Fundado por Jean-Jacques Mayer, el Beau-Rivage Genève ha conservado intacto el carácter auténtico con el que nació, hace 154 años, y que lo convirtió en un lugar mítico, donde los líderes mundiales han dejado su huella. Se dice que Eleanor Roosevelt lo eligió para reflexionar en silencio y redactar uno de sus legados más importantes: la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”. Ello, gracias a la discreción y hospitalidad cálida que caracteriza al proverbial hotel, que también alojó al músico, poeta y teórico alemán del Romanticismo, Richard Wagner. El salón guarda anécdotas del papel de Ginebra como anfitrión de países e instituciones del mundo, y aún hay ecos de las emociones vividas cuando Sotheby’s subastó la colección de joyas de la duquesa de Windsor. Además de honrar su pasado, Beau-Rivage Genève ha logrado dominar la armonía entre el ambiente clásico y las atmósferas modernas.

El Beau-Rivage Genève es uno de los hoteles más exclusivos del menú de The Leading Hotels of the World. Foto. Tavares Gomes.

The Celestial Floors es un ejemplo de esa premisa. El concepto, presentado en años recientes, ofrece 17 lujosas habitaciones y suites, que incluyen una serie de dúplex con una superficie habitable de más de 500 m2, así como impresionantes panorámicas del Lago de Ginebra y el Mont Blanc. El aire vibrante del presente y la perspectiva futura de la familia Mayer permea en la terraza, situada en la azotea, frente a la icónica fuente Jet d’Eau y los restaurantes de alta cocina que acoge el inmueble.

PASIÓN AL GUSTO

Fred Mayer, miembro de la tercera generación en la historia de Beau-Rivage Genève, epicúreo y visionario experimentado, estaba convencido de que la gastronomía era un gran activo en la hospitalidad de lujo. En 1967, nació Le Chat-Botté, el primer restaurante del Beau-Rivage Genève abierto al público, y su orgullo personal.
Dominique Gauthier

COCINA MEMORABLE… La gastronomía es uno de los atributos más apreciados del hotel. Chefs poseedores de estrellas Michelin han comandado la cocina de Le Chat-Botté, el primer restaurante del Beau-Rivage. Foto. @diegolapasini

Renombradas personalidades han llevado las riendas de este recinto culinario: los chefs con estrellas Michelin Lucien Leheu y Louis Outhier, seguidos por Richard Cressac, quien cedió la estafeta, en 2001, al chef Dominique Gauthier, quien formaba parte de la brigada de cocina desde 1996. Gauthier refleja su pasión por los productos finos de temporada, que desarrolla a través de su enfoque manual, trabajando con artesanos locales y apoyando el terruño. La alquimia perfecta de cada una de sus recetas es reconocible al instante. El huésped puede descubrir esa magia tras bambalinas, si reserva la experiencia “At the Chef’s Table!”.
Beau-Rivage Geneva - Le Chat-Botté

El servicio impecable y elegante, discreto y atento, presta especial atención a perpetuar los ancestrales estándares de experiencia hotelera. Foto. Tavares Gomes.

CITA INVERNAL

Ya sea como una parada en el camino a las montañas o como una escapada sofisticada a la ciudad europea, Ginebra cobra vida en invierno, con magníficas luces y decoraciones. El alma innovadora del Beau-Rivage Genève ha inspirado La Terrasse Alpine, un restaurante pop-up que evoca las sensaciones que producen estar en la cima de un pico nevado. Acogedoras góndolas de esquí, con capacidad para cuatro personas, amueblan la pintoresca terraza, para disfrutar de fondues gourmet producidos localmente, junto con vinos de la histórica bodega del hotel, con las cosechas más raras y prestigiosas de la región. Imprescindible, concluir la temporada invernal alojado en este hotel legendario. También te puede interesar: La Mamounia alista nuevas experiencias en Marruecos

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