Hacienda Peña Pobre abrió sus puertas en el 201o. Desde entonces, nos dice Doménica, se ha dado a la tarea de perfeccionar su servicio. “Es un hotel boutique enfocado a altos ejecutivos. Logramos establecer un importante vínculo con nuestros huéspedes con el objetivo responder con exactitud a sus requerimientos. Hacemos todo lo posible por hacerlos pasar momentos únicos”.
Ese carácter ecléctico de Hacienda Peña Pobre atrajo la atención de la prestigiada plataforma Small Luxury Hotels of the World. La cual, tras realizar una evaluación incógnita, otorgó el distintivo a la propiedad hace dos años. En la Ciudad de México solo existen cuatro propiedades que ostentan la placa que avala la excelencia y peculiaridad de hoteles boutique.
La unión perfecta
El exclusivo alojamiento con 18 habitaciones se ubica en los terrenos de lo que solía ser una hacienda en el siglo XVII, propiedad del hijo de Hernán Cortés. Las legendarias estructuras usadas para los molinos de trigo, más tarde serían parte de las “Fábricas de papel de Loreto y Peña Pobre”. Después del cierre definitivo de la fábrica en 1985, la propiedad se mantuvo en el olvido hasta que un hombre de negocios la compró como regalo para su esposa. Las memorias y frases inspiradas en esa historia de amor, se encuentran plasmadas en los muros de las escaleras principales.
La conjunción entre diseño contemporáneo, arquitectura y vestigios que remiten sutilmente al pasado, hace de Hacienda Peña Pobre una opción para escapar del bullicio urbano; para disfrutar de un espacio íntimo a escasa distancia del Bosque de Tlalpan.
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