Por Santiago F. Arroyo S.*

Sin duda alguna, muchos de nosotros hemos disfrutado pasar el rato o matar el tiempo con comics y películas de superhéroes, siendo dichas historias donde encontramos paralelismos con sucesos históricos o personajes de la vida pública de alrededor del orbe; al tiempo que, nos traen consigo además de entretenimiento, mensajes o enseñanzas para la vida diaria, ¡vaya!, estas muestras de literatura y de la cultura pop, sin lugar a cuestionamientos nos sirven para poder traducir problemas complejos del día a día.

Es por eso que, al observar con detenimiento en días pasados la película de Disney, estrenada en 2016, “Capitán América: Civil War”, me es imposible encontrar ciertos paralelismos con lo que se vive hoy día con el sector energético, inclusive con el desenlace de la historia; por lo que, vamos a contextualizar un poco de que trata la cinta, para los no inducidos en el mundo del cine “palomero”.

La historia trata de cuando un personaje siniestro, llamado Zemo, quien lleva años promoviendo y preparando su venganza en contra de una institución global llamada “Avengers”, que es de reciente creación y tiene como objetivo principal proteger a la humanidad de peligros globales; para ello, Zemo hace uso del pasado del Capitán América, específicamente de un amigo de éste, Bucky Barnes (Winter Soldier), quien básicamente apela al pasado del Capitán América para debilitar la institución a la que pertenece (Avengers), lo cual crea un antagonismo con Tony Stark (Iron Man), dividiendo así en dos grupos, uno que pretende vivir del pasado para lograr el cometido de venganza y restablecimiento de un antiguo orden, y otro grupo, que busca que prevalezcan las libertades y el organismo de los “Avengers”, para que sea una herramienta destinada a proteger la humanidad de amenazas en el futuro, preservando la libertad y paz entre las naciones. En el transcurso de la trama, ambos grupos pertenecientes a la organización “Avengers” se enfrentan con violencia, para que al final de la contienda, descubran que fueron engañados y manipulados por Zemo, a quien finalmente derrotan, no sin antes crear en la humanidad y las naciones, un sentimiento de desconfianza hacia la organización y sus integrantes.

En este sentido, podemos observar que dentro del sector energético existen indudables paralelismos a la historia que representa la taquillera cinta, vemos por un lado al Presidente Andrés López Obrador, quien después de una larga campaña de desprestigio hacia sus contrincantes, gana la presidencia poniendo en duda desde el día uno de su gestión a la Reforma Energética, debilitando al sector, al inducir a la Comisión Reguladora de Energía en una actitud contraria al orden legal y confrontándola con el mercado, sus participantes y los consumidores; negando a través de la CRE, la competencia entre participantes del mercado, estableciendo con la Secretaría de Energía una serie de políticas que son ejecutadas al pie de la letra por parte de la CRE, Petroleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad y los controladores de energía y gas del sector, con la finalidad de retroceder al pasado monopólico del sector, así como a un retorno a medios de generación que eran punta de lanza tecnológica a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, minando así el posicionamiento global de México como líder de la innovación energética y tecnológica, al tiempo que, niega a los consumidores mexicanos tener la libertad de elegir los energéticos que más le convengan a sus bolsillos y al medio ambiente.

Entre tanto, surge dentro de esta contienda un órgano constitucional autónomo que vendrá a tomar un papel preponderante para la preservación del marco legal y los beneficios de éste mismo, la Comisión Federal de Competencia Económica, misma que usa sus facultades que la propia constitución y las leyes le confieren, pone en el tablero de este juego, una serie de herramientas legales que el resto de los integrantes de la historia deberán utilizar diligentemente. A diferencia de la película, la contienda aún no ha cesado, siguen las controversias entre el titular del Gobierno Federal, sus dependencias y Empresas Productivas contra el resto, que básicamente se trata de México entero y su andamiaje legal en la industria energética, no sin antes, continuar con la campaña de desprestigio político sobre la institución de la Reforma Energética, que poco a poco se va minando la credibilidad de su eficacia, conforme transcurre esta “Civil War”, al estilo “energético mexicano”.

Bueno, ahora que tenemos definido el contexto y el paralelismo ya mencionado, esta comparación viene a colación de la opinión técnica que tuviera a bien emitir, a inicios de julio, la Comisión Federal de Competencia Económica sobre el mercado de los petrolíferos (gasolinas, diésel y otros combustibles líquidos), en donde se aprecia que existe un desequilibrio sumamente marcado en el mercado de las “gasolinas”.

