es un discurso para quedar bien ante la opinión pública, pero [la realidad] no tiene nada que ver con eso”, reflexiona Alejandro Rojas, abogado corporativo y del deporte y autor del libro El patrocinio deportivo. Refuerza esta opinión Pedro Portilla, presidente del Atlas: “Hace algunos años, existían los mecenas del futbol, que estaban dentro de la industria por hobbie; eran fans. Hoy, esto se ha profesionalizado, hay más procesos, y creo que el futbol puede ser un negocio rentable, sostenible y con utilidades”. En conjunto, los equipos de la Liga MX tienen ingresos anuales por 16,800 mdp, aproximadamente, según información obtenida por esta publicación. El negocio del futbol mexicano vive su mejor momento, por varios factores, de acuerdo con Ángel Palma, director de la agencia Total Match: “La liga se ha profesionalizado, hay métodos, procesos; y, también, aunque no es lo ideal, la multipropiedad le ha dado estabilidad económica. Sin duda, Orlegi [Santos, Atlas, Tampico] y Grupo Pachuca [Tuzos, León, Mineros], son un ejemplo de gestión”. Te puede interesar: Este negocio de los 2 mil mdp se basa en patear una pelota

Foto: Xefstock / Getty Images.

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Los tiempos han cambiado. En 2001, los directivos del equipo La Piedad citaban a su entrenador, Víctor Manuel Vucetich, en una oficina detrás de una gasolinera, para entregarle su salario en una bolsa de plástico negra. Hacia 2003, el ingeniero Jorge Rodríguez tenía una empresa llamada Aerolíneas Internacionales (que, por cierto, no volaba al extranjero) y era dueño del club Colibríes de Cuernavaca. El gusto sólo le duró algunos meses. Llegaba en su helicóptero a los entrenamientos del equipo en Xochitepec, Morelos, y reunía a los jugadores para pagarles en efectivo. Luego, el equipo desapareció. Para algunos, Fidel Kuri Grajales, dueño del Veracruz, es todavía un propietario de ese corte; lo cierto es que también tiene una serie de empresas que le dan soporte para operar el club. Kuri es más un político y empresario, que un hombre de futbol. Su experiencia con empresas se inició en 1986 y, en el deporte, en 2008, cuando adquirió a los Albinegros de Orizaba. Entre 1986 y 1989, fundó Muebles Económicos de Orizaba, Herma-nos Kuri Grajales y Novedades Stuff. Ahí comenzó su carrera empresarial. Desde aquel momento, su fortaleza financiera comenzó a crecer. Actualmente, es socio o forma parte de ocho compañías locales y nacionales. El futbol de la Liga MX dejó de ser un reino para los románticos. Entrar a ese ámbito en calidad de dueño de un club sale caro. En promedio, un equipo necesita entre 500 y 2,000 mdp anuales para operar, y 60% de ese dinero va destinado a la paga de los jugadores. Rosas, en El patrocinio deportivo, tipifica tres tipos de dueños en el futbol mexicano: Al primero pertenecen los que compran un equipo porque son muy aficionados al deporte y eso les da prestigio (son escasos ya en la Liga MX), pero que no tienen ni idea de cómo se maneja ese negocio. En el segundo tipo aparecen los que tienen un club porque eso les permite fortalecer una política personal o de negocios colaterales (caso Fidel Kuri). Y, en el tercero, quienes conocen el negocio del futbol y lo gestionan profesionalmente, con procesos y métodos propios de una empresa (Orlegi Deportes, Femsa, Cemex o Grupo Pachuca). ¿Por qué muchos no quieren invertir en el futbol mexicano, si es cada vez más una industria sólida y ajustada a procesos? Alejandro Irarragorri señala: “Creo que no sabemos comunicar lo que hacemos. Imagínate: [con] toda la gente que está involucrada en la actualidad, ¿cómo no va a ser negocio? Tal vez no sea el más rentable del mundo, pero, si sumas valor, creo que puede funcionar”. Recientemente, el presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, dijo que no había, por el momento, más empresarios o inversionistas que quisieran entrar al futbol mexicano, por lo que la multipropiedad era una opción para darle certidumbre. Son los casos de Orlegi Deportes, Grupo Caliente y Grupo Pachuca, que operan clubes de la Liga MX y de Ascenso MX. Sí, es un negocio caro. Según información obtenida por este medio, en 2012, Jorge Nacer, dueño de Nacer Global, compró por 40 millones de dólares (mdd) el club San Luis, pero, casi medio año después, decidió deshacerse del equipo. “No dimensionó los gastos y lo complicado que es operar un equipo; no es una empresa convencional”, indican personas allegadas al club. No basta con tener dinero: hay que saber de futbol “[Para invertir en cualquier área] es necesario conocer la industria. [Sin embargo] se tiene la percepción de que el grupo de dueños [de clubes de futbol] es cerrado, de difícil acceso y donde hay que hacer mucha política para operar”, indica el director general de Total Match, Ángel Palma. “En los próximos años, veremos a más empresarios interesados en el futbol, en la medida en que seamos capaces de demostrar que es un negocio con márgenes”, dice Pedro Portilla, del Atlas, todo un optimista en torno de la atracción del futbol para los inversionistas. Y, añade: “Creo que se han dado pasos, por ejemplo, con la inversión española del Atlético de Madrid en el San Luis”. Actualmente, si un empresario quiere adquirir una franquicia de la Liga MX, tiene que poner en la mesa, al menos, 10 mdd, pero puede aspirar a construir un negocio de un valor mucho mayor (en el último ranking de Forbes México, Chivas, el equipo más cotizado de México, tiene un valor superior a 300 mdd). Te puede interesar: Tener un equipo de futbol ya es rentable: Esteve Calzada

