“Más que las ideas, a los hombres los separan los intereses”. Alexis de Tocqueville

Dentro de una empresa familiar pueden existir distintos puntos de vista sobre su administración, el uso de utilidades, las participaciones de cada colaborador familiar o la forma de integrar nuevos emprendimientos. Las organizaciones que creen que estas diferencias no pueden producir un conflicto, confían ciegamente en que un integrante de la familia no puede ir en contra de su propia empresa. La sabiduría contenida en la siguiente fábula de Esopo puede ayudarnos a ver con más claridad una situación de este tipo.

Érase una vez una zorra que había perdido su cola cuando quedó atrapada en una trampa. Su condición la entristecía y pensó la manera de verse menos afectada. Reunió entonces a todas las zorras del bosque y les dijo: “Hermanas, estoy convencida de que la cola es una parte inútil de nuestro cuerpo, un estorbo. Estoy segura de que todas ustedes se sentirán mejor si también cortan la suya”. Entonces, una zorra que entendió lo que pasaba le respondió: “Sin duda, este consejo no es tanto para nuestro beneficio como para el tuyo”.

El propio interés puede llevar a perder la perspectiva del beneficio común. Dentro de una empresa familiar, los líderes deben actuar con inteligencia para saber manejar esos intereses y evitar que los conflictos puedan poner en peligro el patrimonio familiar. A continuación, quiero compartir algunos aspectos importantes sobre el tema que he aprendido durante mi trayectoria como asesor profesional.

¿Qué puede causar un conflicto de interés en tu empresa?

Los conflictos de interés surgen cuando uno de los colaboradores familiares intenta sacar provecho del patrimonio familiar. Se presenta comúnmente cuando se crean nuevos negocios en la familia y no hay claridad en la relación que pueda establecerse entre las entidades, ya sea como competencia, como un proveedor privilegiado, por la compartición de activos, etc. También puede presentarse cuando los sueldos y responsabilidades de los familiares se establecen de manera arbitraria o cualquier otra situación donde la administración y gestión de la compañía pueda generar malentendidos. Si no hay un trabajo de liderazgo, esta falta de acuerdos producirá la división de la familia y la organización, situación que en muchos casos puede llegar incluso a pleitos legales que pondrían en entredicho el patrimonio familiar y la perdida de la armonía de la familia y la tranquilidad personal.

“Los líderes familiares deben actuar con inteligencia para saber manejar los conflictos de interés y evitar que puedan poner en peligro el patrimonio familiar”.

Comunicando los intereses corporativos y personales

Los intereses personales siempre van a existir, la diferencia en una organización exitosa es la forma en que estos se manejan. La comunicación es una de las claves en la gestión de este tipo de conflictos. Primero, es necesario que todos los accionistas y colaboradores familiares tengan bien claros los objetivos, misión y visión de la empresa; en segundo lugar, deben generarse los espacios para que se expresen los distintos puntos de vista e intereses de todos. Permitir expresar los distintos puntos de vista será la vía para lograr acuerdos efectivos.

Creando una cultura de la prevención de conflictos

Una organización debe generar distintas estrategias para evitar los conflictos de interés. Los acuerdos alcanzados deben plasmarse en el protocolo familiar, el cual será la referencia por seguir en caso de existir algo donde falte claridad. Además, debe buscarse una continua formación acerca de la administración de la propiedad, transmitiendo a accionistas, colaboradores, líderes y cualquier integrante de la familia que el patrimonio es algo que se ha logrado con el esfuerzo y que debe administrarse y cuidarse para futuras generaciones.

La inteligencia, la mediación, la búsqueda de asesoría ayudarán a que un líder familiar responsable pueda poner manos a la obra para evitar que los conflictos de interés representen un peligro para su compañía. “Siempre que estés en conflicto con alguien, hay un factor que puede marcar la diferencia entre dañar la relación y fortalecerla. Ese factor es la actitud”. William James

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