DW.- El pasado 8 de agosto, una explosión le quitó la vida a cinco científicos y dos soldados en una base militar cercana a Severodvinsk, una ciudad situada en el noroeste Rusia, a 35 kilómetros de Arcángel, capital del óblast homónimo. Dado el secretismo de las Fuerzas Armadas locales, el resto del mundo ha tardado en confirmar las causas del estallido. Expertos del Centro James Martin para la No-Proliferación de Armas de Destrucción Masiva (CNS), adscrito al Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, en Monterey, California, sostienen que el suceso puede haber sido ocasionado por la prueba fallida de un misil de crucero del tipo Burevestnik. TAMBIÉN LEE: Chernobyl 2019: Noruega detecta yodo radiactivo en frontera con Rusia tras explosión Ellos fueron los primeros, fuera de Rusia, en detectar altos niveles de radiación en Arcángel tras la explosión. La primera vez que se habló del misil de crucero 9M730 Burevestnik, dotado con ojivas nucleares y de alcance presuntamente ilimitado, fue el 1 de marzo de 2018, cuando el presidente de Rusia presentó las nuevas armas estratégicas del gigante euroasiático durante su discurso sobre el estado de la nación. Después del estallido, Vladimir Putin no ha dicho nada sobre ese cohete. Según la Agencia Federal para la Energía Atómica, la explosión ocurrió cuando un propulsor de cohete a base de combustible líquido era sometido a prueba.

Nuevas pistas

Esa instancia atizó la curiosidad internacional cuando habló de “isótopos”, la mayoría de los cuales son radiactivos. Medios estatales rusos hicieron alusión a un ensayo con un generador de radioisótopos termoeléctrico –también conocido como batería de tritio o batería atómica–, pero los especialistas de Monterey arguyen que un accidente con un sistema de esa naturaleza habría liberado mucho menos radioactividad. A sus ojos, la energía liberada apunta a que la explosión de Arcángel fue causada por un error en la activación de un misil de crucero. Anne Pellegrino, del CNS, describe uno de los indicios más fuertes.

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La investigadora señala que el sitio de pruebas de Nyonoksa –una zona rural del óblast de Arjánguelsk– se hallaba en un estado muy precario hasta 2018, cuando fue modernizada y que su remozamiento implicó la construcción de contenedores a prueba de radiaciones en sus linderos. Pellegrino subraya que ese tipo de edificaciones ya habían sido avistadas en otras bases de ensayos de misiles Burevestnik: en el Cosmódromo de Kapustin Yar, ubicado en Známensk, oblást de Astracán, y en la plataforma de lanzamiento de Nueva Zembla. Después de las pruebas en Nueva Zembla, “los militares empacaron sus cosas y se fueron”, dice Pellegrino.

El rastro de los residuos

“Les perdimos la pista por completo”, admite la científica, aludiendo a los organizadores de los ensayos rusos con los cohetes Burevestnik. Sin embargo, al analizar capturas fotográficas satelitales de Nyonoksa más adelante, el CNS reconoció de inmediato las instalaciones que habían sido erigidas allí: era la infraestructura necesaria para probar misiles Burevestnik. “Después nos percatamos de que los cohetes podían estar siendo lanzados desde una plataforma flotante cerca de la costa y no desde tierra”, acota Pellegrino. El exoficial de la Marina rusa Alexander Nikitin le dijo a DW que la base militar estaba en un segmento del mar Blanco. “En esas aguas hay plataformas flotantes donde es posible hacer todo tipo de pruebas”, asegura Nikitin, experto en seguridad nuclear actualmente empleado por la organización noruega Fundación Medioambiental Bellona. Los investigadores del CNS descubrieron además que el buque “Serebrjanka”, perteneciente a la Agencia Federal para la Energía Atómica (ROSATOM) y encargado de la recolección de desechos radioactivos, se encontraba en las inmediaciones de la base de Nyonoksa. “Ese barco también recogió los residuos que quedaron de las pruebas efectuadas frente a las costas de Nueva Zembla”, subraya Pellegrino. A su juicio, los preparativos para los ensayos más recientes pueden haber durado un año y que la presencia del barco “Serebrjanka” cerca del lugar de las pruebas es una señal de que las Fuerzas Armadas rusas la creían necesaria. Hasta ahora, el rompecabezas que Pellegrino y sus colegas están armando da por factible que el estallido de Arcángel es atribuible a un “mini-reactor” nuclear como los que están siendo empotrados en los misiles de crucero Burevestnik. Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:  

 

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