Alejandro Irarragorri. Foto: Fernando Luna Arce / Forbes México.

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Orlegi Deportes y Grupo Pachuca, que no manejan presupuestos como Cemex (Tigres), Femsa (Monterrey) o Televisa (América), han dado lecciones de cómo hacer negocio. ¿Cómo compites con gigantes trasnacionales? “Con un modelo de gestión, con disciplina, con orden en los gastos”, dice Irarragorri, presidente del Consejo de Administración de Orlegi. El modelo de gestión es una pieza fundamental. Por ejemplo, Tigres y Monterrey, pese a tener detrás grandes corporativos, desde hace al menos cinco años ya son independientes financieramente. No necesitan de inyección de capital de Cemex o Femsa. Planeación y creación de infraestructura para generar ingresos y valor a mediano plazo: ésas son algunas de las estrategias de Orlegi y Grupo Pachuca. La construcción del Territorio Santos Modelos es un ejemplo: tiene oficinas, restaurantes y gimnasio, que operan todos los días, además de los partidos y algunos conciertos. Lo mismo piensa realizar el Club León, con la construcción de su nuevo estadio. Uno de los grandes aciertos de Orlegui es la planeación, afirma Portilla, presidente del Atlas. “Por ejemplo, ahorita estamos haciendo un plan de negocios a cinco años. La idea es hacerlo rentable, autosuficiente [tomaron al equipo en números rojos]. Hay que ser muy responsables en los gastos, y austeros donde se tiene que ser”. Entre Santos, Tampico y Atlas, los activos de Orlegi suman 208 mdd. “Orlegi también tiene inversiones en otros sectores, pero quizá lo más importante es que ha sabido identificar el ADN dondequiera que llega, y es responsable a la hora de invertir. Eso, creo yo, ha permeado ya a otros clubes”, comenta Palma, director de Total Match.

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Él mismo responde cuáles son las nuevas oportunidades de negocio para los clubes del futbol mexicano: El principal atractivo está en Estados Unidos. “Tan sólo por el poder adquisitivo [que se tiene en ese país], ya es una gran opción”. Hace un año, José Luis Higuera, ceo del Club Chivas, comentó que, en un futuro, quizás a mediano plazo, los principales ingresos del equipo provendrán de ese país. “Son pocos los que están trabajando el mercado [estadounidense]: Xolos [lo hace] con San Diego; recientemente, América abrió una oficina en Estados Unidos; la Selección Mexicana ha empezado a monetizar más. Pero el resto [de los clubes] no tiene una política definida”, comenta el director de Total Match. Las instituciones también necesitan “mejorar para que los aficionados tengan buenas experiencias en los estadios; fortalecer las estrategias para los aficionados. No sólo [se trata de] ir al futbol [un encuentro deportivo]; ahora es [como] ir a ver todo un espectáculo”, señala Alejandro Flores, experto en negocios deportivos. Es hora de que la Liga MX piense en su expansión internacional. El modelo dominante en las ligas más poderosas es hacer negocios organizados como torneo, no como equipos individuales. LaLiga o la Premier League, por ejemplo, venden sus derechos de televisión en paquete, reparten recursos equitativamente. En México eso no ocurre. “¿Quién va a comprar, en el extranjero, los derechos de un equipo? Ellos [las firmas de distribución de contenidos] buscan ligas”, dice Irarragorri. ¿Veremos, a corto o mediano plazo, que la Liga MX se maneje como una empresa y vea por sus agremiados como un conjunto? “Ojalá… ojalá”, dice Irarragorri, más como un deseo que como una meta que esté a punto de alcanzarse.

 

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