Los espacios del hogar pueden convertirse en composiciones armoniosas al incorporar objetos que cuentan historias y tienen alma. Sí, el alma de quienes los imaginan, los trazan y los transforman en algo tangible, capaz de producir felicidad, emociones. Esa convicción transmite Diego Olivero, quien desde muy joven descubrió en el diseño y la arquitectura un par de herramientas eficaces para contribuir al bienestar individual y colectivo.

“Creo que todos tenemos la fuerza para generar el cambio que queremos en nuestras sociedades y eso empieza con nosotros mismos. Entonces mi filosofía de vida siempre ha sido esa: si se puede ayudar a otras personas hay que hacerlo con lo que uno más disfruta, y a mí una de las cosas que más me apasionan es el diseño”, sostiene durante una entrevista con Forbes Life.

Diego recibió su BA con honores en Diseño Industrial en The Art Institute of Fort Lauderdale (Florida), y ha trazado una carrera multidisciplinaria basada en proyectos de creatividad, artesanía e impacto social. Su entusiasmo por objetos hechos a mano lo impulsó a cofinanciar Meso Goods, una empresa social que actualmente trabaja con más de 550 familias de artesanos en Guatemala, Perú, Haití, Honduras y México.

Al tocar el tema, la voz de Diego adquiere volumen; él recuerda que hace 10 años conoció a Luis Poncio, maestro tejedor de Momostenango, con quien la organización inició el rescate y la preservación de las técnicas ancestrales.

“Trabajamos en estrecha colaboración con Luis desde 2013 y hemos creado una conexión increíble con él y su familia, trayendo prosperidad económica a través del diseño y la producción de colecciones de alfombras y otros productos de lana. Es grato ver cómo ha crecido. Hoy trabaja colectivamente con más de 40 artesanos de su comunidad, emblemática en Guatemala”, afirma el artista.

MESO GOODS: Distribuye productos en más de 20 países, generando desarrollo económico sustentable para familias artesanas

El aislamiento derivado de la pandemia impuso nuevos desafíos a Diego y a todas las personas inmersas en sus proyectos sociales. Sin embargo, el sincero compromiso de mantener el flujo de recursos a favor de las familias de artesanos lo ha inspirado a redoblar sus esfuerzos para seguir innovando.

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“Generamos una producción de cubrebocas que se distribuyó en Estados Unidos. Ahora, estamos por sacar varias líneas de productos. En especial, una colección que será lanzada en enero de 2021 que muestra el talento de artesanos en Oaxaca, Chiapas, San Miguel de Allende y Guadalajara, en México”, detalla Diego.

diseño
Foto. Cortesía Diego Olivero.

Opina que la humanidad atraviesa el momento oportuno para revalorar los objetos del hogar, entenderlos como testimonios vivos de identidad y piezas esenciales para la sostenibilidad de comunidades enteras.

El conocimiento y estudio de los materiales han llevado a Diego a ampliar su rango de trabajo y enfocarlo en técnicas mixtas para el desarrollo de sus productos, interiores e instalaciones. Las posibilidades, confía, son vastas; tanto como aquellos colores, aromas y riqueza natural de su país que lleva en el corazón y son parte vital de su inspiración.

Artículo originalmente publicado en la edición print de Forbes Centroamérica. Septiembre 2020.

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