Notimex.- Los habitantes de las ciudades mexicanas pagan altos costos por la falta de mejores servicios de transporte público, eso se traduce tanto en horas perdidas al año como en el costo monetario total que es de hasta 94,000 millones pesos (mdp) anuales. De acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), las oportunidades perdidas de ingreso para los usuarios del transporte público representan 69,000 mdp al año, mientras que para los que utilizan automóvil la cifra es de 25,000 mdp anuales. Por culpa de las congestiones vehiculares, cada persona pierde en promedio poco más de 2,300 pesos al año, según el análisis. En total, la congestión en 32 zonas urbanas de México analizadas cuesta 94,000 millones de pesos al año, el equivalente a tres veces la inversión proyectada para la Ciudad de México en transporte público de 2018 a 2024, siendo la Zona Metropolitana del Valle de México, Monterrey, Guadalajara y Puebla las que reportan mayor costo en congestión vehicular. Cada persona pierde en promedio 100 horas adicionales en sus traslados al año, los usuarios del transporte público pierden 118 horas, mientras que quienes usan automóvil pierden 71 horas. En México, la mayoría de la población usa transporte público o camina, no obstante, los gobiernos solo destinan 1.2% del presupuesto asignado a movilidad para este tipo de servicio. El estudio “El costo de la congestión: vida y recursos perdidos”, realizado por el Imco y SinTráfico, analiza el impacto social y económico de la congestión vehicular en las 32 zonas urbanas de mayor actividad económica del país. El ejercicio se realizó a partir de los patrones de traslado de las personas y el comparativo del nivel de congestión de las ciudades entre transporte público y automóvil, para considerar las horas perdidas al año y el costo monetario total que genera la congestión vehicular. Las propuestas para revertir esta situación son invertir en transporte público seguro, eficiente y limpio conforme a la proporción de usuarios, así como en infraestructura para movilidad no motorizada. Además de hacer que el transporte público sea financieramente sostenible, invertir en protocolos de medición y reportes a los ciudadanos acerca de los resultados de los sistemas de movilidad para medir los avances de los proyectos y políticas, fomentar la evolución hacia las ciudades inteligentes con sistemas centralizados de información que ayuden a los usuarios a tomar decisiones multimodales para sus traslados. Asimismo, desincentivar el uso del automóvil a través de impuestos verdes, eficientar el uso del espacio público, fomentar el crecimiento urbano compacto, promover la construcción de vivienda social en zonas centrales y permitir la operación regulada de iniciativas de movilidad como servicio. Lee también: Para impulsar la infraestructura es esencial combatir la corrupción, aseguran expertos

 

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