Tomar buenas o malas decisiones es lo que determina la salud o la enfermedad de un sistema, y hay varios factores que influyen en ello como los supuestos, la calidad de la información y la capacidad de auto-corrección.

Cuando algo no sale bien puedo cuestionar esos tres momentos: ¿son correctos mis supuestos, son útiles? ¿es válida la información con la que tomo decisiones? ¿tengo mecanismos para poder verificar el resultado y ajustar mis supuestos o mi estrategia? 

¿Soy capaz de observar los supuestos que determinan mi modelo, de compararlos contra otros y liberarme, o soy ciego y soy su prisionero? Los supuestos son los cimientos del modelo mental del individuo o del sistema y es lo más determinante, lo más difícil de entender y lo más difícil de cambiar. Sólo una crisis puede cambiarlos. 

El nivel de consciencia del sistema o del individuo es un gran determinante de los supuestos subyacentes. Por ejemplo, si el sistema se encuentra en el nivel del temor, todo se filtrará conforme a ese nivel de consciencia. 

En el temor, el mundo es hostil e inseguro, soy una víctima, todos son mis enemigos, debo estar alerta todo el tiempo, debo dividir a mis enemigos, debo probar alianzas constantemente y medir mi popularidad.  No acepto crítica, exijo sumisión de los demás, intento controlarlo todo, no me interesa la verdad, me interesa mi verdad y ésta cambia conforme a mi estado de ánimo. 

No me responsabilizo. Ante un fracaso, busco justificaciones y culpables o, cuando menos, chivos expiatorios. No soy empático ante el sufrimiento ajeno, mi supervivencia es mucho más importante que eso. Los datos objetivos no me interesan, si no cuadran con mis pronósticos, los descarto, los manipulo o los entierro. Mi estrategia siempre es fortalecerme ante los demás y socavar a mis críticos. 

Hay básicamente dos niveles de consciencia que nos interesan: los del líder de la organización y los de la organización. 

Los sistemas políticos avanzados tienen un alto nivel de consciencia que pretende ubicarse en la aceptación, la razón y la compasión. Estos sistemas son capaces de neutralizar a un líder con un bajo nivel de consciencia o una inteligencia mediocre. También son capaces de neutralizar acciones de ciudadanos o grupos ciudadanos con un bajo nivel de consciencia: temor, deseo, ira u orgullo. Los sistemas débiles, por el contrario, son más vulnerables al nivel de consciencia del líder en turno o a la emergencia de grupos con un bajo nivel de consciencia. 

El populismo es un movimiento que hace resonancia con el temor, el deseo y la ira de la población y, en lugar de neutralizarlos, los enarbola para tomar el liderazgo.

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Una vez ahí, intenta destruir los mecanismos de auto-corrección del sistema: prensa libre, derecho a la crítica, sistema judicial, pluralidad en el legislativo, pluralidad y libertad en el gabinete, procesos electorales, instituciones de defensa del individuo, procuración de justicia, derecho a un debido proceso, libre flujo de la información y el resto de instituciones y procesos que limitan al líder y protegen al individuo y al propio sistema. 

Es claro que el mundo actual vive un profundo proceso de cambio en ecología, economía, comunicación e información que está trastocando a los sistemas políticos y sociales. Es un momento en que se ponen a prueba los supuestos, la información y los mecanismos de auto-corrección de los sistemas. 

Desafortunadamente para el mundo, aún no hemos observado la emergencia de líderes con un alto nivel de consciencia que puedan cambiar los sistemas hacia lo mejor y neutralizar la ira y el temor de las masas. Lo que observamos en este momento son líderes que se aprovechan y encauzan la ira para sus propios fines. Los populistas hoy son el pan de cada día y se dedican a destruir, dividir y a perpetuarse mediante la fuerza.  

Esa es la tendencia, pero en un sistema complejo siempre emergen contra-tendencias y generalmente brotan de abajo-hacia arriba, de manera aleatoria, espontánea y en cualquier momento pueden hacerse virales y convertirse en un nuevo atractor, en un nuevo centro de gravedad que tenga un mejor nivel de consciencia. 

Para que ello suceda; sin embargo, tienen que mantenerse los mínimos de libertad en el sistema, por ello es importante que en México y en el mundo podamos seguir expresándonos y actuando con libertad; de otra manera, se elimina la posibilidad de la auto-corrección. 

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