La COFECE detalla en su documento que, contrario al discurso del presidente y la titular de la Secretaría de Energía relacionado con un supuesto debilitamiento de las empresas productivas del Estado (PEMEX y CFE) derivado de la Reforma Energética, aunado a la retórica sobre un andamiaje regulatorio que las coloca en un estado de indefensión contra el resto de participantes, la COFECE menciona específicamente  que PEMEX aún cuenta con poco más del 80% de la comercialización y distribución de los petrolíferos del país, cosa que no es menor ni se puede traducir en alguna clase de desbalance de mercado que perjudique sustancialmente a la EPE, ¡al contrario!

Asimismo, la COFECE hace patente que la CRE ha limitado su relevancia como regulador en este segmento, es decir, que su labor regulatoria ha sido nula y que, además de ello, los procesos de obtención de permisos han sido vulnerados, al igual que los procesos de “cambio de bandera” de las gasolineras, lo que trae como consecuencia, condiciones favorables para que el actor predominante del mercado, que lo es PEMEX, tenga posibilidades de “comer porciones más grandes del pastel”, como si un 80% del mercado no fuera suficiente. Siendo así que los demás participantes del mercado tengan una participación de este, bajo un claro esquema de asimetría y desventaja contra la empresa gubernamental.

No obstante, el tema de moda en este momento dentro del segmento de los petrolíferos también es tocante, las Políticas de Almacenamiento Mínimo de Petrolíferos; las cuales en su origen, así como en las últimas modificaciones a éstas en diciembre de 2019, establecen una flexibilidad tanto para PEMEX como para las empresas privadas dedicadas a esta actividad, sin embargo, la COFECE remarca el hecho de que la CRE ha sido omisa en el detallado de la RES/899/2015, así como las regulaciones adicionales a esta para dotar de reglas claras y precisas a los participantes del mercado de importación, comercialización y distribución de petrolíferos, generándose de nueva cuenta, un entorno de riesgo en la continuidad de las inversiones y permisos de estos rubros de gran importancia. Siendo así, que la CRE continúa aplicando las directrices de SENER destinadas al debilitamiento de las importaciones de combustibles por parte de las empresas privadas, que en su momento el presidente señaló en medios nacionales.[1] Dado que, en caso de no cumplir con esta disposición, las empresas sujetas a este cumplimiento podrán perder sus permisos y por ende, perder sus inversiones en el país.

Es en este sentido, la COFECE nos deja un enorme precedente legal para que los distintos jugadores de la industria que se vean afectados o en riesgo, derivado de esta contienda al estilo de la película mencionada, se usado para continuar en la defensa de las inversiones y el mercado abierto de combustibles, sin pasar por alto, que estos jugadores del sector también están propiciando de forma indirecta una pugna por mantener a los consumidores en una situación de libertar de elegir que combustible y de que marca usar, esa elección que ahora vemos muy cotidiana sobre el ¿Qué gasolina me rinde más?, ¿Qué marca me vende litros completos?, ¿Qué marca de gasolinera me atiende mejor?, si no existe esa interacción, dicha libertad y cotidianidad pasará a ser historia.

De igual forma y regresando un poco al tema del almacenamiento y las regulaciones necesarias para éste, el documento de la COFECE no solo nos plantea un precedente de suma importancia para que los permisionarios de importación, comercialización y distribución, exijan a la CRE el detallado de todo el resto de regulación que es necesario para dotarles de seguridad en este importante rubro, sino que nos abre la puerta a la posibilidad de llevar a cabo los procesos que indican los puntos 39.2 y 50 de la resolución RES/899/2015, mismos que requieren la existencia probada de un desbalance del mercado y la opinión técnica de la COFECE nos lo concede; esto para evitar subir a las empresas en la “moda de los amparos”, los cuales, además de costosos, no son la vía inmediata y correcta para pedir reglas claras en el mercado.

Vaya, finalmente se observa con claridad que la Reforma Energética se está usando de manera formidable por ambos grupos (que en sí, estamos en el “mismo barco”), siendo que la iniciativa privada usar de manera sumamente diligente su principio legal de “petición de parte” que la estructura legal confiere, para así continuar escribiendo esta historia cinematográfica que aún no termina y que su final se antoja lejano. Es de esta manera y a modo de conclusión que, existe una dualidad entre la realidad del sector energético y la ficción cinematográfica, que coloca a los participantes del mercado como protagonistas innegables de una historia que aún no tiene fin y que en medio de todo esto, se desarrolla el futuro del desarrollo económico del país.


[1] “AMLO llama a cuentas a empresas con permisos para importar gasolina”, Forbes, 14 de enero de 2019. https://www.forbes.com.mx/amlo-llama-a-cuentas-a-empresas-con-permisos-para-importar-gasolina/

Contacto:

Santiago F. Arroyo S., director general de la Consultora Ursus Energy.*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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