Por Máximo Santos*

Que el centro de gravedad de la economía mundial se está desplazando hacia el continente asiático es un hecho innegable. El continente ha venido creciendo de forma espectacular en estos últimos lustros y todos los indicadores señalan que esta tendencia se mantendrá inalterada en las próximas décadas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la región se enfrenta a diversas incertidumbres y riesgos políticos de primer nivel. Al mismo tiempo, existen diferencias sustanciales entre unos países asiáticos y otros, por lo que en realidad no se puede hablar de Asia como una unidad económica compacta.

En septiembre del año 2019 la consultora Mckinsey Global Institute publicó un informe al respecto en el que analizaba de forma muy exhaustiva el ascenso económico de Asia y en el que se señalaban varios aspectos muy interesantes. Por ejemplo, se indicaba que Asia venía a representar el 32% del PIB mundial en términos de paridad adquisitivo en el año 2000 y que dicha participación se incrementó hasta el 42% en el año 2017. Según dicho informe se estimaba que en el año 2040 esa cifra alcanzaría el 52%.

El ascenso imparable de Asía supone que otras áreas geográficas, como son los casos de Europa o América del Norte, están viendo como su peso relativo en la economía mundial no para de decrecer y es que si se analiza el PIB mundial en términos de poder adquisitivo se observa como Europa ha visto disminuir su participación del 26 al 22% entre los años 2000 y 2017, mientras que América del Norte ha visto como su contribución se reduce del 25 al 18% en ese mismo espacio temporal. Si se analizaran otras variables como, por ejemplo, el consumo también observamos como el aumento del peso relativo de Asia en el mundo no ha parado de crecer en los últimos lustros. Así, el consumo que representaba el 23% del total mundial en el año 2000, ascendió al 28% en el año 2019 y se estima que en el 2040 su consumo representará casi el 40% del total en el mundo.

En el citado informe se señala que una característica destacable en este despegue económico es, sin duda, el hecho de que la región está viviendo un proceso de integración regional muy importante. Este hito se corrobora con un dato incontestable y es que alrededor del 60% del comercio total de bienes de los países asiáticos ocurre entre países de la región. Otro dato que resulta revelador es que los flujos de inversión entre los países asiáticos no paran de aumentar y así el informe estima que el 70% de la financiación de las startups del continente proviene de fondos regionales. Así, mientras en otras áreas del planeta se está apostando por el proteccionismo y la fragmentación, en la región más dinámica del planeta se está apostando decididamente por la integración regional.

A pesar de que el continente haya experimentado un importante crecimiento económico en los últimos tiempos esto no quiere decir que Asia no se esté enfrentando a retos muy importantes. Entre estos podemos citar al importante peso que tiene la pobreza en muchas capas de la población o a los enormes problemas medioambientales que hacen que, por ejemplo, la India cuente con 14 de las 15 ciudades del planeta más contaminadas del mundo según señala la OMS o que la región afronte importantes tensiones geopolíticas como pueden ser la de la península de Corea o la de las ambiciones expansionistas de China en el mar de la China meridional. 

Además, las diferencias económicas entre los países asiáticos son enormes y es que, según el informe que publica Mckinsey, la renta per cápita en el continente varía entre los 57.000 euros con los que cuenta Singapur a los 900 dólares que tiene Nepal. A todo esto, tenemos que señalar que Asia cuenta con una población aproximada de 4.570 millones de habitantes distribuida en los 48 países que conforman el continente y ello viene a suponer aproximadamente el 60% de una población mundial que se estima en unos 7.500 millones de personas.

De todo esto México debe extraer varias conclusiones. De entre todas ellas destacaría dos: en primer lugar, que México debe realizar mayores esfuerzos en la potenciación de sus relaciones comerciales con Asia, centrándose especialmente en aquellas económicas más dinámicas y con mayor potencial comercial. Entre estas habría que destacar los casos de China, Japón, Corea del Sur, India e Indonesia y en un segundo nivel Filipinas, Malasia, Camboya y Vietnam. En segundo lugar, que lograr una mayor integración económica regional es positivo para el crecimiento económico. En este sentido, Centroamérica debería ser la puerta de entrada para aquellos emprendedores que deseen expandir sus ventas más allá del mercado local mexicano, debido a que además de contar con un idioma común, sus regulaciones son en cierta forma similares a las de México.

 

Contacto:

LinkedIn: Máximo Santos Miranda Ph.D.

 

*El autor es Doctor en Economía y experto en temas de banca, finanzas y hacienda.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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