En 2019, se realizaron diversas elecciones en los países de América Latina, lo que, en el contexto de los resultados de las elecciones en Brasil y México, donde resultaron ganadores Bolsonaro y López Obrador, representan cambios que, modifican la correlación de fuerza en la región, lo que ya se observó en las discusiones generadas en la OEA en torno a Venezuela en diversos momentos de 2018 y 2019. 

Las elecciones de los domingos 20 y del 27 de octubre, son relevantes porque sus resultados expresan los límites de la política en América Latina donde, por un lado, hay un intento de perpetuación en el poder por parte de Evo Morales, quien en su pretendido cuarto periodo, enfrenta fuertes divisiones entre los grupos que le apoyaban, mientras que, por el otro, las y los electores argentinos optaron por el regreso del peronismo ante los impactos económicos generados por las políticas de ajuste del gobierno de Macri. 

Por su lado, en el Uruguay, el gobernante Frente Amplio no logró la mayoría absoluta e irá a una segunda vuelta. En estas elecciones, el partido gobernante perdió posiciones en ambas cámaras en el congreso, mientras que sus opositores más relevantes, han dicho que se aliarán al candidato del Partido Nacional, poniendo en peligro la continuidad de la izquierda en dicho país. 

La reconfiguración de las fuerzas políticas en América Latina es común debido al dinamismo de la competencia al interior de los países, así como por los diseños constitucionales y diversidad social que determinan la pluralidad que se refleja en el contexto político. En ciertos momentos, han coincidido la existencia de autoritarismos, pero también de esquemas democráticos, como ahora, con corrientes que se enmarcan en la pugna izquierda-derecha, aunque, en la forma y como ejemplo, la izquierda venezolana no es la misma que la argentina, o viceversa, aunque compartan intereses que parecen comunes. 

En ese contexto, es donde se desarrolla la reconfiguración a partir de las elecciones del domingo y la búsqueda de aliados y el rompimiento con los anteriores. La presencia de Bolsonaro en Brasil, marca un polo de argumentación política, que encuentra su referente en el “izquierdismo” de López Obrador. Sin que este último haya mostrado sus referentes de izquierda, ni la defensa de los símbolos de dicha posición política.

Sin embargo, ante la condición autoritaria de Bolivia y Venezuela, la recomposición en Perú, así como el conflicto generado en Chile, López Obrador se convierte en la figura promisoria para algunos sectores de la izquierda en la región. Ante ello, se abren espacios de oportunidad para un presidente que ha preferido, como buen realista, la política doméstica como guía de la política exterior, al estilo de Trump, desdeñando los foros internacionales que, casi, cualquier otro actor político buscaría. 

La visita del presidente electo Fernández, buscaba despresurizar el ambiente de su elección, al mismo tiempo que abre puentes de afianzamiento con líderes de la región, para poder avanzar hacia un replanteamiento de la estrategia económica de Argentina, mismo que encuentra en México un aliado para presentarse ante organismos internacionales, en un contexto de desprestigio de sus liderazgos políticos. Si Argentina voltea a ver a México como opción, es porque las estructuras económicas y políticas sudamericanas no alcanzan para empujar a ese país fuera de la crisis que ha mantenido en los últimos años, generada precisamente por los antecesores del gobierno de Macri. 

La relación comercial es superavitaria para México, pues se han inyectado recursos y se mantiene una balanza comercial que favorece a este país en varios millones de dólares, siendo el tercer socio comercial para Argentina. Es por eso que Fernández busca ampliar la inversión mexicana, para obtener beneficios en el desarrollo de sectores como el turismo y los alimentos, que puedan incrementar el dinamismo de su economía. Para México implicarían beneficios equiparables, pero no necesariamente para el presidente López Obrador que, es posible, no encuentre utilidad política de corto plazo, en dicha relación.

 

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